El dolor y las complicaciones que conllevan una separación o un divorcio pueden ser aún más si por distintas razones la pareja sigue compartiendo el mismo techo.

Situaciones económicas o acuerdos por el bienestar de los hijos pueden propiciar que dos personas decidan continuar viviendo en el mismo hogar luego de  tomar la decisión de separarse.

Ese es el caso de Sandra Rodríguez,  contable de 52 años, quien desde año y medio se separó de quien fue su marido por 26 años.

Por el bien de sus tres hijos, de 25, 19 y 8 años respectivamente, la expareja intenta llevar una vida normal, pues no se los han comunicado. 

El deterioro en la relación fue gestándose por los pasados cinco años. Según relata Sandra, los problemas laborales que enfrentaba él con su negocio propio y las largas horas de trabajo los fue distanciando.

“Tenía un tipo de negocio que era bien complicado, de muchas horas y lo que hizo fue distanciarnos. Siempre era el trabajo y eso fue trayendo problemas en la relación”, aseguró.

Las cosas empeoraron cuando hace aproximadamente dos años su aún esposo perdió el negocio. Eso le afectó emocionalmente a él y al resto de la familia, ya que perdieron la casa.  Ambos decidieron separarse durante ese proceso.

Casi un año y medio después Sandra no ve salida de la situación, pues ella es quien ha asumido toda la carga económica de la familia, ya que  él no ha conseguido trabajo.

“Es bien incómodo porque uno al principio tiene fe de que las cosas van a mejorar y uno va viendo que pasa el tiempo, él sigue enviando su resumé. Y es una cuestión psicológica que uno se siente que está dando el 100 por ciento y del otro lado el resultado no está. Y uno con niños que tiene que echarlos para adelante los retos son más fuertes. Él es el padre de mis hijos no puedo echarlo a la calle”, sostuvo Sandra, quien ha buscado ayuda profesional para poder lidiar con la situación.

Aunque duermen en cuartos separados los niños lo han tomado con naturalidad, pues han asumido una nueva rutina tras el  cambio de residencia.

“Ellos se lo imaginan porque no lo hemos verbalizado. Sí saben que hay situaciones y se trata dentro de todo de ser lo más normal posible, pero va a llegar al punto que uno va a tener que tomar una decisión. De hablarlo y poner una fecha. Pero está la parte de uno como ser humano que le tiene aprecio, pero por otro lado si uno ve que no hay progreso de buscar uno dice hasta dónde voy a llegar”, relató Sandra.

Su situación tiene similitudes con la de Ivonne Colón, una enfermera quien se divorció  por mutuo acuerdo de quien fuese su esposo durante 14 años.

“Lo más difícil ha sido la situación económica, él se divorció de mí sin trabajo. Obviamente no podía dejarlo en la calle sin casa y que tuviera que pagar la casa del niño. Él es buena persona y no quiero hacerle daño. Hasta ahora no ha conseguido trabajo”, asegura.

El consejero profesional de familia, Juan Marrero, cataloga la decisión de una pareja que se separa y decide convivir como una bomba de tiempo, debido a la cantidad de emociones y responsabilidades con las que deben lidiar.

“Se está viviendo constantemente en una bomba de tiempo. No hay espacio para sanar. Lo más perjudicial que se puede vivir en esta situación -ya sea que han decidido vivir juntos o en la misma calle o en la casa de al frente o en la de atrás- es que ninguno de los dos va a poder rehacer su vida porque siempre el otro va a estar pendiente y se van a crear situaciones de celos. Se crean falsas esperanzas y a quien más daño se les hace es a los hijos porque tienen un modelo erróneo de lo que es una relación y de lo que ocurre cuando una relación rompe. También se les crea una falsa esperanza de que mamá y papá se divorciaron pero siguen estando juntos”, aseguró Marrero.

La consejera profesional, Edna Landró, por su parte indicó que cuando se dan este tipo de situaciones es porque aún hay un vínculo emocional entre la pareja.

“Aunque están separados físicamente, emocionalmente están unidos. Todavía no han roto ese vínculo emocional. Puede ser por diversas razones, los hijos, el factor económico, que no pueden desprenderse de esa persona aunque no signifiquen para ellos nada”, señaló Landró.

Los expertos destacan que un divorcio es un proceso lento, pues los sentimientos no cambian de un día para otro. También señalan que al ser seres humanos existen necesidades biológicas y si se da el caso que ceden a las tentaciones también será más confuso para ambos.