El dicho “año nuevo, vida nueva” se siente siempre en ambiente cuando comienza un nuevo año. Resoluciones son la orden del día aquí y allá: “voy a ahorrar más”, “voy a trabajar para el ascenso que quiero”, “voy a sacar más tiempo para la familia”, y una de las más populares: “voy a bajar de peso”. ¿Y por qué no incluir a la mascota en esa resolución de bajar de peso?

Según las estadísticas de la APOP (Association for Pet Obesity Prevention), 60% de los perros y gatos en Estados Unidos padecen de sobrepeso u obesidad. Existen más de 20 enfermedades relacionadas al sobrepeso en las mascotas, siendo la obesidad en sí una enfermedad. Un estudio del Instituto Waltham demuestra que los perros obesos viven menos.

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La realidad es que se supone que para las mascotas sea más fácil bajar de peso que para nosotros, porque ellos no abren la nevera y a la mayoría no se les hace fácil rebuscar en las alacenas de nuestras cocinas. La situación que lo complica es que los humanos expresamos amor a través de la comida y muchas veces queremos transferir esto a nuestras mascotas, dándoles más alimento del que necesitan o dándoles comida que no es la adecuada para ellos. Pero la percepción de las mascotas hacia el alimento es muy diferente: las mascotas comen lo que se les da y no se ‘aburren’ de su alimento. Las mascotas no satisfacen una necesidad emocional a través del alimento, como lo hacemos nosotros.

Además, que la porción deba ser proporcional al tamaño del animal es algo que muchos guardianes pierden de perspectiva. Un pedazo de comida que para nosotros es pequeño, para un perro de 10 libras no lo es. Es muy importante medir las porciones para la reducción de peso en las mascotas y lo ideal es hacerlo con una báscula de cocina.

Es importante que el alimento que se dé a la mascota obesa sea uno especial para el manejo de peso para que proporcione la sensación y ofrezca los beneficios de saciedad. La saciedad reduce el comportamiento de pedir más comida por parte de la mascota y preserva la masa corporal magra, entre otros beneficios. Existen alimentos especializados que ofrecen la sensación de saciedad, además de ofrecer los nutrientes necesarios; los mismos se pueden adquirir a través de los veterinarios.

Los componentes del ejercicio, el de una dieta de prescripción de un alimento específico que contenga todos los nutrientes necesarios y el del monitoreo periódico por parte del veterinario cada 15 días, pesando al animal preferiblemente a la misma hora del día y en la misma báscula, son cruciales para la reducción de peso en las mascotas. La consistencia también es vital, ya que el promedio de un programa de descenso de peso en una mascota es de 6 a 9 meses.

El veterinario debe jugar un papel importante en este proceso, ayudando a que el guardián acepte que su mascota padece de esta enfermedad; debe estar consciente que es parte de su labor motivar al guardián a seguir con el tratamiento y recompensarlo de alguna manera.

Los programas de reducción de peso son una oportunidad para que el veterinario desarrolle una relación más estrecha con el guardián y su mascota. Algunas sugerencias para mis colegas veterinarios de recompensas para los guardianes que logren que sus mascotas lleguen al peso ideal podrían ser desde diplomas por completar fases del proceso hasta compensación económica, como incentivos al comprar la comida o paquetes de visitas veterinarias, hasta regalos como “grooming” gratis.

Si siguen estos consejos, les aseguro que al menos un miembro de la familia cumplirá su resolución del año antes de las próximas Navidades.

(La autora es Coordinadora de Comunicación Científica de Royal Canin Puerto Rico.)