Sanación kármica
Conoce cómo tus mascotas pueden superar diversas condiciones de salud a través de esta alternativa espiritual

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Rosa Escribano
Primera Hora
Mucho se habla sobre la reencarnación y de cómo sanar bloqueos desarrollados en esta vida o en otras anteriores con miras a la evolución de nuestra alma.
Compulsiones, problemas de comportamiento, enfermedades… Quienes creen en vidas pasadas están convencidos de que existe una diversidad de condiciones que pueden sanarse a través de terapias dirigidas a tratar este aspecto del ser. Entre éstas se incluye la sanación kármica.
Pero fuera de pensar que se trata de una alternativa exclusiva para seres humanos, la facilitadora espiritual Kelmy Vega está convencida de que este beneficio abarca también a los animales. ¿La razón? Las experiencias de las que ha sido testigo a través de estos años recientes en los que ha practicado esta modalidad.
“Ellos también tienen alma”, afirma enfática Kelmy, quien asegura tener una conexión especial con los animales que va más allá del amor que les profesa. “Todos los seres vivientes somos hijos del Creador. Y claro, ellos también tienen su reino, que es el reino animal, y no es menos en el Cielo”.
Según explica, los animales, como parte de la creación divina, también tienen la facultad de reencarnar y vivir varias vidas como parte de su proceso evolutivo espiritual.
Kelmy sostiene que “el mayor propósito de sanar el karma es que las almas de estos seres amorosos puedan progresar espiritualmente y evitarles sufrimientos innecesarios”. Además, mediante esta alternativa se puede “tratar el comportamiento de una mascota en general”.
¿Qué es el karma?
Antes de proseguir abundando en de qué se trata la alternativa espiritual que ella practica en animales, Kelmy detalla que karma “es una palabra en sánscrito que significa acción y se refiere a la ley universal de causa y efecto. Y, de acuerdo con esta ley, cualquier cosa que hagamos, pensemos, digamos y sintamos tiene una consecuencia inevitable y esta consecuencia puede ser negativa o positiva, dependiendo de la naturaleza de nuestras acciones, pensamientos, palabras y emociones”.
La facilitadora espiritual añade que “el karma se acumula a través de nuestras vidas y tiene un impacto en todos los aspectos de nuestra vida presente”. Por lo tanto, “transmutando o sanando karma negativo a karma positivo nos permite liberar nuestro espíritu de sufrimiento innecesario”.
Por qué creer
Kelmy observa que “los seres humanos solemos ver el cuerpo físico del animal. Pero nos olvidamos de sus emociones o sentimientos”. Y analiza que “realmente, las mascotas nos llevan la delantera, ya que ellas no tienen que manejar o lidiar con el famoso ego”. La facilitadora espiritual añade que “estas criaturas indefensas simplemente nos vienen a mostrar o enseñar lo que es la compasión, el amor, la paciencia, entre otras cosas. Pero en su estadía por la Tierra adoptan ciertas conductas o le suceden hechos pocos favorables para ellas”, lo que los lleva a “generar un karma, ya sea positivo o negativo”.
Su conexión
Como toda persona amorosa de los animales, a Kelmy le fascina interactuar con ellos. Ha tenido mascotas toda su vida y no pierde oportunidad para aplicar su don de sanación en ellas. Aunque, con énfasis, resalta que ella es sólo una mediadora. “Nosotros los seres humanos no sanamos el karma de ningún ser viviente. Realmente, somos instrumentos. Los ángeles del karma son los únicos que hacen este hermoso trabajo”.
Durante su interacción, tiene la facultad de “escucharlos” y de reconocer lo que les aqueja. Les habla y recibe mensajes sobre cómo encaminar el proceso de sanación para la mascota.
Cuando rememora el inicio de la manifestación de su don, hace referencia a un pitirre con ala rota que llegó al patio de su casa hace cuatro años. “Tú sabes que el pitirre es bien activo y se pasa cantando y es uno de los pajaritos más alegres. Y lo noté extraño porque no se movía mucho. Estaba triste y apagado, y me le acerqué. Invoqué a los ángeles y a los seres luz y entonces lo irradié. Le empecé a dar su sanación. Y le dije: ‘Quédate aquí y no tengas miedo que verás que no te va a pasar nada’. Y lo empecé a alimentar. Busqué una cajita y le hice unos hoyitos para que se sintiera más cómodo dentro de la cajita. Y a los dos días, salió volando y se fue. Y de hecho, todavía viene”.
Como producto de esa experiencia, “me di cuenta de que yo tenía la habilidad de poderme comunicar con ellos, entender los animales, y de adaptar el camino espiritual que había comenzado en ese entonces, de la sanación kármica, a los animales”.
Bienestar para todos
Una de las ventajas de esta alternativa es que se puede practicar en todo animal. Puesto que a nivel energético el espíritu no conoce limitaciones, “se puede aplicar desde que la mascota está en el vientre”, explica Kelmy.
La finalidad es encaminar al animal a una recuperación total. Pero esto no sucede siempre. “No necesariamente se sana”, aclara. “Pero se puede sanar a nivel espiritual. La curación (física) viene si los ángeles y el Creador la otorgan. Pero la sanación, como tal, puede darse a niveles espirituales, no necesariamente materializarse”.
Sin embargo, cuando se trata de condiciones terminales de salud, la terapia puede contribuir a aliviar los malestares de la enfermedad. “He trabajado con una perrita que tiene cáncer, que tiene 15 años”. Según narra, el animal estaba sangrando porque “se le desprendió un tumor”. En complemento con la visita al veterinario, a través de la sanación que le practicó Kelmy, en pocos días “era otra; no se había estado alimentando bien, y ya había comenzado a comer; hasta comenzó a subir escaleras, que antes no podía, y la regañaron porque no debe esforzarse así”.
Como parte de la sesión, Kelmy menciona que, en ocasiones, puede recibir mensajes respecto a qué otras vidas ha experimentado el animal. “A lo mejor era un león o un leopardo. Pero siempre en el reino animal”. Y como anécdota, narra sobre un perro en el que practicó sanación por problemas de comportamiento. “Él había sido león en otra vida y era bravo, bravo, bravo. No se le podía acercar nadie”.
Para quienes se preguntan cuándo se observan los resultados de la sanación, Kelmy aclara que “para notar los cambios todo depende de cómo los seres de luz hayan trabajado el karma o la sanación”. A lo largo de su experiencia, “he visto casos en los cuales al siguiente día me llama el dueño de la mascota diciéndome que su mascota sanó, que ya no tiembla, o que el sangrado se detuvo, que ya no llora, según sea el caso. Pero en otros, se tarda unos días más”.
La facilitadora reitera que el beneficio que produce a través de la sanación kármica “es que en futuras reencarnaciones, o quizás en esta vida, esa situación o enfermedad desaparece y este ser amoroso no tendría que pasar por la misma experiencia nuevamente”.
Más información: 787-433-6417, kelmyandrea@gmail.com