Más madres que esposas
Dedicarse demasiado tiempo a los hijos puede pasar factura en la relación de pareja.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Convertirse en madre para una mujer representa cambios físicos, psicológicos y emocionales. La responsabilidad que se tiene con ese pequeño ser y todo el amor que sienten por ellos automáticamente los pone número uno en las listas de prioridades de la progenitora.
Pero el problema está cuando la vida de la madre gira completamente en torno a su hijo olvidándose por completo de otros papeles, como por ejemplo el de esposa y amiga.
Los consejeros profesionales de familia, Juan Marrero y Edna Landró, aseguran que esta situación es normal y frecuente.
“Eso es algo que ocurre de manera natural. A las niñas desde pequeñas se les inculca el papel de madre, se les regala muñecas, casas… La sociedad impone el hecho de que la mujer pare y es ella la que tiene que hacerse cargo de todo, incluyendo de los hijos. Además, cuando entra en la etapa de ser madre ocurren muchas cosas como la necesidad de darle protección al niño”, indicó Marrero.
Los expertos aseguran que los primeros meses de vida de un bebé es natural que requiera mucha atención de sus padres. Sin embargo, a medida de que pasa el tiempo es importante que ambos sigan cultivando la relación de pareja procurando pasar tiempo juntos.
“El problema es que el marido se sienta rechazado, coja celos de los hijos y sienta que ya no ocupa su rol. De esa manera se convierte en un padre y deja de ser esposo cuando la realidad es que primero hay que ser esposo para después ser papá, porque no podemos dejar de ser esposos porque se pierde en el camino la relación de pareja. Eso conlleva que comiencen problemas de relación de pareja, de comunicación, en la sexualidad. Muchas veces a algunas personas los lleva a infidelidad y al final muchos de ellos terminan en divorcio”, aseguró Marrero.
En ocasiones afecta una relación el hecho de que el hombre no entiende a cabalidad los procesos que pasa una mujer al convertirse en madre. Sin embargo, Landró hace énfasis en lo importante que es integrar a los padres a la crianza de sus hijos.
“El hombre también es parte importante en esta etapa y debe integrarse. Aquí lo importante es tener buena comunicación porque a la larga va a ser beneficioso para el niño porque va a ver que papá y mamá están juntos. La mujer debe preguntar ‘¿tú crees que puedes ser partícipe y puedes ayudarme con esto?’. Si el caballero dice ‘no, no puedo hacer esto’, por lo menos hay un acuerdo amistoso. Si no se dice, no se hace, y la persona se siente que lo han desplazado, lo han sustituido, que no es importante para su pareja”, destacó Landró.
Los consejeros recomiendan que las parejas busquen una vez a la semana pasar tiempo juntos, porque mientras la relación esté saludable la familia tendrá calidad de vida.
Si los padres tienen alguien de confianza con quien dejar a los hijos, deben aprovechar ir al cine o ir a comer, porque de esta manera podrán hablar y compartir sus inquietudes y anhelos.
“Si no pueden salir, en la misma casa pueden preparar una cena con una botella de vino y dos copas. Así comienzan a hablar de lo que hicieron, de sus proyectos, de las metas, qué cosas quieren para el niño o la niña. Cuando somos novios comenzamos a hablar, hablar y hablar, pero después cuando se casan le da lepra a la lengua porque no hablan”, aseguró Landró.
Marrero señaló que hay que tomar en cuenta que en ocasiones las mujeres usan la maternidad como excusa para evadir la relación. Se vuelcan tanto en el hijo como forma de escapar de su pareja.
“Algunas de ellas se dedican a los hijos por aquello de no tener relaciones y que no vuelvan a quedar embarazadas, porque quizá el embarazo no fue lo mejor o el marido no estuvo presente o el dolor que pasó.
También hay otros aspectos que tienen que ver con el autoestima porque comienzan a ver que no se quedaron iguales, que están gordas, que están feas, que ya el marido no las va a ver igual y se afecta su autoestima y entonces lo evitan. En esos casos el trauma es tanto que necesitan ayuda profesional para superarlo”, destacó Marrero.
Aquellas parejas que se dedican completamente a sus hijos y terminan descuidándose sienten un gran vacío cuando éstos se van del hogar. De hecho, esta es una de las razones de porqué los matrimonios se rompen después de más de 20 años juntos.
“Cuando uno como padre gira alrededor de los hijos y se olvidan de la pareja cuando los hijos se van se miran y preguntan ‘¿y tú quién eres?’, porque no se conocen. Tuve un caso de una señora que fue a la oficina porque su esposo se fue de la casa y cuando lo entrevisté a él me dijo, ‘nosotros llevamos 40 y pico años de casados, se casó la última hija mía, ya yo no tenía nada que hacer en ese matrimonio, así que me voy’. Él no tenía otra relación, simplemente entendió que terminó con su labor. Su compromiso era con los hijos, no con la esposa”, dijo Marrero.
Por eso, los expertos aseguran que aunque la sociedad critique a aquellas personas que deciden incluso viajar solos, realmente están haciendo lo correcto.
“Muchos se van con el sentido de culpa que dejaron al nene o a la nena y piensan que son malos padres cuando en realidad no. Están siendo buenos padres porque están buscando su tiempo para darle calidad después a sus hijos”, concluyó Marrero.