¿Cuál es la relación de la celebración de Halloween con el Día de los Santos y el Día de Muertos?
Estas festividades tienen raíces antiguas y simbolizan la conexión con las culturas.

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Cada año, entre finales de octubre y comienzos de noviembre, distintas tradiciones se entrelazan en el calendario: Halloween, el Día de Todos los Santos y el Día de Muertos.
Aunque todas se celebran de formas diversas, todas comparten un mismo propósito: rendir homenaje a los difuntos y marcar el paso entre el final y el inicio de un nuevo ciclo.
El origen celta de Halloween
La festividad conocida como Halloween tiene su origen hace más de 3,000 años, en los antiguos pueblos celtas del norte de Europa. Según la Universidad de Oxford, los celtas celebraban el Samhain, una ceremonia que marcaba el final de la cosecha y el comienzo del nuevo año celta.
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Durante esta celebración, se creía que los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los vivos. Por ello, se encendían hogueras, se dejaban ofrendas en las puertas y se usaban disfraces hechos con pieles de animales para confundir a los fantasmas, según el “American Folklife Center” de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Con la expansión del Imperio romano y posteriormente del cristianismo, el Samhain se mezcló con fiestas romanas y más tarde con la víspera de Todos los Santos, conocida en inglés como “All Hallows’ Eve”, de donde proviene el término Halloween.
En el siglo XIX, los inmigrantes irlandeses llevaron la tradición a Estados Unidos y Canadá, donde adquirió su forma actual. Desde la década de 1970, el cine y la televisión popularizaron la costumbre de disfrazarse y pedir dulces con la frase “¿Truco o trato?”, extendiendo su práctica a numerosos países.
El Día de Todos los Santos y la tradición cristiana
El 1 de noviembre, la Iglesia católica celebra el Día de Todos los Santos, instaurado para honrar a todos los mártires y santos, conocidos o anónimos. Su origen se remonta a Antioquía, actual Turquía, donde se conmemoraba colectivamente a los mártires el domingo anterior a Pentecostés.
Más adelante, el Papa Gregorio III trasladó la festividad al 1 de noviembre, en parte para coincidir con las antiguas celebraciones celtas y favorecer la adopción de la nueva fe.
En muchos países de tradición cristiana, como España o Colombia, esta fecha se dedica a visitar los cementerios y llevar flores a los difuntos. También se realizan misas y oraciones por las almas, reforzando el sentido espiritual y familiar de la jornada.
El Día de Muertos, un homenaje con raíces indígenas
En México, el Día de Muertos, celebrado entre el 1 y el 2 de noviembre, combina las tradiciones católicas con las antiguas creencias indígenas sobre la muerte. Su origen se remonta a las civilizaciones prehispánicas, como los aztecas, que rendían culto a dioses del inframundo como Mictlantecuhtli y celebraban a los difuntos durante la cosecha.
Con la llegada de los españoles, estas ceremonias se fusionaron con las prácticas católicas, dando origen a los altares decorados con flores de cempasúchil, velas, pan de muerto y fotografías, elementos que hoy caracterizan la festividad.
La figura de la Catrina, creada por el caricaturista José Guadalupe Posada y popularizada por Diego Rivera, se convirtió en símbolo del Día de Muertos, que fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2008.
Aunque Halloween, el Día de Todos los Santos y el Día de Muertos se celebran de maneras distintas, todas comparten una misma esencia: recordar a quienes ya no están y mantener viva su memoria.
Desde los disfraces y las calabazas hasta las flores y los altares, estas tradiciones reflejan una visión común sobre la muerte: la idea de que los lazos entre los vivos y los muertos permanecen, más allá del tiempo y las culturas.