A lo largo de cada etapa de su vida, tu gato necesitará diferentes cuidados para mantener su bienestar: ya sea durante su crecimiento cuando sea aún un gatito o bien su salud cuando ya sea adulto mayor. Pero, ¿cuándo se vuelve adulto mayor tu gato y qué cambios podrías notar? ¿Qué hace que un gato sea adulto mayor y cómo puedes cuidarlo a esa edad?

Al igual que con los humanos, el proceso de envejecimiento es una experiencia individual y diferentes gatos mostrarán signos de envejecimiento en diferentes momentos. Sin embargo, en general, el cuerpo de tu gato comenzará a mostrar los primeros signos de envejecimiento a nivel celular a los siete años, pero no podrás ver ningún síntoma exterior hasta que tu gato tenga aproximadamente 12 años. A partir de ese momento, las células de su cuerpo comenzarán a desacelerarse, y sus funciones corporales serán menos efectivas, incluyendo las del corazón y el sistema inmunológico.

La clasificación veterinaria de la edad de tu gato es: de siete a 10 años, tu gato es un adulto mayor; de 11 a 14 años, se le considera envejeciente; de 15 años en adelante, se le clasifica como senil. Para entender esto en términos de años humanos, un gato de 10 años sería el equivalente a un humano de 56 años. No es raro que los gatos vivan hasta 20 años, que es lo mismo que un humano de 96 años.

Aunque cada gato mostrará signos de envejecimiento de manera diferente, hay algunos procesos comunes de envejecimiento por los que pasa todo gato. Su olfato, gusto y audición se vuelven menos agudos, lo cual afecta su apetito. Esto también puede verse afectado por problemas dentales, como que los dientes muestren desgaste y haya enfermedad de las encías o bien pérdida de dientes. Una combinación de estos problemas puede conducir a pérdida de peso.

Sus articulaciones son menos flexibles, sobre todo si se ven afectadas por osteoartritis, lo que puede provocar dolores agudos y problemas de movilidad. Esta falta de flexibilidad también afecta su capacidad para asearse adecuadamente, lo que a su vez termina afectando su pelaje y su piel.

El pelaje mismo puede volverse más blanco y es posible que pierda calidad, ya que las glándulas sebáceas (que producen aceites nutritivos para la piel) son menos productivas. La capacidad natural de producir una respuesta inmune tiende a disminuir con la edad, lo cual expone al gato a más riesgos de infección y enfermedades. Varios procesos metabólicos como la digestión también se ven alterados, ya que la capacidad de procesar grasas y proteínas disminuye a medida que el gato envejece.

Los gatos maduros pueden mostrar comportamientos alterados, como retraimiento o hacer ruidos raros. Es posible que duerman más, pero no tan profundamente, lo que puede interrumpir su rutina y provocar problemas de comportamiento.

A veces, estos síntomas en un gato maduro no son simplemente una señal de "envejecer", sino que también pueden ser un síntoma de un problema mayor.

Los gatos tienden a ocultar cualquier enfermedad y esto puede agravar el problema, en lugar de demostrar dolor a través de signos perceptibles, como cojear o hacer ruido. Por esta razón, es importante tomar nota de cualquier cambio sutil en su comportamiento, como negarse a comer o dejar de saltar a su lugar favorito, y llevarlos al veterinario para un chequeo. Hay algunos síntomas comunes a los que se debe prestar atención en un gato maduro que pueden indicar un problema subyacente, tales como pérdida de apetito o peso, lo cual puede indicar un problema digestivo; aumento de la sed, posiblemente una señal de problemas urinarios; rigidez, cojera o dificultad para levantarse, que puede ser artritis o parecer desorientado, ansioso o mostrar un comportamiento inusual.

Si te aseguras de llevar a tu gato maduro al veterinario con regularidad, podrás detectar cualquier enfermedad grave antes de que se desarrolle y podrás darle la mejor atención posible.

(El autor es veterinario, gerente para México y Puerto Rico de comunicación científica de Royal Canin)