El mercado de las bodas está teniendo un efecto agridulce ante la paralización global debido a la pandemia de COVID-19. Los propietarios de las firmas Azuarte (pastelería), Momentus Special Events (coordinación) y EOS (decoración), coinciden en que la mayoría de las contrataciones para bodas con fechas desde marzo y hasta entrado el verano, se han pospuesto para el último semestre del año, o incluso para el 2021.

El hecho de que las contrataciones se mantengan es positivo para esta industria que genera gran actividad económica, más aún cuando son las bodas de destino, siendo Puerto Rico uno de lugares preferidos -a nivel mundial- para este tipo de celebración. Juan Carlos Saure, de Azuarte, por ejemplo, pospuso 42 bodas, mientras que la coordinadora Rosalina Torres, de Momentus Special Events, otras 35, y en el caso del decorador Víctor Ortiz, ya tuvo un primer cambio de fecha, de mayo a junio, de una boda cuyos novios vendrían de Nigeria.

“Dentro de la tristeza que ocasiona, como es una situación a nivel mundial, veo mucho positivismo de parte de mis clientes”, resaltó la coordinadora, que comúnmente celebra un promedio de cinco bodas por mes. “Están siendo solidarios, están siendo positivos y es algo que dentro de la situación que está ocurriendo, genera motivación de que ahora mismo estamos paralizados, pero en un futuro estas clientas van a venir a Puerto Rico a continuar con sus planes de boda”, sostuvo Torres, quien además destacó la flexibilidad de los suplidores para buscar nuevas opciones de fechas para los clientes.

Las bodas de destino son la especialidad de la coordinadora Rosalina Torres, quien indica que las mayoría de sus clientes extranjeros tienen el deseo de mantener sus bodas en la Isla.
Las bodas de destino son la especialidad de la coordinadora Rosalina Torres, quien indica que las mayoría de sus clientes extranjeros tienen el deseo de mantener sus bodas en la Isla. (Facebook)

Lo agrio de las posposiciones, según expuso Saure, es que el cambio de fechas les reduce o quita la posibilidad de tener esos espacios disponibles para nuevas contrataciones. “Es un impacto doble, porque no trabajé marzo, abril ni mayo, pero hay unas fechas nuevas de septiembre, octubre, noviembre, que no las voy a poder cerrar con clientes nuevos”, lamentó el experto en alta pastelería. Saure proyecta que el desempleo que dejará esta crisis salubrista tendrá el efecto de bodas sencillas, de una cantidad de invitados moderada, y mayormente con fechas para el próximo año en adelante.

El propietario de Azuarte, Juan Carlos Saure, pospuso 42 bodas a partir de inicio de la cuarentena.
El propietario de Azuarte, Juan Carlos Saure, pospuso 42 bodas a partir de inicio de la cuarentena. (Facebook)

Víctor Ortiz, de la firma de decoración EOS, asimismo, ha visto pospuestas la mayoría de las contrataciones de bodas, pero hay una particular que le inquieta, y es una de destino, cuyos novios son originarios de Nigeria, contó. La boda se llevaría a cabo en mayo, pero se pospuso para junio, esperando que se pueda realizar, pues viajarían a la Isla alrededor de 200 personas.

“He tenido solamente una cancelación y es bastante válida, porque la muchacha es puertorriqueña, pero estudia medicina en Estados Unidos; su boda era en mayo y no puede reprogramarla porque comienza su internado el 1 de julio”, detalló Ortiz.

Otro mercado que trabaja son los senior proms, y en su caso, le generaron más preocupación que las bodas, porque una vez los estudiantes se gradúan, muchos se mudan a otros lugares a iniciar la vida universitaria, y de extenderse la cuarentena, podrían cancelarse.