Tras la pista de un perezoso en Costa Rica
Este mamífero fue declarado símbolo nacional de la vida silvestre del país en 2021.

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Enviado especial. El perezoso es un mamífero que se encuentra únicamente en áreas de América Central y América del Sur. Se les llama perezosos, en parte, porque pueden pasar hasta 18 horas del día durmiendo y por su lentitud al moverse. En 2021, este animal fue declarado como el símbolo nacional de la vida silvestre de Costa Rica, razón por la cual es muy común verlo en un sinnúmero de cartelones y anuncios en las carreteras del país, así como en la televisión y en revistas.
Antes de viajar hacia Costa Rica hace unas semanas, leí en una página web que los perezosos, conocidos en inglés como “sloth”, viven en las ramas altas de los árboles. Es por eso que cuando llegué a la ciudad de San José, una de las primeras acciones que tomé inmediatamente fue comenzar a mirar los árboles que nos cruzábamos en la carretera de camino al hotel. Eso sí, el guía turístico que nos acompañó por varios días en Costa Rica, Edgar Cuadra, inmediatamente nos dejó claro que en la ciudad era casi imposible toparse con uno de estos animales.

San José, siendo la capital del país, alberga cerca de 2.6 millones de los 5.1 millones de habitantes que tiene este país centroamericano, que colinda en el norte con Honduras y al sureste con Panamá. A pesar de esto, seguí mirando los árboles, con la esperanza de toparme con un perezoso.
Al mirar el itinerario que teníamos en los próximos dos días, organizado por el Instituto Costarricense de Turismo y la línea aérea Avianca, sentía que las posibilidades de ver a este gracioso animal eran altas. Al segundo día de aterrizar en San José nos movimos hacia el este del país, en dirección a la ciudad de Cartago, la que fuera su capital por casi 250 años.
El volcán Irazú
Antes, fuimos a visitar el volcán Irazú, el más alto del país con 11,260 pies de altura, y que se encuentra inactivo desde que hizo su última erupción en 1965. Subir en auto o guagua hacia la cima del volcán es todo un evento que permite apreciar hermosas vistas y perspectivas de la zona, así como un sinnúmero de fincas y plantíos de fresas, papas y otros tubérculos. Una vez se llega a la cima de la montaña se puede caminar por varias áreas del volcán, incluyendo por un antiguo cráter. El cambio de temperatura, así como el viento y las idas y venidas de las nubes, requiere que lleves contigo un buen abrigo liviano, preferiblemente impermeable. Debido a la altura, no hay perezosos en este parque nacional, aunque sí hay otras especies de mamíferos como armadillos y ardillas.
Esa misma tarde, al trasladarnos hacia otro hotel y al saber del interés del grupo por ver un perezoso, nuestro guía fue pendiente de cualquier movimiento en las alturas, así fuera en árboles o hasta en el tendido eléctrico. En medio de una intensa lluvia que se mantuvo hasta cerca de la medianoche, llegamos al Hotel Quelitales, a las afueras del pueblo de Cachí, en la provincia de Cartago. Esta hospedería tiene la peculiaridad de estar localizado dentro de un bosque húmedo nublado, por lo que la vegetación y el verdor, unido a una espectacular cascada, hacía que el lugar pareciera sacado de una postal. Las habitaciones, divididas en 13 cabañas individuales en medio del bosque, dan un aura especial al lugar.
Avistamiento de pájaros
Al otro día, el grupo de puertorriqueños que formaba el grupo comenzamos a las 6:00 a.m. un recorrido por la propiedad del hotel para avistar pájaros, una actividad muy popular en la región y, sobre todo, en el Hotel Quelitales, donde se han identificado sobre 400 especies de aves desde hace cinco años.
En medio de la excursión, el guía del hotel, Didier Madrigal, nos mostró a lo lejos un árbol localizado en el tope de un cerro que estaba en uno de los costados de la finca perteneciente al hotel. Al indicarnos que en aquel árbol por lo regular vivía un perezoso todos gritamos al unísono “Vamos”. Fue así como comenzamos un trayecto por medio de la selva, caminando lentamente y en silencio, no solo para poder disfrutar de la naturaleza, sino para no espantar a los pájaros o cualquier otro tipo de ser vivo que nos encontráramos en el camino.
Luego de unos 15 minutos caminando llegamos a una apertura en el bosque, donde solo teníamos de frente una serie de árboles enormes en los que el perezoso llama su hogar. Por cerca de 20 minutos nos mantuvimos todos expectantes, algunos con binoculares, observando cómo se movían las ramas de los árboles ante la brisa fresca del campo. Sin embargo, nuestro “amigo” nunca apareció.
Más tarde, Edgar nos llevó al Parque Nacional Tapantí Macizo de la Muerte, un bosque protegido por el gobierno que tiene una extensión de 225,850 millas cuadradas y que está localizado en una de las zonas más lluviosas de Costa Rica, donde caen cerca de 256 pulgadas de lluvia al año. Debido a la lluvia y a sus variaciones en elevación, tiene diferentes ecosistemas que se pueden visitar al caminar por distintos senderos de tierra que varían en dificultad y en distancia. En este caso, no encontramos ningún perezoso, pero sí nos topamos con una pequeña serpiente verde que, al ver cómo nos acerábamos, huyó rápidamente barranco abajo.
Recomendaciones
A medida que pasaban los días y nuestra “búsqueda” se hacía casi imposible, el guía indicó que existen varios parques nacionales en Costa Rica donde las probabilidades de toparse con un perezoso son mayores, incluyendo en el Parque Nacional Manuel Antonio, el Parque Nacional Tortuguero y el Parque Nacional Corcovado. El primero, cerca del pueblo de Quepos, en la provincia de Puntarenas y pegada a la costa del océano Pacífico, es conocido por sus senderos bien mantenidos y por la facilidad para avistar perezosos.
Al final, nunca nos topamos con un perezoso. Eso sí, todas las experiencias vividas en el país costarricense me llenaron de ganas de regresar algún día con la esperanza de tener un encuentro lejano con el símbolo nacional de Costa Rica.
Cómo llegar
Desde finales de marzo de 2025 hay tres vuelos semanales, los lunes, miércoles y viernes, entre el entre el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín (SJU), en Isla Verde, y el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría-Alajuela (SJO), en San José, Costa Rica. La duración del vuelo es de tres horas y quince minutos. Info.: www.avianca.com