Muchas personas llegan a la plaza pública de Naranjito a buscar pareja en la Esquina del Chicharrón. Pero no se trata de una relación sentimental, sino de una atracción gastronómica: un bacalaíto frito servido con un tostón de plátano.

Pero no es el único idilio que se da en el ‘Pueblo de los Changos’, porque otros van tempranito al icónico kiosco de madera y zinc a saborear otra pareja: chicharrón de cerdo con tostón.

La tradicional receta fue creada hace más de medio siglo por la naranjiteña, María Rosado, mejor conocida como Lingo, cuyo negocio se convirtió en la parada obligada para todo aquel que transitaba por la antigua ruta del pueblo.

Allí colocaba las parejas y otros manjares, tales como relleno de papa majada con carne, mollejitas, cuajo, orejitas, lengua, chicharrones de pollo y pionono.

Pero el amor no se apagó al fallecer doña Lingo, pues su hija Wanda Martínez Rosado siguió el legado con su esposo, Rafael Morales Nieves, quienes, a su vez, vendieron el kiosco a una de sus hijas, María Morales Martínez.

“Mi abuela, Lingo, abría el negocio a las 4 de la mañana. Antes no existía el desvío, era la carretera vieja y esto aquí se llenaba de guardias, camioneros, todo el mundo venía aquí a comer la famosa parejita de Naranjito, que es el bacalaíto y el tostón”, contó Morales Martínez sobre el negocio fundado en 1968.

“Ella se inventó esa unión y le llamó la parejita, que también hay de chicharrón con tostón. Así ella con mi abuelo, Alfredo Martínez, sacaron a 11 hijos adelante con este negocio”, manifestó.

Aunque María se preparó en la cosmetología, quiso trabajar en la empresa familiar y, desde entonces, no se ha separado.

“¿Las parejas? Eso es bacalao, una receta especial. Todo el mundo me dice que han comido bacalaítos en otros lugares, pero no le saben igual que el de aquí. Tenemos un ingrediente especial y se hace con amor. El chicharrón es el cuero del puerco, la compro y se prepara aquí. Es lo más que se vende aquí”, sostuvo la naranjiteña.

“Aquí viene gente a buscar chicharrones, se llevan 15 o 20 pedazos. Vienen de negocios a donde hacen mofongos. También hago cuajo. Las quijás me las traen de los supermercados, me traen las cabezas de los cerdos. Mi papá le saca la quijá y yo lo preparo. Se limpia bien y, después, sazonarlo a gusto”, acotó.

Mientras que su padre, Rafael, reveló algunas de las bromas que hace la gente al pedir el curioso junte culinario.

“Dame una pareja sin pareja… sin tostón’. Se pasan vacilando. ‘Dame un bacalao con el novio”, dijo con picardía.

“Un día vino un muchacho y me dice: ‘Yo vengo, porque trabajo con unos muchachos de aquí y ellos compran pareja. ¿Qué es eso de pareja?’ Es un tostón con el bacalao frito. Le gustó y se llevó cinco”, destacó el hombre de 75 años.

Entre los más pedidos en el lugar es el bacalaíto frito servido con un tostón de plátano.
Entre los más pedidos en el lugar es el bacalaíto frito servido con un tostón de plátano. (WANDA LIZ VEGA)

La popularidad de esa vitrina repleta de fritanga ha conquistado a locales y visitantes, entre estos, el fenecido ‘Gallo de la Salsa’, Tito Rojas.

“Ha sido así, desde que mi abuela tenía el negocio. Para esos tiempos, venía Tito Rojas. Olga Tañón no venía directamente, pero mandaban a buscar alcapurrias. Milly Cangiano viene mucho aquí a comprar alcapurrias y rellenos de panapén”, reveló María, que es la tercera generación del negocio familiar.

“Aquí viene la gente del pueblo y de otros: Las Piedras, San Sebastián, Toa Alta, Corozal y Barranquitas, que, aunque allá se come bacalao con pan, vienen aquí buscando bacalao con tostón. Vienen también a buscar chicharrones con mofongo”, agregó.

Para la propietaria que es madre de dos hijos, “la experiencia ha sido bien valiosa”.

“Siempre dicen que este negocio es el corazón de Naranjito. Ya en los pueblos casi no hay tradiciones. Para hacer esto, tú tienes que amarlo. A veces aquí viene gente que no tiene dinero y le regalamos la fritura. Lo mismo que si le falta una peseta o un dólar”, reveló.

“Es algo que yo me siento bien orgullosa de mis papás y de mi abuela, una mujer luchadora y trabajadora. Es algo que le dejo a mis hijos, el trabajo, el sacrificio”, aseveró al señalar que, “La esquina del chicharrón opera de lunes a viernes de 6:30 de la mañana a 12:30 del mediodía, menos los días feriados”.

De hecho, no cuentan con página en las redes sociales, así que, para conocer más, deberá llegar a la plaza pública de Naranjito y ahí descubrirá el gran secreto.