La idea extendida de que “el amor todo lo puede” parece ser, al menos hoy en día, totalmente falsa. Y es que todos lo sabemos, lo hemos escuchado y hasta lo hemos leído en los titulares de la prensa: muchas parejas casi no perduran y el promedio de divorcios o separaciones va siempre en aumento.

Desde infidelidades hasta mentiras, pasando por la monotonía, los reproches continuos, los problemas económicos e, incluso, la violencia física, son muchas las causas que pueden llevar a que una relación se rompa.

Según explica el psicólogo clínico Luis Caraballo, éstos y muchos otros “pasos en falso” son, sin duda, peligrosos, pues pueden provocar que surja el desamor y la consiguiente ruptura.

“Las separaciones son una tendencia que se está dando mucho, no solamente en Puerto Rico, sino en muchos otros países también, y lamentablemente han ido en ascenso en los últimos años. Yo diría que se dan por una combinación de factores, como la poca tolerancia, el modelaje de otras personas significativas, la falta de valores y el poco compromiso que tienen las personas para proyectos de vida que son de envergadura, como es el caso de una relación”, detalla el especialista sobre los motivos más frecuentes.

“Las personas que han tenido experiencias negativas o traumáticas en relaciones pasadas también están más inclinadas a escapar de la relación porque a la primera banderita roja que encuentran reaccionan de la misma manera que lo hicieron en experiencias del ayer. Por ende, toman la decisión de moverse rápidamente”, asegura el doctor. Caraballo.

El experto en conductas señala, no obstante, que si bien estos factores suelen hacer que cada uno siga por caminos distintos, buena parte de las crisis de pareja sí pueden solucionarse, al punto incluso de hacer el vínculo más fuerte.

Sólo es preciso tener la disposición y el compromiso para manejar los conflictos y echar la relación adelante.

“En la gran mayoría de los casos hay solución. Si la situación no es una crítica —como una en donde haya un cuadro de maltrato o alguna adicción—, existen formas para salir a flote. Lo que se necesita es la intención y el compromiso de ambas partes, no sólo de una”, concluye el Dr. Caraballo, quien es también catedrático auxiliar en psiquiatría del Recinto de Ciencias Médicas.

10 causas comunes

1. Problemas de comunicación:  “Es la causa número uno de separaciones y divorcios”, afirma el Dr. Caraballo.  Dificultades para expresarse llevan a muchos malos entendidos en la pareja, lo que va deteriorando la relación de forma progresiva.  El psicólogo señala que para que perdure la armonía y el amor es necesario que ambos miembros de la pareja aprendan a compartir sus preocupaciones, intenciones y emociones, incluido el cariño.  “Las malas interpretaciones de lo que dice el otro llevan a que se tomen decisiones o se adopten conductas que van en detrimento de la relación”, subraya.

2. Dinero:  Los aprietos económicos —tan comunes actualmente— suelen elevar los niveles de estrés en la pareja, especialmente cuando no se están cubriendo las necesidades básicas.  “En muchas ocasiones, los problemas financieros hacen que salga a la luz la incapacidad que tiene la pareja para adaptarse a situaciones nuevas, como ir de un nivel socioeconómico alto a uno moderado o pobre”, expresa el Dr. Caraballo.  Otro obstáculo que suele surgir a raíz del dinero es cuando uno de los miembros de la relación tiene un salario  más alto que el otro, exacerbando las inseguridades del último.

3. Infidelidad: Las rupturas debidas a terceras personas son recurrentes, y acarrean graves secuelas psicológicas muy difíciles de superar.  El psicólogo consultado observa que el engaño lacera a la pareja en diferentes niveles, especialmente la confianza y la autoestima de la víctima del adulterio.  “La confianza es el porciento mayor del éxito que puede tener una relación, es, definitivamente, uno de sus pilares. La víctima se empieza a cuestionar si tiene algún problema físico (se cuestiona si es atractiva)  o en la manera en que se ha desempeñado como pareja”, especifica el doctor. Caraballo.

4. Falsas expectativas:  Cuando se desvanecen las esperanzas que uno tiene del otro  —como, por ejemplo, que sea más cariñoso o que quiera salir más en pareja—, las frustraciones se acumulan.  “Mucha gente viene con unas preconcepciones de lo que debe ser la relación y de cómo debe comportarse la pareja, pero cuando eso no se da, la persona se frustra  y se cuestiona si debe mantenerse en la relación”, precisa el Dr. Caraballo.  Las expectativas que no son satisfechas pueden verse como signos de egoísmo y/o de indiferencia para los deseos y necesidades, incluidas las sexuales.

5. Falta de compromiso: Una persona puede decidir ponerle fin a su relación cuando siente que su  ‘media naranja’ no tiene el mismo nivel de entrega.  En esta línea, el Dr. Caraballo destaca que encima de que esa persona percibe que está “poniendo más” en esa ecuación de dos, puede sentir que su pareja está cada día más inflexible.  “Con el paso del tiempo, las personas empiezan a tomar posturas nuevas, y cuando los cambios normales de la relación se dan, comienzan a cansarse de la cosa y no quieren modificar”, sentencia el especialista, explicando que las personas pueden querer imponer su voluntad.

6. Adicciones:  Las dependencias al alcohol, drogas o juegos de azar, entre otras, van en detrimento no sólo de la relación de pareja, sino también de sus vínculos con la familia, las amistades, los compañeros de trabajo, etc.  “Dentro de los muchos problemas que acarrea cualquier adicción, el más sensitivo es el que genera violencia tanto física como emocional, lo que hace que la relación sea difícil de sobrellevar”, apunta el psicólogo aquí entrevistado.  El experto afirma, asimismo, que estos excesos implican una serie de problemas económicos, como los de índole legal tras un arresto.

7. Problemas de intimidad:  Bien sea a nivel emocional o sexual, los miembros de una pareja pueden tomar la decisión de separarse cuando sienten que no encajan en lo que buscan o desean del otro.  Desde el punto de vista sentimental, el Dr. Caraballo asegura que la relación se puede tornar superficial  cuando uno de los dos no siente que tiene la apertura para poder comunicar sus preocupaciones, inseguridades y miedos más íntimos.  En el renglón de la intimidad, por su parte, los trastornos  sexuales que afectan la intimidad “pueden ser para algunos un indicativo de que las cosas van mal”, concluye.

8. Crisis de la mediana edad:  Infidelidad, gastos excesivos, salidas constantes con las amistades... Éstas son algunas de las señales que indican que una persona ha caído en la llamada midlife crisis, que aparece en los cuarentas y cincuentas.  Se trata de un periodo que puede desembocar en una separación, pues la persona en plena crisis “quiere sentir que todavía puede funcionar o comportarse como si tuviera menos edad, exponiéndose a conductas de alto riesgo para la relación”, revela el Dr. Caraballo.  Las inseguridades, los conflictos y las discusiones constantes son comunes en estos escenarios.

9. Presión social:  En relaciones en las que la familia o las amistades tienen una influencia mayor a la que realmente deberían tener, los problemas no tardan en llegar.  Los miembros de la pareja pueden empezar a cuestionarse si las críticas que todos hacen sobre su relación son realmente ciertas, al punto de llegar a dudar si son compatibles o si deberían estar juntos.  “Algunos familiares y amigos ponen mucha presión, y cuando no existen unas fronteras saludables para proteger ese sistema nuevo, que es la pareja, los miembros pueden tomar caminos diferentes en la vida”, explica el Dr. Caraballo.

10. Las pequeñas cosas:  Situaciones tan mínimas como el ronquido de la pareja, sus manías, estilos de pensar y hasta posturas políticas crean peleas que, aunque pequeñas, son bastante frecuentes.  “Pequeñas peleítas constantemente pueden lacerar significativamente la relación y, por ende, la persona se puede cansar, con justa razón o no”, señala el experto en conducta humana.  El psicólogo explica que si bien son muchos los que catalogan estos factores como simples “boberías”, son elementos que deben ser discutidos seriamente por la pareja si lo que se busca es sacar la relación a flote.