P: ¿Es cierto que, tarde o temprano, todos los perros grandes padecen de esta condición?
Me han dicho que la displasia de la cadera le puede dar a cualquier perro. El mío -una mezcla de Husky y Pastor Alemán-  es bastante grande (pesa como 75 lbs.). Y según he leído, por herencia,  ambas razas tienen problemas con las caderas. ¿Qué puedo hacer para evitarlo?

R: Los factores genéticos contribuyen a este padecimiento.
Explica la veterinaria Elizabeth Rivera: “La displasia de la cadera es una condición asociada con una anormalidad de la coyuntura de la cadera. Provoca debilidad de la musculatura, de los ligamentos y del tejido que da soporte a la coyuntura. En la medida en que esta última se afloja, las superficies de los huesos que articulan se alejan una de la  otra.

Esta condición puede afectar ambos lados de la cadera o un solo lado. La mayoría de los perros nacen con la coyuntura de la cadera normal, pero debido a la genética y a otros factores de riesgo, desarrollan la condición. Cualquier perro puede desarrollar displasia, pero, mayormente, es una condición de razas de perros grandes y gigantes como Pastor Alemán, Labrador, Rottweiler, Gran Danés, Golden Retriever y San Bernardo, aunque también se ha visto en otras razas.

Debido a que la condición  puede ser heredada, es poco lo que se puede hacer para evitarla”.

 Si su perro muestra síntomas de molestia o dolor durante o después del ejercicio; si se resiste a que le  muevan las patas traseras, se le dificulta subir escaleras o no hace la actividad normal diaria, visite su veterinario para que le haga una evaluación completa con examen físico y radiografías. Sólo él puede prescribir el tratamiento o procedimiento  a seguir.

 

Precauciones:
 -Evite que su mascota esté obesa. Aliméntela con una dieta balanceada.
 - Ejercite a su mascota de manera que los músculos de los glúteos se fortalezcan.  Nadar y correr, por ejemplo, son buenos ejercicios, pero evite aquellos que tengan impacto en las coyunturas cómo brincar o jugar frisbee.
 - La probabilidad de que un perro padezca de esta condición puede diagnosticarse desde los cuatro  meses de edad. Su veterinario lo puede referir a un especialista para este diagnóstico temprano.

 

 La Dra. Elizabeth Rivera, DVM,  es veterinaria y catedrática, y directora del Programa de Tecnología Veterinaria de la Escuela de Profesiones de la Salud del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

 Escríbenos con tus dudas, preguntas e inquietudes sobre comportamiento y salud animal a: Instinto animal, Editorial Primera Hora, PO Box 2009, Cataño  PR 00963-2009, o al email atumanera@primerahora.com