¿Cómo ven los hijos a su papá?
¿Cómo cambió la imagen que usted tiene de su padre, a lo largo de su vida?

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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“Cuando crezca, quiero ser fuerte como mi papá”, “me casaré con alguien que sea igual de tierno que mi papá”, “seré responsable con mis hijos, como me enseñó mi padre”. De seguro escuchó a algún niño o adulto decir estas frases, u otras similares. Todas, se refieren a la imagen que los hijos se hacen de los papis.
Las personas tienen una percepción del padre que varía por la edad, en general. No es el género el que distingue la imagen que nos hacemos de los padres.
El niño, como una persona en desarrollo, según la fase que atraviese en su vida, “se forjará una imagen de su progenitor de acuerdo a la aproximación que tenga hacia él y el grado de participación que su padre ejerza en cada un de sus etapas de crecimiento”, explica la psicóloga Patricia Aguirre.
Las distintas fases de crecimiento son las que influyen en la forma de percibir a la figura del padre, en base a los estímulos que el progenitor brinde a su hijo. Así se generará una respuesta que consolidará la imagen que lo represente y determinará el tipo de sentimientos hacia él.
Así, por ejemplo, los hijos varones en el rango de los 4 a 6 años, ven al papá como un rival y luego pretenderá parecerse a él. Cuando crece, busca competir con el padre para determinar quién es el mejor y eso hace que la relación se dificulte. A decir de la terapeuta familiar, María de Los Ángeles Núñez, esto se hace más fuerte en la pubertad.
“Los chicos ponen trampitas a papá”, indica.
Posteriormente, la tensión se alivia ya en la juventud. Es por eso que a los 20 años ven al padre como un ejemplo a seguir o como quien desearían ser. Se identifican con él.
En las niñas, en cambio, existe la percepción de que es el modelo para buscar pareja cuando sean grandes, el denominado ‘complejo de Edipo’. Después, conforme crece, ella deja de verlo como ese galán a buscar y lo percibe como una figura que protege, menciona Núñez.
Es precisamente esta capacidad por la que se asocia al padre o a la figura paterna, con el símbolo de un gran paraguas.
“Da protección. No desde el enamoramiento, sino por la actitud del padre”, aclara Aguirre.
El considerar la idea de que los hijos ven a los padres como su ídolo, mientras que para las hijas es un futuro esposo ya no está vigente. Es una concepción de los años 70 que ya no está vigente, pues los recientes estudios han demostrado que los hijos buscan a una pareja, en función del modelo que ha llegado a ser tanto el padre como la madre, coinciden ambas profesionales.
También se pensaba que la autoridad era otra de las atribuciones que le era conferida exclusivamente al padre, mientras que la madre administraba los afectos. Sin embargo, esa figura de poder actualmente está distribuida en la pareja, porque debido al tiempo asignado para trabajar, uno de los dos se ausenta y el otro está presente.
“La carencia de uno de los dos los ha obligado a trabajar como equipo”, manifiesta Núñez.
Así como la autoridad, los afectos deberían repartirse también, con un mayor grado de participación del padre. Se ha dado un gran salto actualmente porque ellos asignan un tiempo para jugar, sin mirar el género de sus hijos.
A decir de la psicóloga, “los resultados son beneficiosos porque se legitima el derecho del papá de demostrar el amor a sus hijos”.