Más mascotitas maduras
Conoce algunos de los muchos animalitos "mayorcitos" que son los consentidos de sus amos

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
PUBLICIDAD
Phoebe de Maritza
Mi nombre es Maritza Vélez y mi mascota senior es Phoebe (se pronuncia Fibi), una Irish Setter. Pasó varios meses en un pet shop sin que nadie la comprara. Pero, cuando me hablaron de ella, fui a conocerla y fue “amor a primera vista por parte de las dos”. Desde que llegó a casa hace 13 años se convirtió en mi adorada bebé. Ha sido tan maravillosa en todos estos años; me ha acompañado en mis momentos de alegría y de tristeza.
Nunca nos hemos arrepentido de traerla a casa. Nuestra vida ha sido bendecida con su presencia y la amamos mucho.
Oki de María Eugenia
Mi adorada Okinawa Elías, una salchicha miniatura de 10 años. Es cariñosa e inteligente y me “habla” con su mirada, sus gestos y sus diferentes tonos de ladrar. Es agradecida y, a pesar de que está viejita, en ocasiones, se pone juguetona como si otra vez fuera un cachorrito. Ella vive pendiente de mí y sabe cuando estoy feliz, triste o enferma. Cuando duerme conmigo, se acuesta pegadita a mí y no se mueve en toda la noche. Okita, como cariñosamente la llamo, piensa que es un ser humano, y yo hago todo lo posible porque ella así lo sienta.
Korben Dallas de José Orlando y Rubí
Mi mascota senior es un noble can de 12 años, llamado Korben Dallas, como el personaje de la película The Fifth Element. Cuando sufrí de un infarto, estuvo acostado en mi cama todo el tiempo y llorando a mis pies. Se ha criado con todos mis hijos -incluyendo Rubí, en la foto- y una nieta. Cuando mis hijos vienen de Estados Unidos, los persigue hasta que se ponen a mimarlo. Korben es muy especial para nosotros y es parte de la familia. Es un perro noble y hasta tenemos varios álbumes de fotos de él. Cuando alguno de nosotros se siente solo y desea compañía, basta con que se lleve a Korben a su cuarto y se sentirá mejor.
Suza de Awilda
Suzana María del Pilar de Gales es el nombre de esta belleza (los íntimos le dicen Suzie). Tiene 15 años y goza de perfecta salud. Le gusta ir en carro con acondicionador de aire y cuando viaja a los E.E. U.U., va en cabina. Yo adopté a Suza mediante un engaño, pues me dijeron que era Schnauzer. Sí, aja... Hasta hace poco dormía con nosotros, pero si la trepo en la cama, le da con tirarse y me da miedo que se haga daño en su espina dorsal, así que la dejo en el suelo, en una colchoneta. En fin, Suzie es nuestra hija perruna amada y ¡ay de aquel que se atreva a mancillarla con una mirada!
Titán y Poncho de Sonia
Éstos son los viejitos de nuestra casa. Casualmente, Titán, el color crema, falleció mientras yo escribía estas líneas, a los 13 años de edad. Titán era un personaje, le encantaba robar comida y siempre recibía regalos en cumpleaños y en Navidad. También fue muy protector, pues en las tres ocasiones que se nos metieron en casa, Titán avisó con sus ladridos la presencia de los extraños. Ahora nos queda Poncho, que llegó a casa y nos adoptó. También tiene como 13 años y por las cicatrices que tiene -¡le falta hasta la punta de la cola!- imaginamos los años que lleva en la calle. Es medio sordo, ladra como una foca y ronca como un monstruo. Cuidaremos a Poncho también hasta el final de sus días... pero nunca olvidaremos a Titán.
Paola y Camila de Maritza
Paola es una perra de 11 años. Cuando la adoptamos, mi esposo y yo nos enamoramos de su naricita colorá y sus ojitos verdes. Como nos daba pena verla tan solita, le buscamos una “hermanita”. Ésa resultó ser Camila, que ahora tiene 10 años. Para Camila, mi esposo y yo lo somos todo. Si le damos cariño a otros, ella, literalmente los empuja para que le den amor sólo a ella. Paola y Camila tienen personalidades bien distintas, pero ambas son especiales para nosotros. Nos han dado buenos años de compañía y felicidad.
Preciosa de María
Hace unos 15 años llegó a mi vida una bolita de pelos sucia y llena de pulgas... ¡y la llamé Preciosa! Esta perrita ha estado conmigo en tantos momentos felices y tristes, que más que una simple mascota, es parte de mi familia. Mis amigos me preguntan qué haré cuando Preciosa no esté y, francamente, no sé qué contestar. Cuando estoy enferma, ella es capaz de dormir a mi lado sin dejar que nadie se me acerque. ¡Y fueron tantas las noches que me acompañó mientras estudiaba para terminar mi doctorado en psicología! Definitivamente, mi perra es superespecial para mí.
Rasta de Rosita
Les presento a mi hija Rasta. Nos la regalaron siendo una bebé hace 12 años. Durante todo este tiempo ha sido nuestra alegría, ya que no hemos podido tener hijos. Ella es muy especial porque nota cuando estoy triste (me mira a los ojos y toca mi nariz con la suya), cuando estoy molesta (se esconde por horas), y nos escucha con atención cuando hablamos entre nosotros. Los animales son una bendición de Dios y le pido a Él que nos deje disfrutarla por muchos años más.
Midori de Yoly y Alex
Midori es mi hermosa perrihija raza Yorkie y ahora tiene 10 años. Yo nunca pude tener niños y siempre me sentí muy triste hasta que mi esposo me regalo a mi bella Midori. La quiero con toda mi alma y sufro sólo de pensar que un día me falte. Le hablo constantemente porque es muy inteligente y entiende mucho. Ya Midori tiene dos hermanitos, Brandon y Diddy Marie, mis otros perrihijos. Jamás imaginé que tener mascotas cambiaría tanto mi vida, es lo mas hermoso que cualquier ser humano se puede imaginar.
Bamby de Marilyn
Mi perrita Bamby es muy especial para mí. Esta pequeña ya tiene ocho años conmigo y espero que cumplamos juntas muchos años más. Yo la cuido con todo mi cariño y juego mucho con ella. En realidad, las personas que no tienen perros, no saben lo que se pierden. Yo he tenido perros toda mi vida y no me arrepiento.
Puppy Rocky de Elizabeth
Mi “bebé” de 12 años se llama Puppy Rocky Figueroa Miranda. Es un Cocker Spaniel bien cariñoso y ñoño. Y ahora, en su adultez madura, ¡exige más cariño todavía! Por él haríamos cualquier cosa. De hecho, hace tres años suspendimos nuestras vacaciones porque hubo que operarlo de emergencia, pero no nos arrepentimos. Todos los años le celebramos su cumpleaños y en Navidades recibe regalos como un miembro más de la familia.
Lola de Lisandra
Esta hermosa satita llegó a casa hace unos siete años y ahora tiene alrededor de 13. Fue rescatada de un proyecto de construcción donde estuvo vagando y mendigando comidita. ¡Y a casa fue a parar! Llegó y se adaptó de inmediato, y es el mejor regalo que me han podido hacer. Es cariñosa, obediente, inteligente y sensible. Se porta como la mamá de mis otras mascotas (tres perros y dos gatitos). ¡Hasta amamantó a otro de mis perros, un Labrador de dos meses! A diario le pido a Dios que me deje gozármela muchos añitos más...
Artemisa y Venus de Sandra
Mi nombre es Sandra Ramos Miranda y tengo dos gatitas de 12 años que han sido nuestra felicidad: Artemisa (negra) y Venus (blanca). Las quiero porque son felices con sólo mirarnos. Mis sobrinos aprendieron a amar los animales gracias a estas dos mascotitas y ellas son parte esencial de la familia. Hace poco, Artemisa sufrió un accidente y sólo el amor la tiene saludable. Mi familia siempre ha respetado a los animales y los amamos y cuidamos porque ellos sólo nos dan amor, y nos enseñan lo que es ser incondicional. Yo tuve un perro por 15 años y una perra por 13 años, y mi hermana tiene una perra llamada Chispa, que ya cumplió 16. El amar a nuestras mascotas nos une y es una actividad en la que participamos todos, desde mi abuelita, que tiene 92 años, hasta mis padres, mis hermanas y mis sobrinos. Vale la pena esta clase de amor.
Snowy de Shamarie
Cuando trabajaba como voluntaria en un refugio de animales, conocí a Snowy. Llegó junto a sus hermanitos y hermanitas. Yo vi aquella pequeña cosita que me miraba con esos ojitos grandes color café... y ahí comenzó la vida para ella. Snowy tiene ahora como nueve años y cambió mi vida desde que la adopté. Sólo le falta hablar y casi lo hace con su mirada. Su día comienza cuando levanta a mi papá a las 6:00 a.m. para que él me levante a mí. Todas las noches duerme en un cuarto diferente -conmigo, con mis papás...- porque cambia mucho de parecer y le gusta estar al tanto de lo que pasa en la casa. Ella me besa para despertarme y yo le devuelvo el beso y le digo: “Mi amor, te quiero; regreso pronto”, ¡como si fuera mi hija real! Mientras trabajo, ella cuida a mi papá, que es paciente de Parkinson. Cuando regreso, siempre me espera en el portón, brincando de alegría, corriendo por todos lados. Y si no le hago caso, me persigue. Snowy comparte mis alegrías y mis tristezas. ¡No sé qué será de mí cuando se me vaya! Siempre le doy las gracias a Dios por ponerla en mi camino.
Mystic de Iris
Mi nombre es Iris A. Garced y mi mascota se llama Mystic, y hace 13 años que vive conmigo. La adopté luego de que Natacha, una rottweiler que amé con todo mi corazón, se fuera al cielo de las mascotas. Mystic es superespecial. Ella está constantemente a mi lado y cuando me baño, tengo que permitirle que me lama antes de yo poder secarme. Vivo muy agradecida de que Mystic sea mi compañera, pues soy diabética y en una ocasión caí en coma diabético, y ella estuvo al lado mío todo el tiempo. Entonces, en un breve instante que salió, un auto por poco la mata y yo, al oír la voz de alarma de quien me estaba acompañando, salí de mi coma. ¡O sea, que Mystic fue mi salvación! Los animales son brillantes, generosos, de buen corazón y hasta más listos que los humanos. Además de Mystic, tengo a Machote, un hijito de ella, y a Lili, una cotorra que sustituyó a otra que se llamaba Filipa.
Sansón de Moisés
Éste es Sansón, un perrito de la raza francesa Papillon. Tiene aproximadamente 10 años. Es bien cariñoso, pero, también, bastante chavoncito, pues hace travesuras en cantidad. Por supuesto, se las perdonamos todas, pues lo queremos muchísimo. Como tiene la costumbre de hacer pipí cerca del portón, ¡ya hemos tenido que cambiar dos! Pero, en fin, se quiere como a un hijo.