La caspa es una condición del cuero cabelludo que puede llegar a ser verdaderamente molesta y vergonzosa.

Como explica un reportaje del periódico argentino La Nación, la caspa y la dermatitis seborreica son afecciones comunes, que tienden a reaparecer si no se tratan.

¿Qué es la caspa y cómo se diferencia de la dermatitis seborreica?

“La caspa y la dermatitis seborreica son condiciones inflamatorias de la piel, crónicas y recurrentes. Si bien no revisten gravedad, tienen un impacto negativo en la calidad de vida de quienes las padecen. Ambas pertenecen al mismo espectro de patologías, diferenciándose entre sí por la severidad de la inflamación y las zonas corporales que comprometen”, explica la doctora María Eugenia Cappetta, médica dermatóloga.

Existen dos tipos de caspa: la caspa seca y la caspa grasa. La primera se suele observar en cueros cabelludos secos, y se manifiesta como pequeñas escamas blancas y secas que se desprenden fácilmente; la segunda se presenta en cueros cabelludos grasos y las escamas suelen ser untuosas, amarillas y se adhieren con más fuerza a los cabellos.

Si bien no constituye en sí mismo un problema grave de salud, puede generar incomodidad desde el punto de vista estético y en ciertas ocasiones presentarse con picazón.

En casos más graves, el cuero cabelludo puede inflamarse y verse rojo, especialmente en la zona de la frente, dando origen a la dermatitis seborreica.

En la superficie cutánea habitan una serie de microorganismos que conviven en equilibrio, el cual en determinadas circunstancias se rompe pudiendo ocasionar la caspa.

¿Cuáles son sus síntomas?

La caspa afecta solo el cuero cabelludo, se manifiesta como escamas y puede acompañarse de picazón. La dermatitis seborreica (más severa) compromete, además, otras zonas corporales con alta actividad sebácea y, sumado a la descamación, muestra signos de inflamación como el eritema (rojez de la piel) y comezón.

Otros síntomas son cuero cabelludo sensible, dolor, ardor, tirantez. Ante la aparición de estos últimos, se recomienda el uso de un champú para caspa, especialmente formulado para cueros cabelludos sensibles, sin sulfatos y con agentes calmantes.

¿Se pueden prevenir estas afecciones?

“Para disminuir la frecuencia de los brotes es importante evitar los desencadenantes: cambios de hábitos en manejo del estrés, horas de sueño. El uso de productos capilares adecuados para cada tipo de cuero cabelludo, protegen en este sentido”, asegura Cappetta.

El tratamiento tiene dos objetivos: el primero eliminar las lesiones y el segundo prevenir las recidivas. Todo ello se consigue fundamentalmente con dos tipos de medicamentos: antifúngicos y antiinflamatorios. En afecciones de evolución crónica con brotes de agudización, el procedimiento es complejo, aunque en la mayoría de los casos es suficiente el tratamiento tópico con champú anticaspa.