¿Eres de las madres que piensa que tus hijos merecen todas las oportunidades que no tuviste? 

Darles y proveerles todo se  ha vuelto una  prioridad  desde el nacimiento. Te alarma escucharlos llorar y hasta experimentas un sentimiento de culpabilidad al no poder complacerlos con sus caprichos. 

Si eres  de  estas madres, debes tener cuidado con esta filosofía de vida: Asumirla podría tener consecuencias graves  en el desarrollo de tus hijos. 

Los menores necesitan  sentirse  protegidos  por los  padres, sin embargo, la protección en  exceso,  en vez  de  ser beneficiosa, pudiera  impedir   el desarrollo  funcional   en la  adultez. 

Marta  Rivera  (nombre ficticio   para  proteger su  identidad)  es una madre que está “pasando el Niágara  en  bicicleta”   con su hijo  de  23  años,  que es   un niño  mimado que cree    merecedor  de  todo.  

El  joven, que  reside  bajo el mismo  techo  que  su madre  -que  además lo crío sola-, culminó sus  estudios  en  publicidad y   no consigue empleo.  Es  Marta  quien  hace  las  gestiones de buscar  trabajo  por  él, mientras  el  chico se  pasa  de jangueo  con su  panas en  bebelatas  y viviendo   una vida  de lujo. 

Hace  más  de  12  años que Marta tiene  dos  trabajos para  poder sufragar  todos los  gastos   del  hogar y los “gustitos”  de su hijo. 

“Él  es  mi  único hijo y lo crié sola  desde  los  tres  años. Le  di todo  lo  que  no  tuve. Estuvo en el  mejor  colegio,  en deportes, en arte... en todo  lo que  él  quería. Recuerdo que  me  tuve  que  buscar  un segundo trabajo part time desde que  entró a segundo grado  y  hasta  llegué  a  vender bizcochos para  que  él  tuviera  los  videojuegos  y los tenis  de moda. Me  da  mucha  pena que ahora  no consigue trabajo  y  estoy  enviando resumé   a  todas  partes. Incluso  lo  he  acompañado a  las entrevistas de  trabajo y le he dicho  que quiero  entrar  con él. La  verdad  es que  ahora  que  lo veo siento que  no  está  preparado  para  la vida   porque siempre soy  yo la que le resuelvo  todo”, narró  la   madre  que  entre  sus  lamentos reconoce que no sabe  cómo  ayudar a  su hijo a  ser  independiente.  

“Quiero ayudarlo a que no sea  tan  dependiente, pero  es   mi  hijo  y  no lo  puedo  tirar  a la calle. Tampoco puedo  dejar  de darle dinero porque  él necesita  estar con  sus  amistades, que  todos  trabajan, y  él se siente  poquita  cosa al lado de ellos. Pero me  preocupa  que  está  bebiendo  mucho y  cada  vez me  exige  más dinero”,  sostuvo la  madre, que  aseguró  ya  no puede tomar  un dólar  prestado porque tiene las tarjetas  de crédito al tope.

Entre los sacrificios que  hizo para  complacer a  su  hijo fue  pagarle  un viaje con sus  amigos  de  la  escuela a  Europa.  Hoy, seis  años  después, todavía  paga  el préstamo.

El peligro 

La psicóloga clínica Tainari  Dávila es testigo  en sus consultas de cómo la sobreprotección de lospadres que proveen  y complacen a los hijos en todo resulta perjudicial en el desarrollo saludable de estos. 

Dávila señaló varias  consecuencias, como lo es  la  falta  de  independencia  a  la  que  todo ser  humano  debe  aspirar, la ausencia de destrezas sociales y la falta de responsabilidad.

“Lo  primero  que  hay  que  cambiar  es  el pensamiento del padre  que   quiere darle  todo lo que no  tuvo  a  los  hijos. Ojo con eso,  porque  dar  lo material no  es    todo; no  se  puede  sustituir la  disciplina, estructura,   independencia, amor y tiempo”, subrayó  la profesional. 

En esa misma  línea  destacó que un niño mimado y malcriado puede enfrentar problemas  de  autoestima  baja, no saber tomar decisiones, le afectará el manejo de sus emociones como la tristeza, coraje, alegría y  ansiedad. 

Dávila  afirmó que cuando  mamá  o  papá  corren en    auxilio  del menor  y  no dejan que  el niño cometa  errores, no permiten que  sienta miedo, tristeza  y  otros  sentimientos; están criando a  una  ser  humano  incapaz de resolver las  cosas  por sí  mismo.

“Veo  a  madres que  intervienen  todo  el tiempo, como si  estuvieran al servicio del menor. Hay  que  entender  que los  hijos tienen  que  vivir  su  propia  vida.  Los padres tienen que  saber que el hecho de que el hijo  cometa  errores  no  significa que  es un niñ  infeliz”, recalcó.     

Entre  los  aspectos  que  recomienda, sugiere  que el menor  debe  hacer tareas en el hogar de acuerdo a  la edad.  Esas  tareas las deben realizar  todos lo  miembros de la casa y  no  deben recibir  remuneración económica.

En cuánto al  joven  adulto que no  trabaja  y  vive  en la  casa  de su padres,  dijo Dávila que éste  debe  tener un rol  participativo en  el hogar, porque  es  parte  de su  responsabilidad  con  la  familia.  

Igual enfatizó en que los padres deben dejar  al niño  llorar y  una  vez  pase, explicarle lo sucedido.

En fin, es importante  reconocer  que  él  necesita experimentar, saborear sus éxitos, buscar   mejorar y alcanzar metas difíciles, competir y  superar sus fracasos, porque son las situaciones que lo preparan para enfrentar saluda y productivamente su vida adulta.  

Saca estas frases de tu vida

-“Voy a darle todo lo que no tuve”

-“Mis hijos se merecen todo”

-“Ellos no tienen que pasar por lo que yo pasé”

-“Mis  hijos no tienen que pasar necesidades”

Cómo ayudarlos

-Permite que cometan errores y aprenda de ellos.

-Induce a que tengan confianza en sí mismo; esa  es la clave para enfrentar sus propias batallas.

-Le toca a cada menor enfrentar miedos, fracasos y  alegrías.

-Cada  niño o niña  debe  tener tareas  asignadas  en el hogar sin recibir paga  por  ello, y deben ser  de acuerdo a  su  edad.

-Todos  en casa son parte  del hogar, así que deben  cumplir sus  responsabilidades sin importar  cuán  pequeños  o grandes  sean. 

-Se debe  promocionar   la socialización con  otros  niños de  diferentes edades. 

-Protege a  tus  hijos  de los  peligros  verdaderos, no  de situaciones  cotidianas. 

-No  aspires a   ser  una   madre  perfecta, no  existen. 

-No  permitas que  el menor  esté inmerso  muchas  horas  en la tecnología. 

-Los padres  deben  entender que  cometer  errores no significa que el niño es  infeliz. 

-Sé un guía, pero no le  resuelvas  la  vida al  joven adulto que   vive  en  tu  hogar.

-Propicia que  tus hijos busquen trabajo, y  no  fomentes el mantengo.