PEÑUELAS. Por más de 40 años, doña Beatriz Rivera Velázquez ha deleitado el paladar de miles de personas que atraviesan el pueblo de Peñuelas para buscar las sabrosas empanadillas del chinchorro Los Zines, ubicado en el montañoso sector Mal Paso del barrio Macaná.

Lo que caracteriza el arte culinario de esta mujer es que la mayoría de los ingredientes son recogidos de los sembradíos del área y toda cocción se hace a leña, maximizando el sabor de las frituras. “Nosotros usamos ese chinchorro y cocinamos todo a leña”, dijo Beatriz mientras señalaba un improvisado quiosco de zines donde un barril de aluminio preparado con carbón y una rejilla, son los responsables del sabor que acogen los ingredientes que rellenan las plantillas.

Y es ese sabor el que revoluciona este sector todas las semanas cuando doña Beatriz prende el fogón que, al parecer, no pasa desapercibido para el gusto de los miles de puertorriqueños que han llegado hasta el remoto lugar. “El alcalde nos hizo un reconocimiento y la Cámara de Representantes por ser la persona que más gente ha traído a Peñuelas. Yo creo que son miles y miles que han venido de toda la Isla. También han llegado de afuera, de Florida, de New Jersey y hasta de Alemania, un muchacho me escribió por Facebook y llegó aquí”, comentó sonriente Beatriz, que -mostrando humildad- adjudica a la hermosa vista panorámica de la zona el interés de llegar hasta el sector.

Beatriz Rivera Velázquez, quien cocina en su estación “Fogón de Bea” en Los Zines
Beatriz Rivera Velázquez, quien cocina en su estación “Fogón de Bea” en Los Zines (Isabel Ferré Sadurní Photography)

“Mucha gente viene, se para ahí, se toma fotos y me pide comida criolla. Si se puede, les cocino. Cuando vienen de afuera, me piden mucha carne frita, pernil y arroz con gandules”, dijo.

La vista que disfrutan los visitantes se encuentra en la propiedad de doña Beatriz y su esposo Cesario “El Potro” Velázquez Santos, quien preocupado por la seguridad de las personas, construyó un tipo balcón con piso de cemento donde los turistas pueden ver más cómodamente las bondades de la naturaleza desde la montaña donde ubica su residencia.

Esa vista está justo al lado del chinchorro original Los Zines, también conocido como el negocio de Los Zines de Bea y el Potro, una maltrecha estructura que aun queda en pie a pesar del embate del huracán María en el 2017. La estructura de zinc tiene por lo menos 120 años e inició como un colmado de víveres propiedad del suegro de Beatriz.

Tras el hombre retirarse, es el matrimonio Velázquez- Rivera que asume las riendas del mismo; sin embargo, como contó esta simpática mujer, “el negocio de los zines surgió porque, como este era un negocio de madera y mayormente zinc, la gente decía ‘vamos para los zines’ y así se quedó. Era un colmado, pero con la llegada de tiendas más grandes, ya casi no se vendía nada, así que empecé a hacer empanadillas y así empezó el Chinchorro de los Zines”.

Y aunque Beatriz no sabe con exactitud qué provocó el interés público para llegar al remoto sector para degustar sus empanadillas, sí asegura que cada día se levanta y, desde las seis de mañana, prepara con amor y mucho cuidado la fusión de hierbas, especias e ingredientes para confeccionar los sabores que agradan el exigente paladar del boricua.

“Ya a las once yo tengo todo listo y las frío en el momento. Aunque el negocio está abierto todos los días, son los sábados y domingos los días que más viene gente. Vienen de bonche y se van y así se pasa el día. La (empanadilla) que más piden es de carrucho y de carne; bueno todas se venden bien”, dijo la mujer al mencionar que los pedidos varían desde carrucho, pollo, carne molida, cerdo, pastrami, camarones y hasta los vasitos de mollejas en escabeche.

De hecho, Beatriz reveló que prepara más de 400 empanadillas diariamente, ¡fritas al momento! “Todo esto se llena de carros, hasta allá. Se bajan, piden, comen, se retratan y se van”, manifestó con una sonrisa señalando los alrededores de este modesto sector.