El estudio se hizo con 10 hombres, 12 mujeres y solo perros machos

Pero, ¿cómo va a ser? Si nosotras los añoñamos tanto; si, en la mayoría de los casos, nosotras somos las que les compramos los juguetes y les servimos la comida a los perros de la casa, ¿cómo es posible que estos busquen más la compañía de los varones que la nuestra?

Pues, así parece ser, de acuerdo con investigadores de la Universidad de Viena, en Austria, y del Centro Waltham para la Nutrición Canina, en el Reino Unido. Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo y por qué el sexo de los guardianes de los perros pudiera afectar hacia quiénes estos gravitan, la teoría más popular es que ello tiene que ver con los roles asociados con los géneros, según se ha observado en los lobos.

Manuela Wedl, la principal autora del estudio, propone que la sensibilidad de los perros al sexo de su guardián puede tener sus raíces en los comportamientos ancestrales de los lobos. Esto es así porque en la sociedad lupina, cada sexo está asociado con roles específicos y particulares.

Más aún, el estudio también comprobó que un guardián neurótico y un perro neurótico parecen estar en sintonía el uno con las necesidades del otro y tendían a pasar más tiempo juntos que los amos no neuróticos con canes no neuróticos. Por si fuera poco, los perros cuyos guardianes eran hombres –particularmente, hombres neuróticos– buscaban la compañía de estos con mayor frecuencia que los perros que pertenecían a féminas.

No obstante, los investigadores insistieron que todo esto no significa que los perros prefieran los hombres a las mujeres. Lo único que hace es que abona a la evidencia ya existente de que el sexo y la personalidad del guardián influencian notablemente la atracción social del animal a la persona.

Dios los cría… y ellos se juntan

Para este estudio, los investigadores observaron la interacción de perros y humanos durante el transcurso del experimento. Entre los participantes había mujeres y todos los perros eran machos. Previo al experimento, las personas completaron unos cuestionarios con para ayudar a los investigadores a determinar los diversos tipos de personalidades de la gente y cómo se sentían hacia sus mascotas.

Se les pidió a todos que miraran 15 fotos de perros. Mientras miraban las fotos, tenían que anotar dos o tres palabras que, en su opinión, se relacionaran con las imágenes. Lo que nadie sabía era que ese ejercicio era solo para distraerlos, mientras los investigadores los examinaban detenidamente.

Entonces, aprovecharon para dejar que los perros entraran al cuarto y los investigadores observaban cuán rápido los animales se aproximaban a sus respectivos guardianes y cuánto tiempo permanecían a su lado.

Lo que descubrieron fue que los hombre neuróticos con perros neuróticos –para propósitos del estudio, se calificaba como neuróticos a los perros ansiosos, faltos de confianza y menos vocales y agresivos– se atraían como imanes. Los perros se dirigían derechitos hacia sus guardianes varones y permanecían muy unidos a ellos.

No obstante, se hizo la salvedad de que el sexo del guardián no influenciaba para nada el tiempo que la mascota permanecía junto a su humano. Y, de hecho, los perros que pertenecían a mujeres neuróticas también tendían a permanecer muy cerca de ellas.

Lo que se desprende de todo esto es que la personalidad del humano puede provocar que él o ella se comporte de modo que invite o desaliente al perro a acercarse. Esto es así porque mientras más neurótica sea la persona, mayores serán la probabilidades de que interactúe más con su perro, invitando, así, a que el animal se sienta más cercano a él o ella.

Esto se corroboró al notar que mientras más importante fuera para el humano pasar tiempo con su mascota, mayor era el tiempo que ambos permanecían muy cerca el uno del otro.