Quien no haya tenido celos de un hermano o hermana, miente. Y miente sin necesidad, porque los celos hacia los hermanos son completamente naturales. Tanto así, que los puede experimentar un niño de dos años -que apenas habla y camina- hasta un adulto entrado en canas.

Los celos son una manera natural de llamar la atención de los seres a los que amamos al sentirnos desplazados y, cuando se produce entre hermanos o hermanas, es porque alguno siente que está en juego el afecto de los padres. Al ser el eje sobre el que giran esos sentimientos encontrados, mamá o papá deben tomar acciones que permitan a los niños gestionarlos de forma adecuada.

¿Cómo? La sicóloga especialista en niños y adolescentes, Katherine Castillo, dice que el primer paso es entender que los celos entre hermanos son naturales, pues ante la llegada de un nuevo miembro a la familia -el principal detonante-, el niño o niña que hasta ese momento tenía toda la atención de los padres sentirá miedo de perder su afecto. Es lo que algunos especialistas denominan ‘el síndrome del príncipe destronado’.

ANTICIPA LA LLEGADA

La especialista asegura que los padres pueden manejar los celos entre hermanos con algunos consejos y mucho criterio. Pero si pasa el tiempo y el hermano que experimenta ese sentimiento de rivalidad no se adapta a la nueva dinámica familiar, hay que tomar otras acciones porque puede llegar a somatizar su frustración o agredir al niño menor.

✔ Para devolver la tranquilidad familiar, Castillo sugiere que lo primero es expresarle al niño su importancia dentro de la familia y fomentar el apego hacia el hermanito o hermanita en camino, ya sea invitándolo a sentir la barriga a mamá o, si se puede, hacer que vea las imágenes del sonograma del bebé. También ayuda mucho dejar que participe en la toma de decisiones, como la compra de la cuna, la decoración del cuarto e, incluso, el nombre de su hermanito menor.

✔ En segundo lugar, cuando ya el bebé está en casa, es recomendable que los padres trabajen en equipo y se dividan el cuidado de los hijos. La mamá atenderá al recién nacido, por lo que el papá debe darle prioridad al hermano mayor. “La madre, sin embargo, debe hacerse un tiempo de dedicación exclusiva al hijo mayor, para que sienta que el amor hacia él sigue intacto y que su hermanito no le ‘roba’ su afecto”, afirma Castillo.

✔ Lo tercero es nunca comparar o incentivar la competitividad entre hermanos, pues los sentimientos de los niños pueden resultar heridos. Hacer comentarios como “tu hermano es mejor en baloncesto” o “deberías sacar buenas notas como tu hermana” son tóxicos y pueden engendrar o acrecentar los celos y rivalidades.

✔ La especialista da una cuarta recomendación: aplicar reglas iguales para los hijos, aunque se traten de niños con varios años de diferencia. “La explicación al menor será en términos que pueda atender. Pero los padres no pueden aplicar reglas diferentes cuando tratan de disciplinar a sus hijos”.

Frente a cualquier pelea, los padres deben tratar de ser neutrales. Nunca tomar la actitud de juez que dará un veredicto de culpabilidad, sino el papel de un observador que da la oportunidad a ambas partes para exponer sus puntos de vista con libertad, de forma que se eviten las potenciales actitudes dañinas.

Castillo sugiere buscar siempre espacios para compartir en familia, situaciones que generen lazos y fomenten el juego entre los hermanos, momentos que propicien la armonía y que definan los límites de la autoridad de los padres.

Si mamá y papá logran brindar seguridad y amor por igual a sus hijos, los celos irán difuminándose para dar paso a una relación armoniosa y fortalecida entre los miembros de la familia.