
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Amarlas u odiarlas. No es de sorprender que las cuñadas caigan en estos extremos de los sentimientos, pues la relación con ellas pueden ser tan cercanas como la de una hermana, o tan feroz como la de la peor enemiga.
Ese fue el caso de Sylvette Lluch, quien fue repudiada por su cuñada desde que comenzó a salir con su ahora esposo.
Para entonces, Raúl vivía con su mamá y su hermana, por lo que cada vez que lo visitaba tenía que interactuar con ellas.
“Mi cuñada no perdía la oportunidad para hacer comentarios inapropiados. De la nada salía con: ‘Estás obesa. Tengo una dieta para obesas que creo que debes hacer’. Ella y su mamá le espantaron todas las novias que había tenido anteriormente”, aseguró la asistente administrativa.
La relación fue prosperando y Sylvette siguió tolerando situaciones pero hubo una en particular que la llevó al límite. La boda de su cuñada iba a ser pronto por lo que su novio un día llamó a su hermana para preguntarle qué código de vestimenta debía seguir Sylvette, con quien ya llevaba más de un año de noviazgo para entonces.
“Él la llamó y ella no sabía que estaba en speaker y le contestó: ‘¿Pero quién te dijo que Sylvette está invitada a mi boda?’. Ellos comenzaron a pelear y él le dijo que no iba a ir a la boda. Pasó el tiempo y lo convencí de que fuera. Como sea ella es su hermana y no debía perderse ese momento. Pues el día de la boda quedamos en que yo iba a su casa y lo iba a esperar allí. Yo me había operado recientemente y tenía que subir una escalera. Cuando voy a subirla ella estaba al final de la escalera vestida de novia. Cuando subí me ha metido este único empujón con un hombro que casi me caigo. Allí sí que se formó tremenda pelea entre ellos. Al día siguiente la sacó a ella y a su marido de la casa, y un mes después mandó a su mamá a otro apartamento que tenía”, relató Sylvette, quien eventualmente se casó con él.
La psicóloga clínica Carmen Márquez hace énfasis en que para lograr una armonía familiar lo más importante es definir el papel de cada uno.
“Tenemos que definir qué significa ser cuñada y de allí partir de qué patrones tengo de familia, de percepciones, de vivencia, de valores y qué tiene mi cuñada. Desde ese punto de vista vamos a ir definiendo en qué puedo compartir con esta persona y en qué puedo trabajar para que no afecte las relaciones con mi esposo. Las dinámicas se dan cuando se empieza a competir tanto por el afecto del hermano, los intereses. Hay mucha competencia dentro de una relación, pero si tu no estás preparada para ese cambio en tu vida hay que definir cuál es el rol de ella, porque nosotros somos expertos en hacer películas, en las inferencias. ‘Mi hermano no me quiere ya porque está ella’. Todos eso daña la relación y a lo mejor ni es verdad”, indicó Márquez.
La experiencia de Rosa Martí fue con una de sus cuñadas que intentó tomar decisiones en cuanto a la crianza y educación de su hijo.
“Soy muy a favor de las reuniones familiares, establecer y definir los papeles. En esos casos se puede decir ‘te agradezco tanto que me quieras ayudar, pero tengo mi forma de disciplinar, tengo mi forma de pensar. Queremos una unión familiar’. Creo mucho en la comunicación familiar porque si se pospone y empiezan los manejos inadecuados ahí viene la separación, pero si se ataca desde el principio y se define y al hacer una reunión las cosas se apaciguan algo. Hay gente que tiene una personalidad de entrometerse, pero ya por lo menos lo más importante es que pusiste tu línea base”, dijo la psicóloga.
En el otro extremo están las cuñadas que se convierten en casi hermanas y llegan hacer un vínculo que hasta parecería más estrecho que el que tienen con su propios hermanos.
Por ejemplo, Karla Sánchez considera que el hecho de que su cuñada es más de 10 años mayor que ella provocó que se estableciera una relación casi protectora.
“Ellos tienen una familia bien unida. Desde que la conocí hicimos click automático y surgió todo de manera natural. A poco tiempo de conocerla se mudaba a Estados Unidos y eso hasta nos hizo más cercanas porque estábamos en comunicación constante. Fueron cinco años de relación con mi novio, así que cuando mi cuñada venía hacíamos todo juntas”, relató la artista gráfica.
Cuando la relación terminó, a la cuñada de Karla se le hizo difícil aceptarlo y al principio intentó influir para que se reconciliaran. Sin embargo, ya la pareja tomó la decisión y hasta el momento ellas mantienen comunicación.
Otro caso que suele ocurrir es cuando la hermana descubre que la cuñada es infiel y la persona decide notificárselo a su hermano.
En el caso de Mariana Acevedo tiempo después de informárselo a su hermano, éste se reconcilió con su esposa y ella terminó alejándose de ambos.
“Entre matrimonios uno no debe meterse. Uno puede orientar decir, busca ayuda porque veo que tu relación no va bien. Pero a nadie le gusta que le hablen de la persona que ama. Uno puede ayudar de otra forma, porque es quien va a quedar mal si la pareja vuelve”, aconsejo Márquez.