Contrario a lo que se suele pensar, no es necesario que haya una gran cantidad de agua en una bañera o un recipiente para que un bebé se ahogue a la hora del baño. Puede ocurrir en silencio y en pocos segundos.

Los bebés no tienen buen control del cuello y de sus músculos, especifica la organización Healthy Children al citar las guías de la Academia Americana de Pediatría.

Así las cosas, incluso si una pequeña cantidad de agua cubriera su nariz y su boca, no podrán respirar.

Por eso es importante nunca dejar solo al bebé ni al cuidado de otro niño cuando estén en el agua o cerca del agua. Ni por un momento.

Comienza a pensar en la seguridad de tu bebé con respecto al agua tan pronto lo lleves del hospital a casa. Para los padres nuevos, la práctica de la seguridad en el agua suele comenzar con el primer baño, así que asegúrate de tener siempre a mano una toalla y los demás implementos para el baño, de modo que puedas tener una mano sujetando al bebé en todo momento.

En muchos casos, los ahogamientos en tinas o bañeritas ocurren durante una interrupción de la supervisión del adulto. Por seguridad, siempre es recomendable que si olvidaste algo o tienes que atender la puerta, lleves contigo el bebé. Esto es importante aun cuando estés usando una bañera para bebés con apoyo o asiento para baño. De hecho, los asientos de baño para bebés pueden darse vuelta y los niños podrían salirse del asiento y ahogarse en apenas unos pocos centímetros de profundidad del agua.

La experta Guadalupe Herraiz, instructora de asistencia acuática y autora del libro “La cara oculta del agua”, expuso en el diario El País, de Uruguay, cuáles son los riesgos y las necesidades a abordar el evitar el ahogamiento infantil.

Herraiz expuso cuáles son las cinco claves a tener en cuenta a la hora de bañar a los bebés y evitar riesgos innecesarios:

Aseo es solo eso: higiene corporal. Al terminar, afuera. El cerebro entiende que es aseo y nada más.

Utiliza solo la cantidad de agua que se requiere y nada más. No llenes una bañera ni la llenes de juguetes cuando se trata de higiene.

Échale agua en la cara al niño. Aunque en el momento le moleste, esto evitará que luego sea intolerante al agua en cara y no respire ante un imprevisto. Como parte del aseo, la cara hay que lavarla.

Si el baño se puede hacer con una manga de ducha del tipo teléfono es mejor. La experta no recomiendo que se haga en una bañera o en un recipiente donde el agua se acumule. Lo mejor es que el agua corra y se vaya.

En caso de que el aseo deba realizarse en un recipiente, que la cantidad de agua tenga como máximo unas dos pulgadas. La referencia es que si el niño está sentado, el líquido no tape el grosor de la pierna.

El objetivo es que si el niño llegara a caer de espaldas, su boca y nariz queden fuera del agua. Y si, pese a todo, se quiere jugar con el bebé durante el baño: “poca agua”, dijo Herraiz.