Queridos padrinos y madrinas del Santuario de Animales San Francisco de Asís, en realidad, no hace falta que cuenten todas las estrellas en el cielo; de ahora en adelante, bastará con que eleven sus ojos hacia el firmamento para que vean que siempre habrá una estrella que brillará más que las demás. Y en ésa estaré yo, Sebastián, mirándolos con ojos de inmenso agradecimiento por todo el amor que siempre me prodigaron. Los seis años que pasé con ustedes fueron de absoluta dicha porque amé y fui amado. Nunca olvidaré el cariño que me dieron y se los devolveré con creces desde mi estrella... y por toda la eternidad.