CEIBA. Saborear un delicioso limber para calmar el calor de una soleada tarde en esta isla es uno de los placeres de los boricuas.

Y en todos los pueblos está esa casa donde hay una doñita que prepara los mejores limbers del vecindario. Pues en Ceiba, esa es Miriam Espinosa Rodríguez, quien por más de 60 años ha deleitado el paladar y alegrado el día a sus fieles clientes, desde su hogar a pocos pasos de la casa alcaldía.

A sus 88 años, doña Miriam, como la conocen en la comunidad, recuerda a la perfección sus comienzos como comerciante. Desde que estaba en cuarto grado hacía limbers y los vendía a 1 centavo. Las ganancias que adquiría de las ventas, las utilizaba para pagar la mensualidad de la nevera donde almacenaba sus sabrosas creaciones.

Con una amplia sonrisa, doña Miriam recibe a sus clientes en su casa.
Con una amplia sonrisa, doña Miriam recibe a sus clientes en su casa. (XAVIER GARCIA)

“Toda la vida me gustó ser comerciante. Yo vendía hasta gofio”, nos contó la octogenaria quien, para aquel entonces, se estrenó con los limbers de coco. “Esto es una terapia. Yo hasta le hablo a los limbers. Cuando los pongo en la nevera les digo: ‘ustedes saben que van a salir de aquí, así que miren a ver’. ¡Cuántas personas me han dicho: ‘tú estás loca’!, pero es que ya yo soy así. Cuando no hacemos nada yo le hago sus chistes”, agregó entre risas la mujer, quien se crió en Punta Santiago en Humacao, pero vive en Ceiba desde el 1961.

“Este es el mejor pueblo del mundo”, aseguró al hablar de su mudanza a la Ciudad del Sol Naciente, cuando contrajo matrimonio con su ahora difunto esposo, junto a quien tuvo dos hijos que, lamentablemente, fallecieron víctimas de cáncer. A pesar de esto, doña Mirian recibe con sus labios pintados de color rojo y su dulce sonrisa a quienes se asoman por la puerta de su casa a comprar limbers.

Según explica, los prepara con ingredientes naturales y, en su mayoría, locales. Por ejemplo, utiliza el coco de la casa de su sobrina en Humacao y los limones que siembra en la parte trasera de su residencia.

“Pues mira, yo cojo el coco, lo pico en cantitos y lo muelo. Hay que mover y mover la leche. Es un trabajo de película, pero como se mueve mucho, pues yo preparo mi cubo grande. Se le echa de todo: el limón rallado, la vainilla, etcétera”, compartió y añadió que envasa el producto y lo congela durante la noche para que esté listo al día siguiente.

Está a cargo de todo el proceso, de principio a fin.
Está a cargo de todo el proceso, de principio a fin. (XAVIER GARCIA)

Además de coco y limón, hace limbers de piña colada, papaya, galletita Oreo con Nutella, leche con queso rallado y maní, entre otros, que vende a $1.00 cada uno. “Aquí se vende en cantidad el de coco, pero todos se venden... Vienen y me dicen: ‘dame $20 de coco, dame $20 de esto’, así, en cantidades”, contó orgullosa sobre la producción que realiza ella sola de principio a fin.

Por su personalidad alegre y talento culinario, doña Miriam fue premiada en la primera edición del Festival del Limber de Ceiba, en 2012, y además fue honrada con la confección de su propio cabezudo, que se exhibe en el Museo de Historia de Ceiba.

¿Hasta cuándo seguirá haciendo limbers? “Yo seguiré haciendo limbers hasta que Dios me mande a buscar”, respondió con admirable determinación.