El miedo y la incertidumbre estuvieron presentes cuando Zuleimaris Soto Hernández consideró establecer un coffee shop en Aguada junto a su esposo, Lemuel Pérez. Sin embargo, fue más fuerte la determinación de darse la oportunidad que el temor al fracaso. 

Tras 12 años de éxito de ese primer establecimiento, al que nombraron Cafelados, reflexiona que se trató de un riesgo que valió la pena. “Había decidido comenzar mi maestría, pero fue cuando tomamos la decisión de emprender en el campo de los negocios”, reveló la empresaria, que cuenta con un bachillerato en biología. 

“Tenía cierta duda, porque se nos enseña que lo ideal es comenzar a ejercer una carrera luego de estudiar. Pero mi esposo me motivó y le dije ‘vamos a meterle empeño a esta aventura’ ”. 

En la actualidad, ese paso ha llevado a la pareja a contar con un total de tres coffee shops y cuatro heladerías artesanales gourmet bajo el nombre de Paletados, establecidas en Aguadilla y Mayagüez, además de Aguada. Este mes la franquicia de helados celebró la apertura de su cuarto local, en Hatillo. 

“Comencé en esto bien tímida, aunque en la sangre llevo chispa empresarial porque toda mi familia es comerciante. Pero nunca había pensado que iba a ser parte de mi futuro”, compartió.

“Tenía un poco de temor, pero el miedo me ayudó a tratar de adquirir nuevos conocimientos de lo que es administrar un negocio, de lo que es conocer a nuestro público, de confiar más en mí misma, y cada día concentrarme en una meta”, manifestó convencida sobre su decisión de transformar las dudas en una motivación para perfeccionar sus destrezas. 

Una de sus preocupaciones iniciales se relacionaba con el asunto de cómo manejar la reacción de un consumidor que no estuviera conforme con el servicio o el producto. 

“Tenía presente el compromiso de responder de la manera más correcta para que un cliente salga satisfecho de mi tienda y desee volver. Quería que saliera por esa puerta, feliz, y me preguntaba cómo podía transmitirle ese positivismo a ellos y a los empleados”. 

En este sentido, una de sus metas sería no solo procurar contar con ingredientes de calidad, sino “trabajar con dinámicas para crear esas energías positivas y que el cliente se diera cuenta de la pasión con la que trabajamos”. 

Más de una década de experiencias laborales como empresaria le ha derivado varias enseñanzas. “Uno nunca sabe hasta dónde uno puede llegar, hasta que se enfrenta al reto”, dijo pensativa. 

“Me siento superorgullosa de saber que, aunque ha sido sacrificado, hay una satisfacción por lo que hemos logrado”. 

Zuleimaris, natural de Aguada, también reflexionó sobre lo común de rendirse antes de intentar. “Hasta cierto punto esto incluso fortaleció mi autoestima porque me permitió lograr cosas que nunca pensé. A veces uno se pone una meta, pero a veces uno solamente sueña y se queda en el sueño, y no decide ir al rumbo. Pero debemos pensar que uno es inteligente, que uno tiene el conocimiento y que, sencillamente, hay que abrirse caminos”. 

La empresaria, quien resaltó el apoyo constante de su pareja en la experiencia de negocios, concluyó que aprender de los errores es determinante en el proceso. 

“Sabemos que es un mundo lleno de desafíos. Los tropiezos van a estar siempre. Pero hay que desarrollarse”. Lo importante, además, “es no rendirse, mantener siempre una actitud positiva y confiar en que somos mujeres capaces e inteligentes”.