El inicio de un nuevo año escolar con un programa de clases que deberá implementarse inicialmente desde el hogar, para prevenir el contagio con el virus COVID-19 en las escuelas del País, plantea para muchos padres el desafío de identificar y habilitar espacios de estudio que estimulen la concentración y habilidades de aprendizaje en sus hijos.

Establecer un lugar adecuado para estudiar debe reunir una serie de aspectos, en su mayoría sensoriales, que propicien la estimulación cerebral, explicó la arquitecta y diseñadora de interiores puertorriqueña Edwina González.

“Los niños que crecen en entornos que estimulan positivamente sus cerebros aprenden más rápido, y se sienten más motivados y enfocados”, indicó González, experta en neuroarquitectura, una disciplina que considera cómo el entorno arquitectónico influye sobre el cerebro y comportamiento humano.

“Cuando pensamos en el espacio de estudio de nuestros niños y jóvenes, definitivamente, tenemos que tomar en cuenta cómo podemos prevenir el estrés, provocar ciertas emociones y estimular la memoria. El entorno arquitectónico, sin darnos cuenta muchas veces, juega un papel importante en el estudio y la concentración”, afirmó la arquitecta con más de 20 años de experiencia.

Factores como los sentidos de la vista, el olfato, el tacto y la audición pueden servirles de guía a los padres a la hora de seleccionar y configurar el lugar de estudio y cualquier entorno habitado por los niños y jóvenes de la casa.

Al hablar de la vista, la selección de colores es clave, así como la luz y la organización. “Los tonos claros o pasteles inspiran una atmósfera más tranquila y pacífica, mientras que los colores cálidos y fuertes alentarán a los niños a estar más agitados de lo habitual. Tratemos de encontrar un lugar donde entre la luz natural y complementémosla con luz artificial que pueda iluminar lo suficiente como para mantener al niño activo y concentrado. Por otro lado, la organización influye mucho en el aspecto visual de los entornos. Es importante planificar maneras de mantener los juguetes y materiales de los niños lo más organizados posible”, detalló.

En cuanto al tacto, recordó que, para los niños, especialmente los más pequeños, que son los más curiosos, tocar objetos con diferentes texturas y temperaturas es parte fundamental de su desarrollo. Por lo tanto, recomendó que se consideren texturas estimulantes al tacto en el lugar de estudio.

“En el aspecto auditivo, el silencio es esencial para garantizar una mayor concentración, aunque hay quienes prefieren estudiar con música. Mi consejo es buscar un equilibrio entre el sonido y su ausencia. Cuando el espacio de estudio es compartido, hay que pensar bien en las edades y necesidades de cada niño. Existen divisiones en felpa que podemos integrar al espacio. Auriculares con cancelación de ruido son otra alternativa para evitar que el ruido de uno distraiga al otro, sobre todo, si se trata de estudiantes con una brecha significativa de edad”, añadió González, quien, a través de sus paquetes de consultoría por horas E.go on. the GO, instruye a sus clientes en la búsqueda de soluciones a diferentes necesidades relacionadas con el diseño del hogar.

La integración de plantas que limpien el aire, así como aquellas que pueden proveer un aroma calmante, por otro lado, favorecen la memoria olfativa, la más fuerte dentro del campo cerebral humano. Olores como la lavanda, el limón, y la canela ayudan a reducir los niveles de estrés y estimulan la concentración, abundó.

Ergonomía para el movimiento

Otro elemento importante al habilitar el área de estudio es la ergonomía. La arquitecta con experiencia en diseño de espacios de trabajo en el sector corporativo recomendó, por ejemplo, optar por escritorios “sit and stand”, para que el estudiante pueda alternar entre trabajar sentado y de pie.

“Es recomendable que los niños se muevan durante el día. En la escuela están acostumbrados a caminar de un salón a otro o salir a la hora del recreo. Estudiando en el hogar, el movimiento es un aspecto que debemos estimular, y este tipo de escritorios, al igual que tener elementos como una pizarra en la pared, los obligan a pararse y moverse”, recalcó.

Asimismo, aconsejó ambientar el lugar con objetos que apelen a los recuerdos positivos. “Las memorias positivas provocan que el cerebro secrete hormonas, como la oxitocina y la dopamina, asociadas con los recuerdos y la felicidad. Esto tiene un efecto positivo en el ser humano, que, aplicado al aprendizaje, se traduce en una mejor actitud ante el estudio y una mejor concentración”, subrayó.

Colores recomendados y sus significados a la hora de diseñar la habitación de estudio:

•Tonos cálidos, como el amarillo: inspiran felicidad, comodidad y confort al hacer que los espacios se sientan más íntimos. En tonalidades suaves, ayuda a la concentración.

•Verde: Tiene un efecto calmante. La ciencia afirma que mejora la rapidez y comprensión en la lectura.

•Azul: Contrario al rojo, este color ayuda a bajar los niveles de ansiedad y la agresión al bajar el pulso y los latidos del corazón.

•Violeta: Es un color profundo y emotivo. Inspira sensibilidad y compasión en los niños.