Es normal que los estudiantes comiencen el año escolar con mucha energía, pero mientras va transcurriendo el semestre, esa motivación puede verse afectada debido a la carga académica y la rutina diaria, entre otros factores que puede ser estresante para niños y jóvenes.

No obstante, hay maneras de lograr que esa motivación se mantenga y la clave es comenzar en el hogar ese interés en la educación y lo que esto implica para el futuro de los menores. “La motivación es un proceso que se da a largo plazo, no es algo que se da de un día para otro. Para mí es importante crear esa semillita del interés en cada estudiante de la importancia de la educación. Esa semilla se va dando desde el hogar, es bien importante la participación de los padres. Es fundamental y clave para que ese niño vaya mostrando interés y vaya entendiendo la importancia de adquirir una educación para su futuro”, expreso Manuel Lugo Cruz, consejero escolar de la Escuela Blanca Malavez de Sabana Grande.

Según Lugo Cruz, es normal que ya cercano a este periodo de las primeras 10 semanas de clase, los estudiantes comiencen a reflejar signos de cansancio académico. “Cercano a las primeras 10 semanas, ya a finales de octubre, son las semanas que son más estresoras para los estudiantes, ya que tienen que estar realizando trabajos y proyectos para que puedan cumplir con lo que se le estipula y se le pueda dar esa nota. Para esa fecha el estudiante empieza a sentirse un poquito ansioso por los trabajos que se le asignan”, dijo Lugo.

A la pérdida de motivación habitual de este periodo, hay que sumarle los cambios que trajo “la nueva normalidad” creada por la pandemia del COVID-19, donde los estudiantes regresaron a las escuelas luego de tres semestres en modalidad virtual. Esa transición de una educación virtual a una presencial o híbrida y los estresores con los que tienen que lidiar los menores, se suman a la carga académica. Además, hay estudiantes de la zona sur de Puerto Rico que aún enfrentan los estragos ocasionados por las pérdidas de sus escuelas y de sus hogares a causa del terremoto del 2020, situaciones que complican aún más su adaptación.

Ahora (los estudiantes) tienen otras cargas emocionales. Mis estudiantes han pasado por varias pérdidas, ya que estamos en la zona donde el terremoto afectó más. Ellos ahora es que vienen a estar en un lugar presencial de manera híbrida y pienso que es normal que se cansen. Además de que, por esto de la situación del COVID, los estudiantes no están rotando y la cantidad de horas que están en la escuela están en el mismo salón, no hay mucha interacción. Entiendo que es normal que se frustren, que se cansen y que quizás eso pueda afectar académicamente al estudiante”, explicó Kiara Medina Rodríguez, consejera profesional de la Escuela Agripina Seda en Guánica.

Los expertos afirman que este periodo de las primeras 10 semanas, contando todos los eventos que han ocurrido en el País, deben ser tomados como una transición para los estudiantes y que es importante manejar esa motivación con una buena comunicación entre la escuela y los padres. “Lo que estamos viendo es el proceso de transición, de que el estudiante vuelva a readaptarse. Esos niños se están volviendo a readaptar sicológicamente y a hacer ese ʿswitchʾ mental de cambiar la educación a distancia por una educación presencial, donde ahora es que están interactuando con sus compañeros y teniendo la dinámica de estar en un salón de clase”, sostuvo Lugo Cruz.

¿Qué hacer ante la falta motivación?

Según la doctora Alice Martínez Rappa, facilitadora docente del Programa de Consejería Profesional en la Oficina Regional Educativa de Arecibo del Departamento de Educación (DE), es importante que tanto padres, maestros como personal interdisciplinario de las escuelas estén al pendiente de la falta de motivación que pueden mostrar los estudiantes para poder trabajar en equipo y atender la situación antes de que eso tenga un impacto en el desempeño académico del estudiante.

“El maestro es clave aquí porque logra identificar a un estudiante que me producía al 100% y de momento empieza a bajar sus niveles de producción, sus niveles de participación, bajan de significativamente sus puntuaciones. Los maestros los refieren al personal de apoyo para que nosotros indaguemos sobre qué está pasando en ese hogar. Así que el factor primordial viene a ser la comunicación. Que papá, mamá o encargado pueda notificar qué está pasando en su hogar, como le podemos ayudar”, expuso Martínez Rappa.

Según la doctora, esas señales que reflejan pérdida de motivación en un estudiante pueden ser que no se esté conectando a clase virtual o que no quiera ir a la escuela a sus clases presenciales. También puede notarse en su ejecución académica cuando hay cambios drásticos en sus calificaciones y también pueden presentarse cambios en su comportamiento.

No obstante, Martínez asegura que, si se identifican esas señales, es posible trabajar con el estudiante para que no se afecte su desempeño. Para esto, los maestros juegan un rol importante y pueden utilizar ciertas estrategias para motivar a ese estudiante en la sala de clases.

“Es bien importante que el maestro elogie a los estudiantes, ofrezca una clase organizada, que planifique sus clases como lo hace la mayoría de nuestros maestros. Que integren la tecnología en sus clases, que sea una clase dinámica y abierta que puedan compartir y aprender desde sus propias experiencias. Es bien importante que el maestro conozca a sus estudiantes para que pueda identificar inteligencias múltiples, los estilos de aprendizaje también entran aquí. Es bien importante unir todos esos factores y que la clase sea una interactiva”, comentó Martínez Rappa.

Por su parte, Medina Rodríguez recomienda la comunicación entre el personal académico y los padres para identificar a esos estudiantes que pueden estar atravesando ese proceso.Entiendo que la herramienta más importante es la comunicación. Por lo menos en mi escuela se hacen reuniones semanales, donde se discuten casos con los maestros. Ahí podemos identificar estudiantes que no se estén conectando de manera virtual o que tengan algún tipo de rezago académico que, por lo general, va de la mano con situaciones emocionales que le están afectando. Es bien importante que esa comunicación tanto de los padres con la escuela, los maestros con nosotros el equipo interdisciplinario; consejero, sicólogo, trabajador social y enfermera. Ahí está la clave en la comunicación”, concluyó la consejera escolar.