El acceso precoz y el consumo normalizado de pornografía es un problema reconocido, pero también es el elefante en la habitación de padres y maestros.

Por estos días, el gobierno español impulsa una guía que busca enseñar a los adultos cómo abordar esta difícil conversación con los adolescentes.

Se trata de la “Guía Andrea sobre pornografía para profesionales y mediadores juveniles”, una iniciativa elaborada por el grupo de investigación Viosex, presentada recientemente en el Ministerio de Igualdad de España.

El documento persigue cinco objetivos: concienciar sobre los efectos de la pornografía, desarrollar un pensamiento crítico, fomentar una sexualidad saludable, prevenir conductas nocivas y violentas, y ofrecer estrategias y recursos para que la juventud pueda reducir o eliminar el consumo de pornogrfía.

“¿Tu consumo de pornografía es algo que realmente te interesa? ¿Es una forma de encajar y sentirte parte de un grupo? ¿Lo haces porque es lo normal?”, son algunas de las cuestiones que se plantean para reflexionar junto a chicos y chicas.

La guía también invita a pensar en si interfiere en sus relaciones personales, sus estudios o su bienestar emocional, o si se sienten culpables luego de ver porno.

Pone el foco en cómo derribar falsos mitos, tales como que el porno es una escuela para aprender a tener relaciones sexuales saludables o simple entretenimiento, que el deseo sexual masculino es una necesidad o que el contenido pornográfico refleja con realismo la sexualidad.

Además, ofrece orientación para hablar sobre placer, deseo, consentimiento y empatía.

El documento parte de la premisa de que la pornografía constituye para la mayoría de la juventud su primer contacto con el sexo debido a la ausencia de una educación afectivo-sexual tanto en el entorno familiar como en el currículo escolar: “Por lo tanto, lo que ven en estas páginas pornográficas determinará su comprensión de la sexualidad y las relaciones sexuales”, se lee en la guía.

Asimismo, enfatiza la relación entre la pornografía y la perpetuación de la violencia sexual y explica cómo el porno distorsiona la sexualidad.

Causa de preocupación

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Carmen Martínez Perza, ha indicado en declaraciones a los medios de comunicación que “los datos sobre pornografía y menores de edad son muy preocupantes”, porque la edad media de acceso a este contenido son los 10 años y a partir de los 16, el 98% de los chicos y el 78% de las chicas lo buscan activamente.

La funcionaria ha denunciado los efectos y la incidencia que la pornografía tiene en la violencia sexual y ha asegurado que no se puede mirar para otro lado.

La finalidad del documento, ha explicado, es dotar a profesionales que trabajen con adolescentes y a los progenitores de herramientas eficaces para poder hablar de la sexualidad y la pornografía con “claridad, naturalidad y tranquilidad”.

De otro lado, la entidad Save the Children España, que estudia el consumo de contenidos sexuales (pornografía) entre la población adolescente y el impacto que estos tienen en sus relaciones y su desarrollo, señala que casi 7 de cada 10 (el 68.2%) de las y los adolescentes consumen pornografía de forma frecuente.

Este consumo se produce en la intimidad (93.9%) y en el teléfono móvil, y se centra en contenidos gratuitos online (98.5%), basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad. Así lo revela el informe “(Des)información sexual: pornografía y adolescencia” elaborado por Save the Children para estudiar el consumo de contenidos sexuales entre la población adolescente y el impacto que estos tienen en sus relaciones y su desarrollo.

Este estudio, que ha contado con la participación de 1,753 chicos y chicas de entre 13 y 17 años, señala que más de la mitad de los y las adolescentes que ven contenidos pornográficos se inspiran en ellos para sus propias experiencias y que para el 30% estos vídeos son su única fuente de información sobre sexualidad.