Catherine García Santiago se ha convertido en el hada madrina de aquellos niños que sufren las consecuencias de accidentes o ataques que dejaron cicatrices en sus rostros, al devolverles la sonrisa que en el camino se opacó.

Todo empezó luego de que la esteticista de 42 años compartiera a través de las redes sociales el resultado de un procedimiento, y recibiera la llamada de una fémina preocupada por la tristeza que reflejaba su sobrina María, que lloraba por las marcas que quedaron en su carita tras ser mordida por su perro. Tanta era su angustia, que la pequeña pidió a Santa que, como regalo de Navidad, le dijera a Dios que le quitara esa cicatriz.

Así, sin pensarlo, Catherine le dijo que le llevara la niña y que no le cobraría por atenderla.

Ese fue el inicio de una gesta que transformó la vida de García Santiago, quien ahora se dedica a dibujar alegrías en niños y adolescentes que requieren de su profesionalismo y cuidados para sentirse seguros y recuperar el amor propio. Esto mediante una fundación que bautizó como Caritas Sanadas.

“Puse el antes y después de una persona que la había mordido otra persona varios años atrás, y la tía de la niña, cuando vio ese resultado me contacta porque la nena la mordió su propio perro en su casa cuando era chiquitita y tenía unas cicatrices bastante marcadas. Cuando me dice que la nena tiene mucho complejo, que se siente extraña, lo primero que me salió fue: ‘Tráemela que no le voy a cobrar’”, recordó la esteticista que desde hace cuatro años se dedica a tratar cicatrices y estrías.

“Pensé que quizás había más niños con esa situación y cuando presenté los resultados de ella, escribí por si alguna persona tenía esa situación con niños que me los trajeran para seguir atendiéndolos sin costo”, resaltó la cagüeña.

Sin pretenderlo, Catherine comenzó un movimiento que le ha llevado a atender unos nueve menores entre los 5 a 20 años de Guaynabo, Juana Díaz, Salinas, Maunabo y Caguas.

“Tengo niños que han sido por mordidas de perros, otros por accidentes, los golpes que se han dado; todas son cicatrices en el rostro. Por ejemplo, el mayor que tengo fue con una lámpara en la casa, la lámpara se rompió, se cortó y le quedó una cicatriz en el ojito. Otra tuvo un accidente en ‘four track’”, expuso la fémina quien también posee bachillerato en Educación y maestría en Administración de Empresas de la Universidad del Turabo.

“Los adolescentes mayormente son los más que están sufriendo en la escuela, ese proceso. Los pequeñitos todavía no saben mucho, pero les han comentado a los papás que se sienten feos, que quieren quitarse la cicatriz, cuando me contactan me dicen que el nene tiene complejos, quiere quitarse la cicatriz. Hay otra niña que le decía a su mamá que ella era fea”, destacó.

Asimismo, aclaró que su labor gratuita para ayudar a los niños no se circunscribe a la capacidad económica de las familias.

“Tengo de todo, hay unos que son de escasos recursos y otros se ve que sus familias están bien. Pero eso no ha sido un factor para determinar si lo puedo atender sin costo o no. Es un niño con cicatriz en el rostro, no se cobra”, reiteró.

De otra parte, resaltó las ventajas que tienen los menores para superar sus respectivos traumas faciales, debido a que están en crecimiento. Por lo tanto, aseguró que los resultados se transforman para ellos en una nueva esperanza.

“Todos tienen esperanza… la diferencia es que yo puedo estar hasta uno o dos años trabajando con una cicatriz. Hay una ventaja con los niños y es que ellos tienen su sistema funcionando a todo vapor porque están en pleno crecimiento. Por eso es que los resultados de los niños siempre van a ser mejores y más rápidos que los de un adulto”, explicó.

¿De qué trata?

Fundación Caritas Sanadas surgió con el objetivo de ayudar a más pequeños y que sus padres no tengan que costear los medicamentos o cremas que requieren estas intervenciones.

“Yo quiero poder atender a la mayor cantidad de niños posible y eventualmente entrenar a otras esteticistas para que me puedan apoyar y ayudar a todos estos otros niños que van a seguir llegando”, dijo.

Catherine no está sola, sino que su acto solidario ha levantado el interés de otros profesionales, entre estos, un dermatólogo que la llamó para unirse a los esfuerzos de la organización sin fines de lucro.

Al observar el resultado de una gesta que nació en su corazón, Catherine asegura que ya encontró su propósito de vida.

“Realmente si me preguntaran, yo me quedaría trabajando solamente con la fundación. Me encanta atender a mis clientas y mi práctica privada, pero los niños es algo que no me genera ningún tipo de estrés, que me lo disfruto muchísimo, que ellos también se lo disfrutan y verlos que están contentos o a sus mismos padres que están contentos, les cambia su carita, su expresión”, reveló.

“Yo no esperaba que esto sucediera así. Fue algo que simplemente llegó”, confesó.

Para colaborar con la fundación Caritas Sanadas puede enviar un donativo por ATH Móvil al 787-233-5670. Incluso, “estoy buscando una agencia que me pueda donar crear una página web donde la gente pueda entrar y donar de manera fácil”.