Un referente inmediato que surge entre los catañeses cuando se habla de la comunidad de Puente Blanco es el nombre de Wanda Figueroa Rivera, una líder comunitaria que junto a un grupo de vecinos del sector ha encaminado proyectos para preservar y mejorar la calidad de vida de las familias que residen en el lugar.

Uno de estos es el campamento de verano dirigido a niños y liderado por jóvenes del sector donde, incluso, se imparten talleres de bomba y plena.

“Aquí hemos reído y llorado, pero mi satisfacción más grande es ver a los jóvenes siendo algo en la vida. Este campamento ellos lo coordinaron solos, ellos son parte del primer campamento y grupo que atendimos en las tutorías y ahora ya con sus estudios y profesiones vienen a seguir este legado. Es así, hay que dejar una semilla y verla cómo crece… estamos observando cómo se desarrollan como líderes y hay ciertos detallitos que afinar, pero me siento realizada con el trabajo hecho”, dijo Figueroa Rivera, quien labora mano a mano con Bernice Sánchez Otero en el centro comunal y dirigen el grupo comunitario Comunidad Organizada de Puente Blanco, Inc.

“En este centro comunal tenemos de todo un poco, pero nos enfocamos desde el 2001 más en la educación de los niños de grados primarios dándoles tutorías junto a otra organización que se llama ‘Caras con Causa’. Sucedía que los muchachos no tenían dónde estudiar y hacer sus asignaciones, entonces hicimos una biblioteca y así comenzamos a hacer tutorías y asignaciones supervisadas”, agregó.

De hecho, Sánchez Otero, nacida en Chicago, criada en Nueva York y residente en Puente Blanco desde hace 38 años, celebró el logro de muchos de los participantes, quienes han alcanzado grados universitarios y han regresado a trabajar por su gente.

“Se comprometen con resolver los asuntos que nos afectan como el trabajo para con los viejos y sus cuidados, y también con los jóvenes. Así que soy de Puente Blanco en Cataño con mucho orgullo. Amo esta comunidad”, sostuvo.

Unidas en una sola causa, las líderes se expresaron sobre la necesidad de convivir en armonía, “para lograr que las cosas ocurran con un sentido lógico y en beneficio de todos”, intervino Figueroa Rivera.

“Nos gusta integrar a las comunidades y que aprendan a llevarse unos con otros. Que colaboremos en una misma dirección”, reafirmó.

Comienzos de la organización

La búsqueda de soluciones a las variadas necesidades de la comunidad de Puente Blanco llevó en su momento a la estudiante Kathy Murphy, de la Universidad de Notre Dame (Indiana), a realizar un estudio en la vecindad y, en el proceso, “reclutó” a varios residentes del lugar para que pudieran crear conciencia sobre las posibles soluciones existentes.

“Murphy insistió que ambas participáramos en las conversaciones que aquí se hacían para la década de 1990 para atender los problemas que enfrentábamos y tanta fue la insistencia de ella que decidí asistir a una de esas reuniones. Allí uno se da cuenta la grave situación en la que nos encontrábamos y la necesidad de organizarnos. Una desarrolla ese sentido de pertenencia porque es nuestra comunidad la que sufre y somos los responsables de echarla hacia delante”, contó Sánchez Otero.

“En ese comienzo una no internalizaba las situaciones que vivía, porque estás acostumbrada a vivir de esa manera. Entonces el grupo, que dio origen en el 1999 a la Comunidad Organizada de Puente Blanco Inc., nos percatamos que había muchas cosas que hacer para mejorar la calidad de vida de la comunidad. Había muchos vertederos clandestinos, los muchachos haciendo y deshaciendo en las calles, y nos dimos a la tarea de hacer un cambio”, manifestó, por su parte, Figueroa Rivera.

Si desea conocer más sobre la Comunidad Organizada de Puente Blanco, Inc. o realizar alguna aportación puede comunicarse al 787-275-1757.