No se trata de celebridades, ni influencers, tampoco de personalidades del momento. Son mujeres, madres, pero todas con un denominador común. Un virus las ha colocado en la primera línea de batalla.

Sus profesiones las han llevado a servir a Puerto Rico desde diferentes posiciones, pero con el mismo compromiso que requiere el momento histórico que ha producido la pandemia del novel coronavirus.

Reconociendo la valía y contribución de estas mujeres ante la actual emergencia global, tres fragancias de reconocidos diseñadores internacionales, Ralph Lauren, Yves Saint Laurent y Giorgio Armani, se han unido para darle voz a estas mujeres, cuya gesta hasta ahora, ha sido anónima. Para ello, la división de lujo de L’Oréal en Puerto Rico, la casa de estas fragancias, contactó a las también madres, con el fin de destacar sus roles y aportaciones, pero, ante todo, para resaltar la esencia que las convierte en representantes de todas las mujeres que en esta faena pandémica luchan contra el COVID-19, para proteger a su familia y a todos los puertorriqueños.

Bajo el lema “Comparte tu esencia”, una farmacéutica, una doctora, una enfermera, una gerente de una cadena de supermercados y una periodista, entre otras, narran sus historias. Estas comparten anécdotas de cuarentena y experiencias como profesionales y madres, en una serie de vídeos e imágenes, creadas por la agencia Mana, a través de plataformas de videoconferencias, que han ocupado las redes sociales.

Para conocer más sobre las historias de cada una puede buscarlas en las redes sociales de YSL Beauty, Giorgio Armani Puerto Rico y Ralph Lauren Puerto Rico.

MUGETTE ISONA

Desde niña soñó con ser doctora. Su pasión por los niños, la convirtió en pediatra sin saber que el destino la llevaría a dirigir el Centro COVID-19 de San Juan, la experiencia más retante de su carrera profesional. De dirigir una sala de emergencias pediátricas, ahora lidera una sala de emergencias enorme, dedicada exclusivamente a pacientes diagnosticados o con sospecha de COVID-19. Es aquí donde tuvo la oportunidad histórica de encabezar los esfuerzos de la primera transfusión de plasma realizada en Puerto Rico a un paciente con coronavirus y cuyo éxito ha sido reseñado en todos los medios.

En su faceta como madre, Isona reconoce que nadie llega con un libro para ser mamá y que son las experiencias diarias con sus pacientes, las que le inspiran para enseñarles a sus hijos a ser mejores personas. Por su trabajo como primera respondedora en esta emergencia, se ha visto obligada a trastocar su rutina y rol de madre, reduciendo al mínimo el contacto físico con sus hijos y sus padres.

“Lo más que extraño es ese abrazo, ese beso mañana y tarde que les daba a mis niños. Ahora me toca decirles que no pueden abrazarme, que no podemos dormir juntos los viernes ni tirarnos en el mueble a ver televisión porque mamá está trabajando con el virus en el hospital”, expresó la doctora.

ILIANETTE MIRANDA

Las batallas ya son parte de la vida de esta farmacéutica, propietaria de dos farmacias en Sábana Grande. Ha aprendido a vivir con retos. Primero, logró sobrevivir como empresaria el paso del huracán María. Luego, le tocó de cerca la serie de sismos en la zona sur del País. Además de sufrir los daños producidos por los terremotos, Sabana Grande sirvió como uno de los refugios de las víctimas. Las farmacias de Miranda fungieron como enlace para brindarle medicamentos a los refugiados, en apoyo a diferentes organizaciones.

Ahora enfrenta un nuevo reto. Toda su rutina ha cambiado a raíz de la pandemia.

“Al inicio de este proceso, cuando aún se sabía muy poco de los efectos del virus, uno de nuestros pacientes más queridos murió a sus 84 años. Su muerte nos hizo comprender lo serio de este nuevo reto que estamos enfrentando”.

DELSA VÉLEZ

Una de las industrias que más expuesta ha estado al coronavirus COVID-19 es la de alimentos. Muchos reconocen lo esencial que resulta este sector en medio de la pandemia. Sin embargo, con frecuencia la importante labor de sus trabajadores pasa desapercibida. Como gerente y directora de recursos humanos de cuatro supermercados de la cadena Econo, a Delsa le toca liderar a 400 empleados que salen a dar servicio en lo que hoy es el escenario de mayor tráfico de personas. Uno de sus mayores desafíos ha sido lograr mantener a su equipo motivado y seguro. Mientras, para esta futura abuela su compromiso se extiende a servir a sus clientes, principalmente a los adultos mayores.

“Tengo la bendición de poder atender a mis padres, pero recibimos una gran cantidad de personas mayores que llegan solas al supermercado porque sus familias se encuentran fuera de Puerto Rico”, aseguró Vélez.

BÁRBARA FIGUEROA

Muy pocas veces una periodista es reconocida por algún sector fuera del mismo gremio. Por ello, para esta reportera Primera Hora, la experiencia de participar en una iniciativa que reconoce a las mujeres que combaten el COVID-19 desde diferentes frentes representa una experiencia novel.

“Desde que estaba en escuela superior me llamaba la atención estudiar periodismo. Ya son 19 años en Primera Hora, que me dio la oportunidad de ir creciendo profesionalmente. Hace unas semanas, mientras trabajaba dos historias bien importantes para el periódico, mi bebé se enfermó. Tuve que paralizar todo e irme al hospital con el cargo de conciencia de que tenía que trabajar. Ante la sospecha de que el diagnóstico pudiera ser COVID-19 terminé con él hospitalizado por una semana, bajo todos los protocolos de aislamiento que vive un paciente con este virus. Fue bien angustioso. Me colocó en el lugar de algunas de las personas que hemos entrevistado, que no pueden despedirse de su pariente porque mueren solos en un hospital”, compartió la madre de una niña y dos varones.

Para Bárbara, ser reconocida por una fragancia de nombre Libre lleva un significado especial, pues la identifica, no solo por su forma de ser y de pensar, sino por la responsabilidad que carga como periodista de honrar y respetar el derecho de la libertad de prensa y de expresión.

NOEMÍ MEDINA

Ser madre soltera de un niño con autismo y enfermera anestesista en medio de esta pandemia ha colocado a Noemí ante dos frentes de batalla.

“Diego es súper hiperactivo y habla mediante lenguaje de señas. Mi papá es quien lo cuida mientras laboro, pero la realidad actual lo dificulta, explicó Noemí.

Desde sus seis años, Medina supo que quería ser enfermera, pues jugaba a serlo. Hoy valora la responsabilidad que requiere cuidar la vida de una persona, por lo que ha sentido la presión y el esfuerzo mental que esto conlleva. Su profesión le ha enseñado a llevar una sonrisa independientemente de lo que esté atravesando.

En su trabajo ha sentido de cerca los efectos del coronavirus. Uno de los momentos que más la enfrentó con la nueva realidad que viven los profesionales de la salud fue el día que una compañera llegó afectada por la experiencia de entubar a una paciente diagnosticada con el virus.

“Antes de ser entubada pidió que le dijera a sus hijos que los amaba. En esa historia me vi a mí, me identifiqué mucho, porque a veces esperamos situaciones como estas para decirles a los seres queridos que los amamos. Me dejó pensando en que si yo me enfermo quién va a cuidar a mi hijo, pero sé que ese es el riesgo que juré asumir cuando opté por ser enfermera”, confesó Medina.