De manera sorpresiva, investigadores que se dedican al estudio de ADN prehistórico descubrieron la existencia de un misterioso grupo de cazadores-recolectores que vivieron en Siberia hace más de 10,000 años. Y hasta trazaron una vinculación con otros grupos de aquellos años como los neandertales.

La investigación dio cuenta, además, de otro aspecto que promete sacudir la ciencia. El flujo del ADN humano no solo viajó desde Asia hasta América como se creía hasta ahora. También lo hizo en el sentido contrario, lo que expone que hubo movimientos hacia una u otra dirección gracias al puente terrestre que entonces cruzaba sobre lo que hoy es el estrecho de Bering.

La investigación genética, publicada la pasada semana en la revista Current Biology, se realizó a partir de restos humanos en el norte de Asia que datan de hace 7500 años. Este grupo humano hallado es el resultado de la interacción entre individuos de Siberia y otros ancestros del norte de Europa y Asia, según publicó el sitio Live Science.

La investigación fue llevada adelante por científicos de China, Alemania, Corea del Sur, Rusia e Israel. Los estudios se concentraron especialmente en la región de Altai, en Siberia, Rusia. Allí, los investigadores analizaron 10 genomas humanos prehistóricos de individuos previamente descubiertos que vivieron en el norte de Asia.

Los hallazgos fueron movilizadores. Los científicos descubrieron que esos individuos habían pertenecido a un grupo desconocido de cazadores-recolectores, resultado de “una mezcla entre dos grupos distintos que vivieron en Siberia durante la última Edad de Hielo”.

El ADN de estos cazadores-recolectores se ha hallado en muchas comunidades posteriores en el norte de Asia, desde la Edad del Bronce (alrededor del 3000 a. C. al 1000 a. C.) hasta la actualidad. Cosimo Posth, profesor de paleogenética en la Universidad de Tübingen en Alemania, afirmó que ese detalle demuestra “cuán grande era la movilidad de esas comunidades”.

La región de Altai, donde se realizaron los hallazgos, es conocida como una encrucijada para las migraciones entre el norte de Siberia, Asia Central y Asia Oriental que tuvieron lugar durante milenios. Está ubicada cerca de donde se unen las actuales Rusia, China, Mongolia y Kazajistán.

Al hallazgo de este grupo se le suman antecedentes importantes a Altai. Investigaciones previas realizadas allí revelaron la primera evidencia del linaje humano misterioso y mucho más antiguo conocido como los denisovanos, quienes junto con los neandertales, también hallados allí, es uno grupos extintos más cercanos a los humanos modernos.

Los investigadores encontraron múltiples episodios de flujo de genes de América del Norte a Asia durante los últimos 5000 años, con genes del Nuevo Mundo que llegaron a la península rusa de Kamchatka, en el Océano Pacífico, y también Siberia central.

El genetista de la Universidad de Texas en Austin, Vagheesh Narasimhan, que no participó en el estudio, destacó los aportes. Señaló que hasta ahora había habido poca “evidencia de reflujo del continente americano a Eurasia”. “Este trabajo presenta una nueva muestra del noreste de Asia para respaldar estos resultados”.

Entre los restos analizados, el equipo de científicos examinó los de un antiguo chamán que vivió hace unos 6500 años en el oeste de Siberia. Este lugar se encontraba a unos 1500 kilómetros al oeste del grupo con el que tenía vínculos genéticos, según el trabajo.

Hallado en la cueva Nizhnetytkesken en Altai, este individuo fue encontrado con un traje religioso y elementos relacionados. Si bien es contemporáneo del grupo recientemente descubierto en Altai, sus vínculos genéticos lo asociaban con grupos del Lejano Oriente ruso.

El autor principal del estudio, Ke Wang, profesor junior de antropología y genética humana en la Universidad de Fudan en China, quedó sorprendido “Esto implica que individuos con perfiles [genéticos] muy diferentes vivían en la misma región”, dijo Wang a WordsSideKick.com. “Su ajuar funerario parece diferente de otros sitios arqueológicos, lo que implica la movilidad de individuos cultural y genéticamente diversos en la región de Altai”.

Como conclusión, los investigadores señalan que los grupos prehistóricos estaban más conectados de lo que se pensaba. “Esto sugiere que las migraciones humanas y las mezclas [entrecruzamiento entre grupos] no fueron la excepción sino la norma también para las antiguas sociedades de cazadores-recolectores”, recalcó que el especialista alemán Posth.