En Gurabo, todo el mundo conoce a Jannette Guadalupe por ser quien confecciona las famosas y emblemáticas bolitas de coco, un dulce que hace décadas se hacía en este pueblo y zonas limítrofes, y que gracias a su negocio La Maison Suisse volvió a cobrar vida.

Pero detrás de la creación de este postre, relleno de coco y cubierto de caramelo tostado en un brillante color rojo que evoca la nostalgia de un pueblo, la comerciante de la “panadería de las miniaturas”, como le llaman todos porque se dedican a trabajar dulces en porciones pequeñas, tiene una historia de tenacidad y superación que es digna de contar.

Guadalupe tiene 57 años y es oriunda del barrio Celada; estudió idiomas con concentración en español, pero nunca ejerció su profesión porque se casó con un chef suizo llamado Vasco Cusani, con quien procreó dos hijas y se dedicó a cuidar de ellas.

Al establecimiento se le conoce como "La panadería de las miniaturas" por el tamaño de su confitería.
Al establecimiento se le conoce como "La panadería de las miniaturas" por el tamaño de su confitería. (WANDA LIZ VEGA)

“Él trabajaba en una panadería en Bayamón y yo estaba inhabilitada para trabajar porque tuve las nenas con un año de diferencia y tenía que encargarme de ellas. Para aquel entonces vivíamos en Río Piedras y yo quería generar ingresos porque siempre fui bien independiente. Desde bien pequeña ayudaba a mi papá (Luis Guadalupe), que tenía negocio de bebidas y comida. Entonces, nos mudamos a Gurabo y y empecé con un catering desde mi casa”, explicó Guadalupe.

Este negocio de entrega de comidas “no tenía ni nombre”, pero la mujer afirma que sí tenía muchas ganas de trabajar y necesidad de tener lo suyo.

“Mi esposo era buen proveedor, pero no estoy educada para que un hombre me diera nada. Yo era una profesional que estaba en mi casa metida, pero me sentía con las capacidades de tener mis cosas. Entonces ese letrero lo puse con $50 que tomé prestado de mi papá. Así empecé a vender cenas de Acción de Gracias. Así estuve cuatro años haciendo catering, hasta que la demanda fue tanta que empezamos a mirar para montar un negocio”, relató Guadalupe.

Sin empleo fijo, ni ahorros, Jannette recuerda que solicitó un préstamo de $14 mil para comprar las herramientas más básicas y no sabe cómo, pero se lo aprobaron. Así, en el 1993, abrió el local que hoy día es su sustento.

“Cuando lo miro ahora me doy cuenta de que fue algo tan increíble, eso fue de Dios”, afirmó la dama, quien tuvo grandes retos al abrir su negocio.

“Cuando abrí aquí no había letrero, no había nada. Ese primer día recuerdo que vendí $16, porque los dulces eran a 4 por $1 porque son chiquitos. Mi esposo en aquel entonces sabía de negocios y me dijo: ‘Esto es un desastre’. Entonces, operé el negocio sola durante 1 año, aunque él venía por las tardes y me ayudaba con los dulces”, recordó Guadalupe.

No empece a ese duro comienzo, La Maison Suisse ha logrado dar en el corazón de los gurabeños porque confeccionan unas bolitas de coco que fueron un postre de tradición hace más de 50 años.

“Un día mi esposo me dice que iba a hacer unas bolitas de coco suyas. Cuando él pone esas bolitas ahí en la vitrina, hasta el alcalde llegó aquí. Él las hacía en Suiza y en Jamaica, pero yo no sabía que los vecinos de Gurabo, hace más de 50 años, disfrutaban de esas bolitas”, contó. “Entonces, busco información y es que ese dulce es de Francia y lo usaban para acompañarlo con el té. Los europeos lo traen a Puerto Rico con los hacendados. Él (esposo) lo hacía en Jamaica y en Puerto Rico, pero aquí en Gurabo había un señor que las hacía y la gente las reconoce como las bolitas de coco de Julio Bolita”, agregó la propietaria.

Así, sin saberlo, Guadalupe y Cusani pasaron a darle vida a una tradición que se había perdido con el paso de los años.

“Descubrí que esas bolitas las hacían en Juncos, Caguas y en Gurabo. Son cosas que se van quedando atrás en la historia cuando las personas mueren y pasaron 50 años que esas bolitas no se veían en Gurabo. Entonces, empezó a venir gente de los barrios a buscar bolitas de coco y decían que saben igual que las otras. Yo misma me sorprendía porque no sabía, ya que nunca las vi. El que tiene 60 y 70 años se acuerda porque las compraban en diferentes partes”, destacó la mujer, quien aprendió el arte de hacer las bolitas de coco y luego de separarse de su esposo mantuvo la elaboración del postre.

Incluso, el alcalde de Gurabo para ese momento, Víctor “Vitito” Acevedo, le pidió a Guadalupe que -como dueña del local- mantuviera la confección de ese dulce para preservar la tradición.

“Fue un compromiso de boca, pero para mí fue tan importante que ya mis hijos las hacen y yo les dije que el día en que yo no esté, ellos las van a hacer”, afirmó.

Guadalupe ha logrado evolucionar en la confección de estas bolitas, trabajándolas en diversos colores, aunque la tradicional es en rojo. Además, las elabora cubiertas de chocolates, con almendras y otras variedades que le solicitan para eventos y actividades.

Quienes deseen probar este “dulce típico” de Gurabo pueden visitar La Maison Suisse, ubicada en el barrio Celada, o acceder a sus redes sociales bajo el mismo nombre. También puede llamar al 787-966-3835.