Desde que era una niña, Genoveva Lozada Rodríguez tenía la mirada puesta en la agricultura y los pies bien puestos sobre la tierra.

Así se formó, no solo como agricultora, sino también como líder y defensora de la profesión que ejerce hasta el sol de hoy. Ella es oriunda de Tejas, de la comunidad de Asomante, y se destaca como presidenta de la Organización de Agricultores Unidos de Las Piedras, pero también ha sido mentora de las mujeres agricultoras, ya que fue nombrada en el 2009 como presidenta de las Agroempresarias de Puerto Rico.

Todos esos logros tienen una raíz firme en su crianza en el campo de su pueblo, Las Piedras.

“Mi papá era un gran agricultor de tabaco y de tubérculos como el ñame, la yautía y la yuca. Con eso él mantenía a su familia. Era un hombre muy fuerte y trabajador. A mí me gustaba observarlo cómo realizaba ese trabajo, eso siempre llamó mi atención”, explicó Lozada Rodríguez, quien es la única de 11 hermanos que heredó el amor por la agricultura.

Más adelante Genoveva se casó con Eufemio Rivera y tras adquirir 16 cuerdas de terreno se dedicó a trabajar su sueño.

“En el 1970, mi esposo y yo comenzamos preparando composta. Luego, en el 2009, compramos la finca de su padre y ahí empezamos a trabajar en grande. Ahí nos anotamos en el Departamento de Agricultura y comenzó esta travesía”, contó la mujer.

Pero, mientras se desarrollaba como obrera de la tierra recibió el llamado para liderar a los agricultores de su pueblo y Lozada no dudó en lanzarse a esa misión, de la cual se ha llevado grandes satisfacciones.

“Todos mis logros se los debo a Aida Maldonado, que era extensionista en el municipio de Las Piedras. Vino un día y me encontró trabajando en la finca con mi esposo y me llevó. Así los agricultores se organizaron y en el 2009 me nombran presidenta de ellos. Estuve con ellos 9 años y logramos conseguir dos máquinas; una que la donó el Departamento de Agricultura que era usada y la otra la compramos y no me retiré hasta que la saldaron. Luego de cinco años, ahora volví a presidirlos”, relató la agricultora de 68 años.

Lozada lideró a los agricultores, en su mayoría hombres, para conseguir esos equipos que necesitaban, pero también llevó la batuta para que las leyes del País les hicieran justicia.

“Teníamos problemas con el hurto de nuestros productos, entonces comienza mi lucha para que se cambiara esa ley de que el hurto de productos agrícolas era considerado un delito menos grave y logramos que se convirtiera en un delito grave”, afirmó, quien en ese entonces era una de las pocas mujeres que se manejaban en ese ambiente.

Una vez se retira de la organización pensó dedicarse solo a cultivar, pero no duró mucho tiempo sin que tomara una nueva encomienda como líder, esta vez como presidenta de las Agroempresarias de Puerto Rico, organización adscrita al Departamento de Agricultura.

“Un año después de María, no nos habíamos levantado. En ese momento querían escoger a una mujer para liderar y buscar otras mujeres agricultoras. Entonces de un grupo de mujeres me escogen como presidenta de las Agroempresarias de Puerto Rico y yo no lo podía creer que estaría trabajando en toda la Isla”, recordó la líder.

Así comenzó el proyecto que pretendía organizar y crear un movimiento de agricultoras en toda la Isla. En esa organización, Lozada logró reclutar 120 mujeres con proyectos agrícolas.

“Nos fuimos a buscar a las mujeres agricultoras pueblo por pueblo y en cada uno dejamos una líder que siguiera reclutando. La meta era conseguir terrenos, ubicarlas, educarlas y enseñarles cómo se trabaja la agricultura y, una vez entrenadas, soltarlas. Dejé la organización con 120 mujeres, pero todas con proyectos grandes. Estuve con ellas 5 años y me retiré en noviembre 2022″, sostuvo Lozada, quien entonces regresa a liderar hasta el presente la Organización de Agricultores de Las Piedras.

Ciertamente, Genoveva ha intentado desligarse del liderazgo para quedarse como agricultora, pero cada vez que intenta soltar la azada de líder, la tierra vuelve a reclamarla para cultivar esfuerzos en favor de la agricultura.