El Departamento de Bioestadística y Epidemiología del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) anunció que el doctor Erick Suárez Pérez, catedrático de la Escuela Graduada de Salud Pública, es parte de la investigación global Coronagenes, el cual tiene como objetivo identificar los genes claves que participan en la respuesta del cuerpo a la infección del COVID-19 a base de pruebas de ADN, tales como Ancestry DNA, el FTDNA y 23andMe.

El estudio Coronagenes, dirigido por la Universidad de Edimburgo en Escocia, es un trabajo colaborativo en el que participan universidades de todo el mundo. Esto, con el propósito de aumentar la diversidad de los participantes, de modo que los resultados de la investigación sean valiosos para todos en todas partes. En Puerto Rico, el doctor Suárez está colaborando en esta fase.

“Los resultados de los populares kits de pruebas genéticas caseras podrían ayudar a los científicos a aclarar por qué algunas personas que contraen el coronavirus no presentan síntomas mientras que otras se enferman gravemente. El objetivo de la investigación es identificar los genes que influyen en el riesgo de desarrollar el COVID-19 y los que afectan a la gravedad de la enfermedad, comparando los síntomas de los voluntarios - o la falta de ellos - con su ADN. Los participantes en el estudio, completarán cuestionarios en línea sobre su salud, estilo de vida y cualquier síntoma que hayan experimentado, como fiebre o tos persistente. La actualización de la encuesta antes, durante y después de una infección ayudará a los científicos a detectar cualquier patrón que pueda indicar cómo progresa el virus. Los investigadores también se proponen analizar las consecuencias a largo plazo para la salud de la infección y el autoaislamiento”, manifestó el doctor Suárez Pérez.

Según los investigadores, la comprensión del efecto que tienen los genes en la susceptibilidad al COVID-19 podría ayudar a los esfuerzos para hacer frente a la pandemia, y ayudar a combatir futuros brotes de la enfermedad.

“Es sumamente importante que nuestro proyecto de investigación tenga participantes de todo el mundo. Ningún país puede luchar contra este terrible virus por sí solo y es un honor asociarse con la Universidad de Puerto Rico para ampliar nuestro reclutamiento a los puertorriqueños”, dijo Albert Tenesa, profesor de genética cuantitativa de la Universidad de Edimburgo.

No es el único

La investigación en la que participa el doctor Erick Suárez Pérez no es la única que se realiza en el Recinto de Ciencias Médicas. Un nutrido grupo de investigadores de la Escuela de Medicina Dental ha estado llevando a cabo un extenso análisis de un creciente conjunto de publicaciones científicas con el propósito de evaluar la función que desempeña la cavidad oral en la transmisión del COVID-19. Esto, en colaboración del profesor Pedro Antonio Del Valle López, bibliotecario del RCM.

“Los tejidos bucales expresan altos niveles del receptor ACE2 que el SARS-CoV-2 utiliza para invadir las células epiteliales de los humanos. Por esta razón, la cavidad oral puede ser un reservorio del virus y puede desempeñar un papel fundamental en el diagnóstico, evolución y transmisión epidemiológica de los patrones de infección del COVID-19”, dijo el doctor Augusto Elías, decano auxiliar de Investigación de la Escuela de Medicina Dental (EMD) de la UPR.

A su vez, el doctor Francisco Bermúdez, cirujano maxilofacial y experto en bioquímica y fisiología de la saliva, explica que la expresión del receptor ACE2 en las glándulas salivales menores y el epitelio de la lengua puede ser la causa, en parte, de la pérdida del sentido del gusto, que es uno de los síntomas iniciales del COVID-19. Además, puede causar sialoadenitis, una inflamación de las glándulas salivales

“La saliva desempeña una función natural en la protección de los tejidos bucales, al mantener la hidratación del epitelio y protegerlo contra infecciones a través de componentes proteínicos específicos en la saliva, incluida la actividad antivírica. El riesgo de infección con el COVID-19 es mayor en la población de edad avanzada y la prevalencia de hiposalivación es mayor en este grupo debido a una mayor incidencia de múltiples condiciones de salud y/o el uso de múltiples medicamentos. Ambas situaciones podrían reducir la secreción de saliva”, explicó el doctor Bermúdez.

Según un estudio piloto reciente, se ha demostrado una reducción sustancial del SARS-CoV-2 en la saliva luego del enjuague con clorhexidina. No obstante, la carga viral en la saliva regresó a los niveles de referencia en un período de cuatro horas. No se ha establecido hasta qué punto el uso de enjuagadores bucales puede evitar la transmisión, así como el tipo, la frecuencia y la duración necesarios para lograrlo. Los efectos antivirales de algunos enjuagadores bucales a corto plazo también podrían reducir potencialmente la validez de las pruebas de COVID-19 realizadas con muestras bucales u orofaríngeas.

La doctora Kaumudi Joshipura expresó su preocupación de que, “el uso de enjuagadores bucales ha ido en aumento desde la pandemia. El uso regular por tiempo prolongado de enjuagadores bucales disponibles sin receta podría aumentar el riesgo de complicaciones por COVID-19 debido a su impacto en la vía de nitrato entero-salival y la enfermedad cardiometabólica, a pesar de su posible efecto antiviral a corto plazo”.