Su jarrón favorito está roto en el suelo y su hijo de 8 años de edad culpa al gato. Seguro usted se pregunta: ¿Estará diciendo la verdad? ¿El gato será malvado? ¿Mi hijo está loco? ¿Cree que me puede ver la cara de idiota? Lo más probable es que no podamos contestar esas preguntas, asegura un nuevo estudio publicado en la revista Science. 

Los datos recogidos de 45 experimentos que involucraron a más de 10 mil niños y adultos sugieren que, aunque la mayoría de los tutores piensan que saben cuando sus hijos mienten porque identifican un murmullo, inquietud, cambio de su mirada y tono de voz, sólo el 47% de las veces pudieron identificar una mentira.

Los resultados también refuerzan la hipótesis de que "los niños se convierten en mejores mentirosos a medida que envejecen". Profesionales como trabajadores sociales y maestros también son ligeramente mejores que los laicos en la detección de mentiras, encontró el equipo. Los autores advierten que su investigación era solamente un metaanálisis, que combina los resultados de muchos estudios científicos, y que muchos de estos proyectos no se llevaron a cabo exactamente de la misma manera, algo que podría cambiar los resultados en una dirección o la otra. 

Pero ellos aseguran que su papel será destacar las áreas importantes de la investigación futura que podría algún día ayudar a los padres, maestros y vecinos a detectar mejor a los niños mentirosos.