Un asteroide, catalogado por la NASA como “potencialmente peligroso” por su tamaño y recorrido, se acercará a la Tierra el próximo 21 de marzo. Se trata de una roca espacial de nombre 231937 (2001 FO32), cuyo diámetro es de entre 0.8 y 1.7 kilómetros.

Aunque será el asteroide más veloz y más cercano a nuestro planeta en todo 2021, su posición mantendrá una distancia razonable en su punto de máxima aproximación a la órbita terrestre: 2 millones de kilómetros.

Un asteroide es considerado “potencialmente peligroso” por el CNEOS (Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra) cuando su órbita se acerca a la de la Tierra a una distancia menor a los 7.5 millones de kilómetros, y su tamaño es de más de 459 pies en diámetro.

Este “visitante espacial” fue descubierto por telescopios del programa LINEAR (Lincoln Near-Earth Asteroid Research) ubicado en New Mexico, en los Estados Unidos. Desde entonces, los observatorios lo vienen monitoreando. Se sabe que viaja a la llamativa velocidad de 124.000 kilómetros por hora.

Según la NASA, no hay ningún asteroide que suponga un verdadero riesgo para nuestro planeta en los próximos 100 años. El más alarmante se llama 410777 (2009 FD) y tiene menos de 0,2% de chances de golpear la Tierra en 2185, aunque el sistema de monitoreo de objetos posiblemente riesgosos (Sentry) se va actualizando a medida que se van descubriendo nuevas rocas espaciales.

¿Qué pasaría si...?

“Actualmente, el impacto de un asteroide es el único desastre natural que podríamos prevenir. Hay algunos métodos que la NASA está estudiando para desviar un asteroide de su curso de impacto a la Tierra”, explica la agencia espacial estadounidense en su sitio web.

Una de estas técnicas sería utilizar un “tractor de gravedad”, una nave que se acercaría al asteroide hasta acompañar su recorrido y utilizaría la atracción gravitatoria entre ambos cuerpos para desviarlo.

Otra de las opciones que se evalúan ante un hipotético riesgo es una detonación nuclear controlada, posicionada cerca de la superficie del asteroide, aunque esta variable es considerada un último recurso.

Según la NASA, la solución “más simple y más tecnológicamente madura para la defensa contra asteroides” en este momento es un impacto kinético. Con esta técnica, una aeronave sería lanzada para impactar contra un asteroide a una gran velocidad y modificar su órbita. De hecho, esta opción será evaluada con la misión DART de 2022 (Prueba de Redirección del Doble Asteroide) en la que una nave del tamaño de un automóvil colisionará a 25.000 kilómetros por hora contra Didymos B, el menor del dúo de asteroides Didymos -que no representan un riesgo para la Tierra- para ver cuánto se modifica su curso.