Escuchar un timbre de señalización, tal y como sonaba cuando operaba el sistema ferroviario en la Isla, conocer su historia y hacer un recorrido en terecina son parte de las experiencias que se dan en el Museo del Tren en Isabela, un espacio celosamente conceptualizado para preservar piezas históricas.

Fue a través de la corporación sin fines de lucro Amigos del Tren de Isabela (ATI), que se impulsó el museo que guarda remanentes ferroviarios rescatados de distintos puntos de la Isla, con el propósito de darle vida a una era que había estado escondida en los túneles del pasado.

“Nadie hablaba nada de los trenes y me percato que hay una historia gigantesca que había sido olvidada. Entonces comencé a ir a universidades, archivos, haciendo entrevistas y dije: ʿesta historia hay que sacarla a la luzʾ. Entonces, fundé los Amigos del Tren de Isabela (ATI) que el objetivo lo recoge nuestro lema: ‘Rescatando el Patrimonio Ferroviario de Puerto Rico’. Esto lo vamos a hacer de todas las formas que podamos, dando charlas, haciendo convenciones, escribiendo libros y creando un museo. Y, puedo decir que todo eso lo hemos podido lograr”, expresó Víctor Díaz.

Ese entusiasmo llevó a Díaz a comenzar una búsqueda en el País de esos remanentes de los trenes que existieron en nuestra Isla. Poco a poco fue desempolvando esas huellas del pasado hasta que se encontró con piezas que contaban la historia olvidada por tantos años.

Víctor Díaz, fundador del Museo del Tren.
Víctor Díaz, fundador del Museo del Tren. (Jorge A Ramirez Portela)

“Comencé a adquirir colección para mí y por otra parte solicitarle al Gobierno porque había locomotoras por ahí dañándose, pero que no hacían nada con ellas. Entonces negociamos con el Gobierno y después de varios años logramos que nos traspasaran la locomotora más importante que nos queda en el País que fue el tren principal de pasajeros que se llamó el Tren de Circunvalación. Este era el tren que querían que le diera la vuelta a la isla y, aunque no se logró, sí tuvimos un tren que iba de San Juan a Ponce. De ese tren de pasajeros solamente nos queda una locomotora en el País y esa fue la pieza que más buscamos, la obtuvimos, la restauramos y la tenemos aquí en el museo”, dijo Díaz, quien encontró esa locomotora de vapor en las Cavernas de Camuy.

Díaz también consiguió una locomotora diesel eléctrica que estaba en la Central Mercedita en Ponce, y ambas forman parte importante de las exhibiciones del Museo del Tren en Isabela. Allí, el público no solo puede ver estas locomotoras, sino también interactuar y hasta montarse en ellas, ya que cuentan con un concepto llamado “hands-on”.

Locomotora que estaba en la Central Mercedita en Ponce.
Locomotora que estaba en la Central Mercedita en Ponce. (Jorge A Ramirez Portela)

“Hicimos un museo interactivo y eso es una de las cosas que más la gente aprecia de nuestro museo, que todas las barreras se han quitado. En Estados Unidos no puede subir a la cabina, aquí subes a la cabina, puedes ver la caja de fuego y tocar la campana. Nosotros preparamos un sistema para que puedan escuchar los pitos de las centrales y de las locomotoras, puedes escuchar un timbre de señalización. Tenemos un vagón de carga de esos que parecen unas cajitas de madera y la gente puede entrar”, sostuvo el presidente del museo, que cuenta con una réplica de la fachada de la estación del tren de pasajeros de Isabela, que fue inaugurada en 1907.

Además, los visitantes también tiene la oportunidad de ver una colección de herramientas, linternas, pitos, rótulos y hasta pueden subirse y poner en marcha una terecina, experiencia que Díaz asegura es una de las favoritas del público que les visita. “La terecina es ese famoso carrito que vemos en las películas que es como un sube y baja, pues nosotros preparamos una vía dentro del museo y la gente puede correr la terecina”, indicó.

Una historia que aprender

La enriquecedora experiencia en este museo da paso al aprendizaje acerca de la historia que tomaron las vías del País desde la época española hasta mediados del siglo XX. En ese entonces, el principal protagonista fue el Tren de Circunvalación que operó desde finales del siglo XIX, con el fin de movilizar carga de las centrales azucareras, así como también el transporte de pasajeros por gran parte de la Isla.

“El tren de circunvalación operó de 1891 hasta 1957, pero llevando pasajeros estuvo hasta el 1953 y estuvo otros cuatro años adicionales, hasta 1957, llevando caña y carga. Podías ir en pasaje de San Juan a Ponce en este tren. La ruta completa (norte a sur) operó desde 1907 a 1953. Ese tren de pasajeros corría, si tiramos una línea imaginaria, de San Juan por toda la costa norte, ahí viraba hacia el sur y corría toda la costa oeste de Mayagüez, Cabo Rojo y entonces viraba en dirección a Ponce por toda la costa sur. Era como una “C” gigantesca”, detalló el presidente de ATI.

Según el experto, fue en el 1907 que se inauguró la estación del Tren de Circunvalación en Isabela, atravesando el reconocido Túnel Guajataca hacia Quebradillas, tramo que por mucho tiempo había impedido conectar por tren el norte y el oeste de la Isla.

“En época española, 1891, se inauguran los primeros tramos del Tren de Circunvalación, pero esa “C” estaba interrumpida en el área de Isabela y Quebradillas, y estaba también interrumpida entre San Germán y Lajas. Esos dos tramos, por lo costoso y difíciles, en época española no se hacían. En otras palabras, si querías ir para Mayagüez en esa época de 1891 hasta 1907, tenías que llegar hasta Camuy, te bajabas y cogías carretas y algún transporte de motor que llegó a haber y te llevaba hasta Aguadilla, para entonces volverte a montar en el tren porque había un pedazo que no estaba construido”, explicó Díaz acerca de la historia que hoy cuentan las paredes del Museo que lograron establecer en el año 2019.

Toda esta historia y muestras físicas de lo que fue la época ferroviaria en Puerto Rico, se presentan en el Museo del Tren, donde los visitantes podrán conectarse con el pasado en un recorrido guiado e interactivo muy especial. Este museo ubica en la carretera 113 en la Avenida Juan Hernández, y opera normalmente sábados y domingos, de 10:00 a.m. a 3:30 p.m.