Como bruja de Guayama, Jessica van Dop DeJesus sabe que Puerto Rico tiene mucho más que ofrecer a lo que comúnmente se observa en los artículos turísticos que publican las revistas especializadas.

Fueron muchos sus paseos familiares por la costa sur, así que encontrarse únicamente con una isla limitada a lo que ofrece la capital sanjuanera le causaba cierta inconformidad.

Decidida a mostrar otra perspectiva del turismo y la gastronomía local, la puertorriqueña radicada en Washington DC se unió al fotógrafo venezolano Ítalo Morales para desarrollar una guía que tituló The Dining Traveler Guide to Puerto Rico.

“San Juan es San Juan y tiene su encanto, pero también quería enfocarme en toda la Isla, por eso cada capítulo es una región”, dijo del atractivo documento fotográfico que produjo en un viaje de 30 días por la Isla, aunque el proyecto en total se demoró tres años y medio.

Dividido en varios capítulos -norte, sur, este, oeste, centro, San Juan, Culebra y Vieques-, el libro en inglés ofrece una diversidad de sugerencias, desde lo elegante a los más callejero, todas salpicadas de la riqueza cultural que se manifiesta en cada rincón de los 100 x 35.

“Al final del día, mirábamos esos retratos (de la gente), que son unas fotos espectaculares, y dije, ‘Hay que enfatizar que Puerto Rico, en comparación de todo el Caribe, tenemos una cultura tan única, tenemos unas influencias tan únicas, a diferencia de los otros lugares que he visitado en el Caribe’ y para mí era importante enfatizar eso”, expuso la reservista de los Marines, esposa de un holandés -de ahí su apellido-, y madre de una niña.

Entre las atractivas vistas del verdor montañoso o las tentadoras costas, se entrelazan entrevistas con los chefs José Andrés, Erika Suárez, Roberto Hernández y Víctor Rosado, y con otras personalidades que comparten sus impresionantes sobre las distintas regiones.

En el plano personal, este trabajo le ayudó a la autora a afianzar lazos con su tierra, e incluso redescubrirla. Fue así que visitó por primera vez el pueblo de Adjuntas, pero por encima de lo visible, fue un ejercicio interesante para poner a prueba aquello que tanto escucha en la diáspora sobre la seguridad, por ejemplo.

En el pasado año y medio viajó a Puerto Rico alrededor de cinco veces y ha recomendado este destino a sus amistades de distintas partes del mundo. Afortunadamente no ha tenido nada negativo que contar.

“Viajo a Puerto Rico todos los años, nada me ha pasado. Viví en Bruselas seis años y me robaron cinco veces; me rompieron el carro, me quitaron la cartera, gracias a Dios nunca fue violencia, pero he conocido ese otro lado. Para mí todavía aquí tienes esa seguridad que puedes viajar por la isla en carro”, resaltó.

“En cualquier sitio que íbamos, y eso me lo ha dicho también gente que no es puertorriqueña, que no necesariamente habla el idioma, alguien se prestaba para ayudar, y eso es algo que no se ve tanto en otras partes del Caribe. Una playa brutal la puedes ver en otras partes del mundo, pero más allá es ese sentido de autenticidad, o sea con todos los problemas en Puerto Rico todavía tienes una clase media activa; vas a los restaurantes y ves a los puertorriqueños que están consumiendo al lado de los turistas, y eso para mí es bien importante porque no es que estás en una burbuja y el turismo te está ensañado solo lo que quieres ver”.

Este libro será el primero de una serie que recorrerá los países que han sido residencia para la escritora.