Entre las cosas que más disfruta están las playas y el litoral caribeño, como el que baña las costas de su pueblo de Cataño. Así que no es una sorpresa que cuando surgió la oportunidad de ser parte de un equipo de científicos con la misión de investigar la causa de la mortandad masiva de una especie de erizos de mar del Atlántico tropical, Brayan Vilanova Cuevas no dudó en unirse.

Y para la satisfacción de muchos, incluyendo al joven científico catañés, esa investigación logró encontrar el parásito causante de la mortandad masiva de esos erizos, conocidos como erizos de espinas largas. El estudio ahora está enfocado en determinar las circunstancias en las que ese parásito prolifera al punto de provocar la muerte de los erizos, con miras a poder en el futuro reintroducir los equinodermos a los lugares donde sus poblaciones desaparecieron o han sido severamente afectadas.

La investigación de Vilanova Cuevas tendrá repercuciones en varios lugares del mundo.
La investigación de Vilanova Cuevas tendrá repercuciones en varios lugares del mundo. (Suministrada)

Brayan, de 22 años y quien cursa actualmente su segundo año de doctorado en la Universidad de Cornell, Nueva York, comentó que su pasión por las ciencias se desarrolló desde que estaba en la escuela superior, en el Centro de Desarrollo Integral (CeDIn) de la Universidad Interamericana, donde comenzó a trabajar con la doctora Filipa Godoy, “y ahí fue que empecé mis raíces en las ciencias”.

Luego estudió un bachillerato en microbiología en la Universidad Interamericana, recinto Metropolitano, al tiempo que era parte del grupo de Puerto Rico IDeA Network for Biomedical Research Excellence (PR-IMBRE) y continuó sus estudios en la Universidad de California en Davis.

Ya en Cornell, Brayan se unió a la investigación sobre la mortandad de los erizos de mar Diadema antillarum, en buena medida para poder acercarse a la naturaleza de Puerto Rico.

“Entro en esta investigación porque después de haber trabajado en cosas biomédicas me di cuenta que mi única conexión con Puerto Rico y con mi tierra desde acá, desde el medio de la nada y entre los seis meses de nieve, es la playa. Así que entro en una investigación que me deja viajar tres, cuatro, cinco veces al año para ir a colectar muestras, para ir a trabajar en distintos sitios”, comentó, resaltando que gracias a la investigación puede viajar a recoger muestras en Puerto Rico y las Islas Vírgenes y reconectar con su tierra.

La investigación, además de estudiar la muerte del erizo Diadema, continuará mirando las causas de muerte de otras especies de erizos de mar similares en otras partes del mundo como el Mar Rojo, el Mar Mediterráneo, las costas de Panamá y Florida.

“La idea del proyecto y para lo que se están utilizando todos estos recursos es para poder saber cuándo se puede volver a introducir la especie. Ya hay muchos laboratorios que tienen y reproducen Diadema antillarum en cautiverio. Lo que estamos tratando de buscar es cuál es el momento específico en que podemos poner estas poblaciones de vuelta en el agua para saber que van a subsistir y que la enfermedad no les va a volver a dar”, explicó Brayan.

¿Y por qué tanto esfuerzo en torno a un erizo?, podría preguntarse alguna gente, sobre todo si se toma en cuenta que es un animal cuyas largas espinas pueden hacer pasar un tremendo mal rato a cualquiera que tenga la mala fortuna de tropezarse con ellas. Pues, explicó Brayan, porque esos erizos son esenciales para poder controlar el desarrollo desmedido de algas y todas las ramificaciones nocivas que eso trae, y que incluyen la mortandad de corales, y en consecuencia, la pérdida de un sinnúmero de especies que dependen de esos corales; así como pérdidas en pescas y playas cubiertas de algas, con el consecuente impacto al turismo.

“Los erizos de mar consumen algas y cuando las poblaciones de erizos se reducen, las algas tienen más chance de sobrevivir y se van a reproducir con más facilidad. Por lo tanto, para detener los ‘algal blooms’ (crecimiento desmedido de algas) necesitas animales que las consuman”, detalló.

“Al igual, las algas crean una capa por encima de los corales, consumen demasiado oxígeno y crean hipoxia. Por lo tanto, si no tenemos alguien que controle las algas, perdemos corales. Y si perdemos corales, perdemos peces. Y si perdemos peces, la industria de la pesca se pierde”, agregó.

Todavía más, aunque en el área del Caribe donde está Puerto Rico no hay costumbre de comerlos, en otros lugares del mundo son parte importante de la dieta de muchas poblaciones. En otras palabras, “el erizo se ve insignificante por sí solo, pero que un erizo, o una especie de erizo que tiene la abundancia que tenía en el Caribe disminuya de esta manera, puede tener repercusiones mucho más grandes a nivel de las fuentes económicas de la isla y del mundo”.

Brayan resaltó que, como catañés, siente un enorme orgullo de ser parte de un equipo de científicos con una misión tan relevante para todo el planeta. Agradeció los sacrificios que hicieron sus padres para que él pudiera llegar a donde está hoy y afirmó que, “aquí en mi escritorio tengo tres banderas de Puerto Rico, más mis 20 tazas de café y el café de Lares”.

“Se siente sumamente bien pensar que en el ámbito científico donde estoy, no solo yo, pero muchísimos puertorriqueños, damos la cara por Puerto Rico y por la ciencia en general en el mundo”, afirmó. “Eso me llena de orgullo. Porque somos una islita 100 por 35, pero hay mucha gente haciendo tanto trabajo que vale la pena... Y pensar que soy de Cataño, que es un puntito en la Isla… me llena de orgullo”.