Hace 37 años que María Elena Rodríguez Rivera recibió la encomienda de dirigir la tuna de la Universidad Interamericana de Puerto Rico y desde entonces ha compartido sus conocimientos con cientos de estudiantes, a quienes considera sus hijos.

Bajo su batuta, la agrupación musical ha representado al País, tanto en el hemisferio oriental como el occidental, cosechando importantes galardones que se han ido sumando a su prolífera carrera.

La moroveña de 62 años, conocida como ‘La dama de la guitarra’, trazó su camino en la música cuando se criaba en el barrio San Lorenzo e integraba la Banda Municipal de Morovis, en la que ejecutó la trompeta durante una década, además de sus pininos en la percusión. Luego se enamoró del instrumento de cuerda que le ha acompañado por casi medio siglo.

Siendo la menor de siete hermanos y la única en llegar a la universidad, María Elena aprovechó las oportunidades que se le presentaron, con el apoyo de su tía materna, Ana Delia Rivera, hasta ingresar al recinto metropolitano de la Inter y luego al Conservatorio de Música de Puerto Rico.

Esto, ya que su progenitora, Rosa Rivera, “se dedicó a cuidar del abuelo que estaba enfermo” y su padre no estuvo presente en la crianza pues era marino mercantil.

Fue el fenecido cuatrista Iluminado Dávila, “el que me encaminó en la música puertorriqueña y me enseñó todos los géneros. Gracias a él conocí la música típica, pues estuve en el Trío Moroveño, dirigido por él”.

“Cuando empecé en la Universidad Interamericana en 1979 conocí la tuna universitaria e ingresé como estudiante. El director de aquel momento, el señor Rubén Bonano, me ayudó a ingresar al Conservatorio de Música, en 1981, para estudiar formalmente la profesión de Educación Musical con un ‘minor’ en guitarra clásica”, relató.

“Me gradué en 1986 con un promedio de 3.86, summa cum laude. La familia Figueroa, distinguidos músicos de la Orquesta Sinfónica, me otorgaron una medalla al promedio más alto de Educación Musical. Recién graduada, el director Néstor Hernández me recomendó porque se iba a retirar de la tuna y me recomendó para ocupar el puesto”, reveló.

Así comenzó una trayectoria intensa, aunque admitió que nunca pensó en dirigir el grupo musical universitario.

“La tuna bajo mi dirección ha tenido varios logros, entre estos, hemos grabado dos producciones discográficas: la primera fue Canción de todos y la segunda, Tradiciones. Hemos viajado a la República Dominicana, Venezuela, Filadelfia, Washington, Miami, México, Chile, Portugal, España, Colombia y Nicaragua. El último viaje fue en 2012″, recordó.

De hecho, en el 2005 participaron del Festival Internacional de Tunas Mixtas en Portugal, en donde arrasaron con cuatro premios: mejor tuna, mejor solista, mejor pieza instrumental y el premio del público.

Mientras que en Puerto Rico obtuvieron el tercer lugar en el Festival de Tunas de la Pontificia Universidad Católica en Ponce.

“La parroquia Santa Bernardita en San Juan ha hecho varios festivales de tuna desde el 2015. En el primero obtuvimos segundo lugar y el premio a la mejor bandera. En 2017 obtuvimos el primer premio mejor pasacalle honrando a la virgen y el premio a la mejor tuna”, acotó al señalar que la tuna también ganó primer lugar en las ediciones de 2018 y 2019, entre otros reconocimientos.

“La experiencia ha sido bien gratificante, porque he tenido la oportunidad de poder transmitir mis conocimientos a mis estudiantes de la tuna. Muchos de ellos me expresan que gracias a la tuna han podido aplicar todos esos conocimientos que tuvieron, no solo musicales, sino de desarrollo personal y profesional”, agregó sobre la agrupación fundada en 1968.

Además de la dirección musical, expuso que otro de sus roles con la tuna es impartir clases de voz e instrumentos como guitarra, cuatro, mandolina, bamdurria (instrumento español), flauta, contrabajo y violín y, de percusión como el bongó, bombo, pandereta y castañuelas.

“La mayoría son estudiantes de diferentes disciplinas que les gusta la música y quieren participar del grupo. No tengo hijos propios, sino que mis hijos son los tunos”, confesó la guitarrista, que ha participado en distintos grupos musicales, entre estos, Diapasones de amor, del cuatrista Francis Rodríguez.

A pesar del tiempo, María Elena aún no considera el retiro.

“Por ahora, no lo contemplo. Mientras tenga vida y yo pueda seguir aportando a mis estudiantes, que son mi razón de ser, estaré aquí si Dios lo permite. Llegará el momento en que me tendré que retirar, pero ahora no es el momento”, concluyó.