ACCRA, Ghana. Un enorme pez rosa, un pavo real colorido, un avión pintado con la bandera nacional. Estos son solo algunos de los ataúdes de fantasía del país africano de Ghana, conocidos como Abebuo, que se traduce como “proverbio”.

Cada pieza está elaborada no solo para enterrar al difunto, sino para encarnar la esencia de su vida. Un agricultor no descansa en un coche; su ataúd puede adoptar la forma de las herramientas que utilizó o de los cultivos que cultivó. El diseño en sí se convierte en una metáfora, un acertijo de madera, un mensaje final.

Se trata de féretros poco convencionales que ganan popularidad dentro y fuera del país africano.

Los ataúdes de fantasía, aunque comunes entre el pueblo Ga de Accra, se están convirtiendo en una práctica generalizada y ofrecen una alternativa colorida a las simples cajas de madera.

Cuando una familia pierde a un ser querido, se reúne para decidir cómo honrarlo. Visitan un taller de carpintería, algunos con una visión clara, otros buscando la guía de los carpinteros para crear un homenaje digno.

La elección depende de cada persona. Un pescador puede ser recordado por el pescado que vendió, hasta por su tipo exacto. Los ataúdes con forma de león se reservan solo para los jefes, ya que el animal es un símbolo de poder. En Labadi, un suburbio de Accra, las familias reales están ligadas a su emblema, el gallo, un diseño reservado solo para su linaje. El derecho a un ataúd en particular nunca es arbitrario; refleja identidad, ocupación y estatus.

Cada ataúd tarda unas dos semanas en completarse. El costo, que parte de unos $700, varía según el tipo de madera y la complejidad del diseño.

Los funerales en Ghana son eventos vibrantes. La gente los considera una última oportunidad para honrar al difunto, sin escatimar en gastos en ceremonias que incluyen música, baile y vívidas muestras del patrimonio cultural.

Pero mientras que las familias ven los ataúdes de fantasía como tributos, los coleccionistas los ven como arte.

Nicolas Ablorh Annan, fabricante de ataúdes de Accra, comentó que si bien la práctica de enterrar a los seres queridos en ataúdes de fantasía se originó entre el pueblo Ga, se ha expandido por Ghana. Para su familia es simplemente un negocio. Su bisabuelo lo inició, comentó, y continúan gestionándolo como una empresa familiar, sin vínculos con los rituales.

Algunos ataúdes nunca contienen cuerpos, sino que se destinan a museos extranjeros. Annan afirmó que el interés internacional está creciendo y muchos clientes extranjeros encargan ataúdes principalmente para exposiciones como obras de arte. Actualmente, está trabajando en seis ataúdes de fantasía que se enviarán al extranjero.

En los funerales, la presencia de un ataúd de fantasía lo transforma todo. Los dolientes, agobiados por el dolor, se ven cautivados por la artesanía, los colores vivos, las formas detalladas y la imaginación desbordante.

“La gente olvida por un momento lo que hay dentro; admiran el ataúd y la atmósfera cambia”, dijo Eric Kpakpo Adotey, un carpintero especializado en ataúdes de fantasía.

La risa se mezcla con las lágrimas y la creatividad mitiga el dolor. Para quienes quedan, cada ataúd es más que un lugar de descanso final, es una historia tallada en madera, un proverbio para leer.