Querida familia: Les habla su adorada mascotita, Lulú Santiago Vega. Me dirijo a ustedes hoy porque sé que están sufriendo mucho por mi inesperada partida. No quiero que se me desesperen, sino que piensen en mí como si estuviera durmiendo el más dulce de los sueños. A su lado viví los más gloriosos y felices ocho años que una perrita pudiera desear. Desde mi nubecita blanca, velaré por todos ustedes hasta que nos volvamos a encontrar. Por favor, piensen en mí con alegría y sentirán mis amorosas lamiditas en sus rostros, enjugando sus lágrimas. Siempre los querré a todos: a mis hermanos Naidy y Wilfredo José; a mi compañera de “peleas” y juergas, Princesa; a mi sobrinita Ariam Isabel; a mi abuelita Lucha; y, ¡por supuesto!, a mis amados papás, María y Wilfredo. ¡Hasta siempre!