Un trozo de madera del País se convierte en obra de arte en las manos del artesano guayanillense Walter Echevarría Rodríguez, quien se destaca en la talla tradicional de reyes magos, santos, instrumentos taínos y grabado sobre higüera.

Su interés en el arte popular surgió desde que era pequeño, ya que su padre Walter Echevarría era un apasionado del trabajo que realizan estos virtuosos, sobre todo, las figuras de Melchor, Gaspar y Baltasar.

Así se fue acercando a una tradición milenaria que comienza con la huella de los primeros pobladores, en un recorrido pictórico que abarca distintas épocas en la historia del pueblo puertorriqueño.

Trabaja con la higuera y con distintos tipos de madera para tallar Reyes Magos, santos, banderas, vejigantes, instrumentos taínos, entre otras artesanías
Trabaja con la higuera y con distintos tipos de madera para tallar Reyes Magos, santos, banderas, vejigantes, instrumentos taínos, entre otras artesanías (Isabel Ferré Sadurní)

A sus 48 años, Echevarría Rodríguez aún recuerda cuando viajaba por la Isla con su familia para visitar las ferias de artesanías y festivales, donde aprendió a respetar y valorar “el arte, los artesanos y los artistas”.

“Mi papá era devoto de los Reyes y mi mamá, Lucía, de los nacimientos. A él le llamaba mucho la atención el artesano tallando en las ferias y casi siempre se acercaba para decirnos a nosotros lo que es un artesano y explicarnos lo que es la madera, las cuchillas”, relató el hombre criado en el barrio Pueblo de Guayanilla.

Asimismo, contó que comenzó a pintar a los cinco años.

“Participé muchas veces en certámenes de pintura en la escuela; pintaba ropa, zapatos, y hacía los proyectos de todo el mundo en la escuela. Si había que hacer dibujos, yo se los hacía”, confesó.

Sin embargo, al escoger oficio nunca se visualizó como artesano.

“Yo salí de la escuela y me mudé a San Juan, donde trabajaba en la industria de restaurantes como bartender. Así fue durante toda mi juventud. Nunca pensé en hacer artesanía ni arte, ni lo pensaba tan siquiera, pero seguía practicándolo en mi casa”, esbozó el egresado de la escuela superior Asunción Rodríguez de Sala.

Mientras tanto, Walter intentaba descifrar lo que realmente le gustaría hacer por el resto de su vida. Según relató, “fui al Centro Sor Isolina Ferré (en Ponce) y cogí un curso de fotografía”.

“Luego me voy a coger un curso en administración en el Instituto de Banca y Comercio, que también era en Ponce y ahí cogí certificado de Administración. Después estuve en San Juan varios años, me fui a Estados Unidos, estuve en Florida, Nueva York, trabajando de bartender”, sostuvo.

Entonces tuvo que regresar a Guayanilla en 2007 y, consiguió un empleo en el antiguo Pichi’s Convention Center, pero el lugar cerró operaciones.

“Había llegado de Estados Unidos, no tenía carro, nada. En ese momento, un amigo mío me dijo que su papá, que era artesano se murió y dejó un montón de herramientas y de palos, y me dijo que él no sabía qué hacer con eso porque era un almacén”, acotó.

“Siempre me gustó tallar, así que fuimos a ver si había algo que yo pudiera comprar. En ese momento estaba tallando con una cuchilla de ferretería, no conocía ninguna herramienta. Fuimos a Yauco, a su casa, y su papá tenía un montón de herramientas y madera del país, buena”, manifestó.

Fue en ese instante que aprendió sobre las maderas del país, entre éstas caoba, cedro, capá blanco, guayacán, capá prieto y guaraguao.

“Me quedé en mi casa y me puse a tallar con esas maderas, sin saber nada, me compré una maquinita y empecé a tallar porque yo no conocía aun las cuchillas de artesano, que son cuchillas que fabricamos nosotros mismos. Con el tiempo fui aprendiendo sobre las cuchillas de artesano, las gubias y todo eso”, agregó.

Sus primeros trabajos fueron creaciones propias, con unos temas complejos y que se alejaban de la talla tradicional.

“No necesariamente hacía santos, sino otro tipo de esculturas más modernas, como personas trabajando, haciendo oficio. Es un arte más personal, esculturas que eran de mi propia creatividad, un arte más complicado. Pero siempre me gustaron los Reyes Magos y quería tallarlos”, destacó.

“Un día me puse a tallar Reyes Magos y seguía trabajando la madera dura, porque todavía no tenía el conocimiento. Tenía disposición de aprender, quería conseguir las cuchillas y las maderas tradicionales de talla y conocerlas para entonces, entrar en lo que era la talla tradicional”, señaló.

Fue mediante el artesano, Edwin Rodríguez Pitre que Walter conoció los secretos de la talla tradicional y quien le enseñó a confeccionar los Reyes Magos en la modalidad más antigua; “a cuchilla”.

Su inquietud continuó con el aprendizaje de la artesanía en talla de santos; renglón que inició con el maestro Jorge Romero Navedo en Ponce.

“Mi primer santo que fue San Ramón Nonato. Actualmente me mantengo tallando los Reyes Magos y también hago cualquier tipo de santo, mayormente por encargo, entre estos, Sagrado Corazón, la Virgen de la Milagrosa”, sostuvo.

Además, elabora grabados en higüera y, pirograbado que, “es con fuego”.

“También trabajo el arte taíno, como los tambores mayoguacanes y las maracas monóxilas que son objetos que nosotros tenemos conocimiento a través de la arqueología. Son instrumentos que nuestros indios utilizaban y hoy día es un arte en extinción, somos pocas personas los que lo practicamos”, resaltó.

“Soy el único que me mantengo haciendo este arte de los instrumentos taínos para las ferias, porque ya en esos eventos no se ven. Soy el único artesano activo haciendo tambores mayoguacanes y este arte taíno”, añadió.

A través de su taller Artesanías Lula, el artesano guayanillense se ha esmerado en compartir sus conocimientos con otras personas interesadas que se le acercan mientras confecciona sus piezas.

Para detalles, puede llamar al 787-361-3887 o mediante Artesanías Lula en las redes sociales.