“Si usted necesita una cuatrista, cuando sea, estamos a su disposición”.

Ese fue el acercamiento de la joven Fabiola Muñoz Ortiz a Gilberto Santa Rosa luego de participar de un “Master Class” ofrecido por el cantante en la Escuela Libre de Música de San Juan, donde cursa cursa su último año de escuela superior.

Sabía que era uno de esos momentos que no podía dejar escapar. Recordó entonces que tenía una tarjeta de presentación que le había diseñado su padre, Orlando Muñoz, y con esta en mano, se presentó ante “El Caballero de la Salsa”.

“Las piernas estaban temblando, pero decía, ‘Si ojalá se diera la oportunidad, trataré de hacer lo mejor y haré mi mejor esfuerzo’”, contó de lo que pensó.

Fabiola, de 17 años y menor de cuatro hermanos, no se equivocó al seguir su instinto. Al inicio de las navidades del 2019, llegó la llamada a través del teléfono del papá, quien ha sido su mayor influencia en la música, siendo él un aficionado.

Su primera actividad acompañando a Gilbertito fue una privada de una institución bancaria, y desde entonces han sido varias las ocasiones en que la invita a ser parte de sus espectáculos. La más reciente fue el concierto “De Navidad con Gilberto”, que se transmitió el pasado fin de semana.

Para la ocasión, lo acompañó en los temas Me gustan las navidades, Amarga Navidad, Conteo regresivo, y La Navidad más larga.

Acompañó a Gilberto Santa Rosa en varios temas del concierto "De Navidad con Gilberto".
Acompañó a Gilberto Santa Rosa en varios temas del concierto "De Navidad con Gilberto". (Suministrada)

Estas y otras oportunidades en las que se ha presentado como músico, le han servido a esta joven talento de Tras Talleres en Santurce para afianzar su vocación por el arte musical y la educación, que es su próxima meta por cumplir.

“Hay veces que uno pasa por bajas; le pasa a cualquier músico y en cualquier vocación, y uno siempre piensa, ‘Esto será correcto, podré vivir de esto’, y pues, como cualquier otra persona, siempre he tenido esos pensamientos y lo mejor que uno puede hacer es prepararse para lo que sea. Pero gracias a oportunidades como estas, uno dice, ‘Wow, la verdad es que tengo algo aquí, que si lo echo a perder, no vuelve’”, reflexionó la ganadora de dos premios otorgados por la Universidad de Berklee.

Un amor que cumple una década

La fascinación de Fabiola por el instrumento nacional comenzó hace 10 años, cuando el progenitor le regaló su primer “cuatrito”. De inmediato, comenzó a tomar clases y no ha parado de educarse en el instrumento con mentores como Maribel Delgado y Josean Feliciano.

“La música me ha ayudado de muchas maneras”, compartió entusiasmada en entrevista telefónica. “Siempre digo que participar del instrumento y participar de las clases y tocar con grupos y con otras personas me ha ayudado mucho en la parte social. Gracias a la música puedo interactuar con otras personas de mi edad, y también con gente mayor. A través de la música he desarrollado una manera de expresar mi emoción y la verdad es que sin esa forma de escapar las emociones, no encontraría cómo expresarme”, afirmó la admiradora de leyendas de la música popular como La Lupe y Héctor Lavoe.

Su relación con el cuatro supera cualquiera de sus otros intereses instrumentales, como pueden ser el tiple y la bordonúa puertorriqueña. “El cuatro siempre tiene un lugar en mi corazón, porque su sonido es único. La versatilidad que tiene el instrumento y toda la historia, todo lo que ha recorrido el instrumento, es algo que me apasiona y me encanta”, expuso.

Una satisfacción para ella, en la plenitud de su juventud, es ser parte del grupo de mujeres cuatristas boricuas, como son Fabiola Méndez, Maribel Delgado y Emma Colón Zayas.

“Siempre he compartido con jóvenes cuatristas en su mayor parte varones, pero al igual que está ocurriendo con los instrumentos de brass, los instrumentos metales y los de percusión, la representación femenina está creciendo y pienso que es algo sumamente importante y es gratificante ser parte de eso”.

Fabiola proyecta continuar estudios en el Conservatorio de Música de Puerto Rico con el objetivo de posteriormente poder educar a otros sobre el cuatro o sobre la historia de la música de Puerto Rico.

“Honestamente me gustaría poder también enseñarle a los demás mi amor por el instrumento y que ellos también puedan apasionarse por el instrumento tanto como yo”, concluyó.