Perro corre con prótesis producidas con una impresora 3-D
Por primera vez en su vida, un simpático y vivaz can no se ve limitado por una silla de ruedas para perros estilo convencional.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Probablemente, habrá muchos que miren a Derby con pena. “Ay, bendito”, pensarán, “le pasa algo en las patitas delanteras”. Pero, la realidad es que, ahora mismo, este perrito es uno de los animales más felices sobre la faz de la Tierra. Y es que, por fin, en lugar de arrastrarse con el pecho o de apoyarse en una silla de ruedas para perros estilo convencional, la directora de una compañía de impresiones en 3-D ha creado, expresamente para él, unas prótesis que le permiten caminar y correr como si sus patitas delanteras fueran enteramente normales.
De lo vivo a lo pinta’o
La felicidad de Derby es algo tan nuevo para él como sus prótesis. Sus guardianes originales lo entregaron al albergue Peace and Paws Dog Rescue en Hillsborough, en el estado de New Hampshire, porque ya no lo querían y no les interesaba mejorar su calidad de vida.
Claramente, si se hubiera tratado de otro tipo de santuario –dada la seria discapacidad que sufría el perrito–, Derby hubiera sido sacrificado. Y es que, debido a una malformación congénita, sus patas delanteras no se desarrollaron, por lo que no podía caminar erguido, sino que tenía que arrastrarse, apoyándose en su pecho.
Pero, el desprecio sufrido debido al desinterés de sus primeros guardianes se cambió prontamente por la felicidad de haberse topado con la generosidad y compasión de Tara Anderson, directora de 3D Systems, una compañía que se especializa en impresiones en 3-D.
Cuando Anderson se enteró de la condición de Derby, de inmediato decidió que ella lo ayudaría a resolver su problema de movilidad limitada. Y, en efecto, así fue.
Caminando… y corriendo
Lo primero que Anderson hizo fue ofrecerle un hogar temporero a Derby. A continuación, la empresaria lo habilitó con una sillita de ruedas para perros, en lo que le procuraba algo más práctico, que le permitiera moverse, jugar y correr como un perro sin ningún tipo de limitaciones. Simultáneamente, Anderson se reunión con su equipo de diseñadores, quienes se pusieron a trabajar de inmediato en el “proyecto Derby”.
El resultado del esfuerzo en conjunto fue un par de prótesis como ninguno otro en el mundo. Por supuesto, hubo muchas pruebas y diseños fallidos hasta llegar al producto final que, como se puede apreciar en el vídeo adjunto, fue un éxito total. De hecho, dicen que el animalito se adaptó inmediatamente a sus prótesis y empezó a usarlas (de hecho, ¡hasta salió corriendo!) como si lo hubiera hecho toda su vida, ya que las mismas están hechas exactamente de acuerdo con su particular anatomía.
Para completar su dicha –incluso, antes de haber estrenado sus prótesis hechas la medida–, Derby encontró algo mejor todavía: un hogar amoroso junto a Sherry Portanova y su familia, quienes lo adoptaron no a pesar de su discapacidad, sino sin pensar ni un solo segundo en la misma. Los Portanova solo vieron en Derby a un perro superamoroso, con un potencial inmenso para ser feliz… y hacerlos tremendamente felices a ellos.
Un final feliz y para toda la vida
La historia de Derby comprueba –una vez más– que los perros no padecen de los complejos ni las preocupaciones de los humanos. Los perros –los animales, en general– no se cogen pena ni se avergüenzan de sí mismos ni de sus discapacidades.
Los animales –los perros, específicamente– solo saben vivir en el momento y amar y ser amados. Y eso es algo que todos deberíamos aprender de Derby y otros como él.