Ya inician las clases y uno de los grandes retos que enfrentan los estudiantes es acoplarse nuevamente a un patrón alimenticio que pudiera ser tanto beneficioso como perjudicial para su salud.

Si bien dentro del ámbito escolar los niños y jóvenes tienen mayor estabilidad en cuanto al patrón de horas en la que se ingieren los alimentos, esto pudiera ser un arma de doble filo si no se consumen meriendas con los nutrientes necesarios para su desarrollo. 

La presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas, la licenciada Edna Dolz Sotomayor, estableció que son los padres quienes juegan el rol primordial al escoger alternativas de meriendas que les colocan en las loncheras a su hijos y que tienen un impacto significativo en su consumo calórico diario.

“Muchas veces vemos que van a esas megatiendas y compran las cajas más grandes de saladitos, de paquetes de dulces, de bebidas azucaradas que tal vez por desconocimiento les llaman jugos, pero no necesariamente son jugos porque el contenido de azúcar es mayor. Pero para ellos (padres) es lo más fácil y más conveniente. Obviamente no le están dando esos nutrientes que los niños necesitan”, explicó Dolz.

Este comportamiento de consumo de meriendas altas en azúcar y sodio, según la nutricionista, se convierte en un patrón negativo que luego resulta difícil de cambiar y que termina por crear problemas de salud serios en los niños.

“El niño, cuando va a hacer su merienda de por la mañana, ya ha desayunado hace un par de horas y ya esa reserva de glucosa en el cerebro está bajando. Por eso tenemos que darle una merienda nutritiva. Pero no necesariamente es lo que vemos en las loncheras, donde siempre hay las bolsitas de dulces, las bebidas azucaradas, los saladitos (papitas de bolsitas). Entonces, al día se están comiendo tres bolsas de saladitos con tres bebidas azucaradas. Por eso estamos viendo casos de hipertensión, sobrepeso y obesidad infantil”, indicó.

Según la licenciada, una merienda ideal, que aporta nutrientes, vitaminas y minerales adecuados para los niños “puede ser una fruta solita, una fruta con un palito de queso, o el palito de queso con una galletita, un yogurt regular o líquido, unas galletas de soda con un slice de jamón”, detalló la experta, quien también fue enfática en que siempre se le debe enviar bebidas que sean 100% jugo en un tamaño de 4 onzas, porque esto es equivalente a una fruta fresca y “a pesar de que no tiene la fibra de la fruta fresca, sí tiene los minerales y las vitaminas”.

A su vez, clarificó que siempre se debe incluir una botella de agua en la lonchera, adicional a estos jugos 100% fruta porque el agua es esencial y primordial para una buena alimentación. 

Otra sugerencia para cuando los padres llegan al supermercado a buscar las meriendas, más allá de las típicas galletas y bolsitas de papitas, pueden optar por alternativas como “frutas enlatadas que las hay en el heavy syrup que tiene mucha azúcar y vienen en su propio jugo que esa es como si te estuvieras comiendo la misma frutita. Hay otras modalidades como los gummies a base de frutas que no tienen azúcar añadida. Son diferentes opciones en lugar de utilizar los dulces y sigue siendo una buena alternativa”, sostuvo Dolz. 

No obstante, todo cambio siempre trae consigo retos, y más cuando se trata de niños que no entienden el porqué deben llevar una alimentación saludable, es por esto que la experta recomienda que la variación en meriendas no sea de golpe, sino realizar pequeños cambios que vayan haciendo el camino hacia un hábito más saludable.

“Es importante que uno no puede pensar que los niños van a hacer cambios dramáticos de la noche a la mañana. Si yo tengo un niño que normalmente lo que se merienda es una bolsita de saladitos, puedo empezar a buscar alternativas de algún alimento tipo saladito que ya viene a base de vegetales. Así tiene menos sodio y tiene un poco de fibra. Sigue siendo el concepto de la bolsita de saladito, pero entonces la transición para el niño es más suave que yo decirle al niño: ‘no te vas a comer esto más nunca’ ”, expuso la dietista.

También recomendó a los padres y al Departamento de Educación estar alertas a las amenazas a la alimentación que rodean a los estudiantes en el ambiente escolar.

“He hecho visitas con mis estudiantes de nutrición a escuelas y vemos que hay tienditas que solo las divide de las escuelas una verja. Así que el nene mete la mano y por ahí le pasan el dulce, la empanadilla, el refresco, el icee. Hay no solamente que regularlo, porque está regulado, pero hay que hacer entrar en vigor las regulaciones porque está afectando grandemente el consumo de alimentos en los niños, ya que no entran al comedor por ir a comprar a la tiendita”, destacó la experta.