Abu. Abue. Buelin. Güela...  Hay muchas formas de llamarlos y también de amarlos. No en vano, en septiembre se  celebra en Puerto Rico el mes del abuelo para valorar el papel que cumplen en la vida familiar.

Angélica Cruz Toledo, coordinadora académica de la carrera de Sicología de la Universidad Científica del Sur (Perú), indica que los abuelos han pasado de ser consentidores a tiempo parcial a convertirse en parte fundamental de la crianza de los pequeños.

“Una relación afectuosa y respetuosa es muy importante en el desarrollo de un niño y el vínculo abuelo-nieto suele ser de ese tipo. Su amplia experiencia de vida les permite a los adultos mayores compartir la historia familiar, aspecto que contribuye a que los menores adquieran un sentido de pertenencia”, señala la especialista.

Otras ventajas de crecer con los abuelos son el apoyo emocional, la compañía, la complicidad y el intercambio generacional. ¿Cómo practicarlo? Los abuelos pueden contarles a sus nietos historias de cómo era la vida sin tecnología, cuánto se tardaban ellos en llegar a la escuela o qué transporte utilizaban para volver a casa. Hacerlo fortalecerá más el lazo.

Los adultos mayores también se benefician de este vínculo. Un estudio elaborado por el Departamento de Sicología de la Universidad de Basilea (Suiza), publicada en la revista médica Evolution and Human Behavior, concluye que los abuelos que ayudan ocasionalmente a cuidar a los nietos viven más tiempo que aquellos que no cuidan a otras personas.

Cuestión de reglas

Hoy día, son cada vez más comunes los hogares con al menos una persona de 60 años o más entre sus miembros. Por ello, es muy común ver que los abuelos sean parte de la dinámica familiar.

Teniendo esto en cuenta, debemos preguntarnos: ¿qué rol deberían tener en la crianza de sus nietos? 

Según Cruz, ello depende de los padres, quienes son los responsables de los menores. Son responsables de establecer las reglas y aunque los abuelos pueden ofrecerles sus consejos de acuerdo a su experiencia, no deben socavar la autoridad de ellos. Un abuelo demasiado consentidor en casa puede ser un problema para la disciplina. 

Del mismo modo, su rol de autoridad es igual de importante. El abuelo tiene el poder de advertirle al niño que si no cumple con sus deberes no podrá jugar o ver televisión. Papá o mamá tendrán que respaldarlo para que la dinámica familiar funcione. De otro modo, habrá conflicto. En fin, es importante que la familia tenga claro quién es quién.  

“Para ello, se deben establecer las normas de la casa, siempre de acuerdo con una crianza positiva basada en el respeto y la comunicación”, añade la terapeuta.

Una regla, por ejemplo, puede ser limitar el número de regalos o premios que los abuelos suelen dar a los pequeños, para evitar caer en excesos. Lo ideal es que padres y abuelos mantengan conversación, y que los adultos mayores se involucren en las cosas de los pequeños: que opten por ayudarlos en las tareas de la escuela, a estar presentes en sus actividades o conversar con los maestros cuando los padres no puedan.