La lucha de los hijos del medio
El orden de nacimiento afecta la personalidad en la adultez.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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No son los primeros ni los últimos, son los que luchan por sobresalir de entre esas dos posiciones. No quieren pasar desapercibidos y luchan para capturar la atención de los demás. Sin embargo, a veces se aprovechan de no tener tanta atención ya que no se ven cargados de presiones. Estos son los hijos del medio. También conocidos como el hijo intermedio o el jamón del sándwich.
Crecen sin la presión que recibe su hermano mayor y sin la excesiva protección y atención que se le da al pequeñín de la casa. Su carácter suele irse a los extremos, o muy tímidos o demasiado revoltosos.
La sicóloga clínica Ingrid Marín dice que “el orden de nacimiento afecta la personalidad en la adultez. Porque cuando llega el primero, es el primogénito el que todo el mundo celebra, reconoce, el pequeño es el bebé, y es el que hay que cuidar porque es el más pequeño, el del medio pues es el del medio. Que realmente en algunas ocasiones el grande le abre camino y él le abre camino al pequeño, pero es el que recibe la ropa que se le quedó al más grande si son del mismo size”.
Marín destacó que existe el Síndrome del hijo del medio, que es cuando el individuo está en una lucha constante por pertenecer. De hecho, detalla que se pueden mostrar rebeldes, discutir más de lo normal con sus hermanos por celos, pueden hasta mostrarse tímidos y retraídos, o por el contrario, querer llamar la atención todo el tiempo, aunque eso implique portarse mal. De esta forma obtienen la atención de los padres a través del regaño.
Muchos padres responden a los reclamos de que unos hijos son más queridos que otros con el argumento de que a todos se aman de igual forma. Lo cierto es que la atención y el amor son cosas distintas.
“No quiere decir que los padres no sientan el mismo amor por cada uno de sus hijos, pero no necesariamente se le da la misma atención que recibe el que es mayor o el que es menor”, detalló Marín.
Balance, comunicación y espacio
La clave para criar hijos emocionalmente saludables es tener balance y comunicación. Atenderlos de manera equitativa y sobre todo escucharlos. De lo contrario, “una situación donde los padres no manejen bien el ser el hijo del medio, trae problemas de autoestima, porque toda la atención es para el grande, todo el cariño es para el pequeño”, sentenció la sicóloga.
Por su parte, el profesor Wilfredo Vázquez, experto en modificación de conducta, recomienda que los hijos del medio estén en actividades aparte, solos, para que disfruten ese protagonismo. Tanto Vázquez como Marín coinciden en que se debe tener los hijos en actividades por separado, y eso no se limita a las extracurriculares, se trata de tener momentos únicos para cada hijo.
En ocasiones, los padres hacen que los hijos participen en las mismas actividades y que practiquen los mismos deportes. “Hay que respetar la individualidad y hay que sentarse con ese niño a ver si tu interés es realmente practicar JuJitsu o es coger un curso de dibujo. Este niño en muchas ocasiones viene arrastrando el recibir la ropa que se le quedó al otro, el deporte que hace el otro y son cosas que los papás tiene que evaluar y ver a todos los niños del núcleo familiar de manera independiente, tanto al grande, como al del medio, como al pequeño, porque todos tienen su individualidad”, añadió Marín.
Evita el daño
Los padres deben documentarse, escuchar a cada uno de sus hijos, y observar su comportamiento con detenimiento, ya que a veces las señales que muestran es una forma de llamar la atención y no hay que encasillarlos en un diagnóstico de hiperactividad, déficit de atención, entre otras de las diagnosis de moda.
Las consecuencias de no dividir la atención entre los hijos de la forma justa y correcta no se limitan a crear niños con trastornos emocionales, sino que se ve reflejado en el trato que de adultos, les dan a sus padres ya envejecidos, en el distanciamiento y en no atender sus necesidades.
Ventajas del “jamón del sándwich”
Todos los escalones de la jerarquía familiar tienen sus particularidades y, por supuesto, su importancia. Si bien es cierto que a veces el hijo intermedio se cría sintiéndose menos querido, también tienden a ser muy independientes, determinados, buenos negociadores, y poseen otras cualidades muy positivas que surgen de esta lucha por posicionarse en un lugar donde se sientan cómodos.
Librarse de resentimientos
Muchos adultos crecieron en un núcleo familiar en el que los padres no repartieron la atención de manera equitativa, y por esto arrastran con resentimientos. La sicóloga recomienda que “personas que tengan ese resentimiento, deben de buscar ayuda para trabajar con el perdón y el perdón terapéutico”.
“Aquí no se trata de tú decir yo tengo un problema, aquí se trata de decir yo quiero ser mejor, es bien distinto. Porque nadie quiere sentirse menos, pero todo el mundo quiere ser mejor. El profesional de ayuda es un profesional para tú ser mejor, para tú poder vivir la vida que te mereces, para tú poder vivir entonces una vida más plena, más próspera, más abundante”, añadió Vázquez.
No se trata de identificar un problema, se trata de buscar ser mejor, y eso se logra a través del perdón.