En los procesos de crianza, establecer una disciplina puede resultar abrumador.

Entre los consejos de otros padres y madres, lo que se lee o lo que se vivió en la infancia de quienes intentan lograr unas reglas de comportamiento en los hijos, puede surgir cierta crisis intentando identificar lo que es correcto.

Dentro de ese proceso de búsqueda, una de las alternativas es la “disciplina positiva” que, en términos generales, fomenta el diálogo, la comprensión, el respeto mutuo y, sobre todo, el amor entre un discípulo o aprendiz y un líder o maestro.

En Puerto Rico, la sicóloga Roxany Rivera y la coach Ivonne Quezada están certificadas para educar a padres y madres, tutores y maestros sobre este paradigma, que se practica hace más de dos décadas y es aplicable desde la infancia hasta la adolescencia.

“Disciplina positiva enfoca mucho un modelo democrático versus un modelo autocrático. En el modelo autocrático, los padres se ubican arriba y establecen firmemente lo que hay que hacer. En ese momento, el aprendiz está ciego, va a seguir estrictamente a ese papá o mamá, así que muchas veces las ideas, el criterio, los sentimientos de estos niños se ven castrados”, expuso la especialista en conducta humana.

“En el modelo democrático es la equidad. Por el hecho de que sean niños no vamos a invalidar su criterio, sus sentimientos y sus pensamientos, sino todo lo contrario. En disciplina positiva buscamos validar las emociones de ese niño y hacerlo parte del sistema. Cuando se sienten en equidad vas a tener un niño que va a querer cooperar contigo”.

En una situación en la que el padre o madre le ordenen al menor que recoja los juguetes regados en su cuarto, la disciplina positiva se puede aplicar de la siguiente manera: “En ese momento podemos trabajar en equipo y yo como mamá decir, ‘Yo acabo de limpiar mientras estás por otro lado regando, y no hay un sentido de comunidad. Qué tal si podemos trabajar todos para enseñarte cómo hacerlo’”.

“Esta conducta te está diciendo que el niño está falto de una destreza y cuando te adelantas a castigar porque hizo eso en específico es que estamos perdiendo oportunidades para educar. No es que voy a insultarlo o amenazarlo, ‘Si vuelves a dejar los juguetes…’, porque muchas veces lo que estás haciendo es que estás minando la relación con ese niño y lo que queremos es ser el ejemplo: ‘Mira cómo lo vas a hacer’, y llevarlo poco a poco hasta que lo aprenda, porque no todos los niños aprenden al mismo momento”, advirtió Rivera.

Prácticas tan populares como el time out o tiempo fuera se sustituye en este paradigma por tiempo fuera positivo.

“El time out es un castigo, pero pasivo y no enseña qué hacer. Si tienes seis años, son seis minutos y te quedas mirando la pared desde la silla. Sigue siendo un castigo pasivo. Disciplina positiva te dice en vez de time out, tiempo fuera positivo, y lo primero es que se le expone al niño cómo te sientes, así que este modelo le trae al niño la conciencia de cómo se siente”, explicó la profesional.

Enseñarle en este momento ejercicios de respiración o llenar o un jarra de agua y observarla hasta que se vaya perdiendo el brillo pueden ayudar al niño o niña a manejar el coraje del momento, de modo que desarrollen tolerancia a la frustración.

Desde el plano psicológico, la disciplina positiva alimenta el juicio y análisis en los menores.

“En vez de estar todo el tiempo castigando, trabajas con preguntas: ‘¿Qué crees que vas a obtener con ese comportamiento?’ Tienes niños que cooperan, que quieren trabajar en equipo, más dispuestos. Hay niños que están dispuestos a ofrecer algo en comunidad. Muchas veces, cuando nos enfocamos en premios, las conductas son condiciones: ‘Si saco A, ¿qué me vas a dar a cambio?’ El niño está aprendiendo que sus conductas están condicionadas, pero en disciplina positiva genera una motivación intrínseca en el niño, donde lo quiero hacer porque genera en mí motivación y a la misma vez quiero dar a mi comunidad, quiero contribuir”, detalló Rivera.

Disciplina Positiva Puerto Rico ofrece varios módulos durante el año, los cuales se dividen en cuatro sesiones, una por semana.

“Lo bueno de disciplina positiva no es que le estás diciendo a cada papá ‘esto está bien y esto está mal’, porque aquí se trata de qué quieres a largo plazo con tu hijo”, puntualizó la coach, cuyo acercamiento a este tipo de estructura se dio primero como mamá.

Para más información, puede llamar al 787-366-0059.

En los procesos de crianza, establecer una disciplina puede resultar abrumador.

Entre los consejos de otros padres y madres, lo que se lee o lo que se vivió en la infancia de quienes intentan lograr unas reglas de comportamiento en los hijos, puede surgir cierta crisis intentando identificar lo que es correcto.

Dentro de ese proceso de búsqueda, una de las alternativas es la “disciplina positiva” que, en términos generales, fomenta el diálogo, la comprensión, el respeto mutuo y, sobre todo, el amor entre un discípulo o aprendiz y un líder o maestro.

En Puerto Rico, la sicóloga Roxany Rivera y la coach Ivonne Quezada están certificadas para educar a padres y madres, tutores y maestros sobre este paradigma, que se practica hace más de dos décadas y es aplicable desde la infancia hasta la adolescencia.

“Disciplina positiva enfoca mucho un modelo democrático versus un modelo autocrático. En el modelo autocrático, los padres se ubican arriba y establecen firmemente lo que hay que hacer. En ese momento, el aprendiz está ciego, va a seguir estrictamente a ese papá o mamá, así que muchas veces las ideas, el criterio, los sentimientos de estos niños se ven castrados”, expuso la especialista en conducta humana.

En Puerto Rico, la coach Ivonne Quezada y  la sicóloga Roxany Rivera están certificadas para educar a padres y madres.
En Puerto Rico, la coach Ivonne Quezada y la sicóloga Roxany Rivera están certificadas para educar a padres y madres.

“En el modelo democrático es la equidad. Por el hecho de que sean niños no vamos a invalidar su criterio, sus sentimientos y sus pensamientos, sino todo lo contrario. En disciplina positiva buscamos validar las emociones de ese niño y hacerlo parte del sistema. Cuando se sienten en equidad vas a tener un niño que va a querer cooperar contigo”.

En una situación en la que el padre o madre le ordenen al menor que recoja los juguetes regados en su cuarto, la disciplina positiva se puede aplicar de la siguiente manera: “En ese momento podemos trabajar en equipo y yo como mamá decir, ‘Yo acabo de limpiar mientras estás por otro lado regando, y no hay un sentido de comunidad. Qué tal si podemos trabajar todos para enseñarte cómo hacerlo’”.

“Esta conducta te está diciendo que el niño está falto de una destreza y cuando te adelantas a castigar porque hizo eso en específico es que estamos perdiendo oportunidades para educar. No es que voy a insultarlo o amenazarlo, ‘Si vuelves a dejar los juguetes…’, porque muchas veces lo que estás haciendo es que estás minando la relación con ese niño y lo que queremos es ser el ejemplo: ‘Mira cómo lo vas a hacer’, y llevarlo poco a poco hasta que lo aprenda, porque no todos los niños aprenden al mismo momento”, advirtió Rivera.

Prácticas tan populares como el time out o tiempo fuera se sustituye en este paradigma por tiempo fuera positivo.

“El time out es un castigo, pero pasivo y no enseña qué hacer. Si tienes seis años, son seis minutos y te quedas mirando la pared desde la silla. Sigue siendo un castigo pasivo. Disciplina positiva te dice en vez de time out, tiempo fuera positivo, y lo primero es que se le expone al niño cómo te sientes, así que este modelo le trae al niño la conciencia de cómo se siente”, explicó la profesional.

Enseñarle en este momento ejercicios de respiración o llenar o un jarra de agua y observarla hasta que se vaya perdiendo el brillo pueden ayudar al niño o niña a manejar el coraje del momento, de modo que desarrollen tolerancia a la frustración.

Desde el plano psicológico, la disciplina positiva alimenta el juicio y análisis en los menores.

“En vez de estar todo el tiempo castigando, trabajas con preguntas: ‘¿Qué crees que vas a obtener con ese comportamiento?’ Tienes niños que cooperan, que quieren trabajar en equipo, más dispuestos. Hay niños que están dispuestos a ofrecer algo en comunidad. Muchas veces, cuando nos enfocamos en premios, las conductas son condiciones: ‘Si saco A, ¿qué me vas a dar a cambio?’ El niño está aprendiendo que sus conductas están condicionadas, pero en disciplina positiva genera una motivación intrínseca en el niño, donde lo quiero hacer porque genera en mí motivación y a la misma vez quiero dar a mi comunidad, quiero contribuir”, detalló Rivera.

Disciplina Positiva Puerto Rico ofrece varios módulos durante el año, los cuales se dividen en cuatro sesiones, una por semana.

“Lo bueno de disciplina positiva no es que le estás diciendo a cada papá ‘esto está bien y esto está mal’, porque aquí se trata de qué quieres a largo plazo con tu hijo”, puntualizó la coach, cuyo acercamiento a este tipo de estructura se dio primero como mamá.

Para más información, puede llamar al 787-366-0059.