Las estadísticas lo confirman: hemos avanzado hacia una época en la que muchas mujeres se sienten más cómodas con explorar su sexualidad. Pero más allá de esta liberación, hay un aspecto que no ha cambiado del todo. Todavía, una inmensa mayoría opta por fingir el orgasmo.

Mentir en este sentido se ha convertido, para muchas, en costumbre. Pero, ¿es apropiado adoptar como rutina la actuación de un disfrute que no ocurre? ¿Cómo se puede manejar esta problemática?

Para empezar, la doctora Alicia Fernández, experta en sexualidad humana, aclara que “se puede disfrutar de la sexualidad y del coito aun sin conseguir el orgasmo”. Y menciona que, según el sexólogo Francisco Javier Labrador, “muchos profesionales de la sexualidad comentan que el orgasmo coital como objeto único de la sexualidad es algo impuesto por el hombre, quien rara vez presenta este problema”.

La sexóloga añade que “uno de los criterios que utilizan falsamente los hombres para establecer que satisfacen sexualmente a su pareja es que ésta llegue al orgasmo”. Entonces, “si la mujer no siente o le deja sentir a él que logró el orgasmo, puede provocar muchas emociones incorrectas, tanto en el hombre como en la mujer”.

Entre las inquietudes, está el temor de que su pareja sienta que no es suficientemente hombre para satisfacer a su pareja, o que ella piense “que no sabe brindar placer al hombre”.

La presidenta de Aspects (Asociación Puertorriqueña de Educación, Consejería y Terapia Sexual) añade que “para el hombre puede ser frustrante si sólo piensa en él, y si tiene la idea de que es tremendo amante, porque aún cuando pueda ser tremendo amante, puede serlo para unas mujeres, pero no para otras”.

Al final, “esta farsa no es para beneficio de ella misma, sino para que el hombre se sienta el rey de la cama”, comenta.

Poca investigación

Por otro lado, una realidad que pone al sector femenino en desventaja para superar esta situación es el desinterés de la ciencia para realizar estudios sobre el tema. “Según el doctor Francisco Cabello, quien es sexólogo, el orgasmo femenino, dada su poca influencia a nivel reproductivo, apenas ha despuntado el interés en el mundo científico”, revela Fernández.

Sin embargo, “la liberación de la mujer, la defensa de los derechos sexuales, el apoderamiento de la mujer con respecto a su sexualidad, entre otros cambios favorables, han contribuido a darle una gran importancia al orgasmo femenino, cuya ausencia entonces ha pasado a ser clasificada como una disfunción sexual femenina conocida como anorgasmia”, detalla la doctora, quien trabaja para la Clínica de Sexualidad Humana.

Importante conocerse

La sexóloga señala que a lo largo de la vida de la mujer, son muchas las ocasiones en que la respuesta sexual no culmina con la sensación orgásmica por razones que no son patológicas. Y añade que “desde el punto de vista fisiológico, el coito es un procedimiento relativamente ineficaz para producir el orgasmo femenino, en especial si se compara con la estimulación directa al clítoris”. De ahí que “para lograr el orgasmo más rápido se sugiere la autoestimulación” y recibir sexo oral, entre otras sugerencias.

Por otro lado, la doctora puntualiza que “alcanzar el orgasmo conlleva un proceso de aprendizaje que se empieza a lograr cuando tiene su primera pareja sexual”. Este proceso puede demorar “los primeros dos años de la relación”. Además, menciona que “aquellas mujeres que se autoestimulan antes de establecer una relación de pareja, logran más rápido el orgasmo porque conocen su respuesta sexual”.

Cabe mencionar que, más allá de lo que presentan las películas y la ficción, hay que tener presente que durante el acto sexual, “el tiempo que demora una persona en llegar al orgasmo, tanto hombre como mujer, es diferente en cada quien. No hay una normativa establecida”, expresa Fernández. Por eso, “cuando la mujer se conoce a sí misma, ella puede ayudar a alcanzar más rápido el orgasmo”, enfatiza.

Para concluir, la sexóloga aclara que, “normalmente, la mujer se excita con mayor lentitud en comparación con el hombre”. Por lo tanto, “el hombre necesita contar un poco más de técnicas erotológicas para lograr la excitación adecuada en la mujer”.

Para superarlo

1. Ten presente que con cada persona, la manifestación sexual es distinta. Por eso, al inicio de la relación de  pareja, es importante  trabajar con la compatibilidad. En la medida en que ésta se alcance, se comienzan a lograr los orgasmos. 

2. La honestidad es clave en el éxito de una relación, así como la comunicación. Ambos deben buscar en conjunto las razones por las que se finge el orgasmo, o no se logra.

3. Ambos en la pareja deben aprender a conocer sus cuerpos mutuamente, así como aprender a desarrollar técnicas erotológicas. 

4. Como pareja, se debe procurar el aprendizaje  sobre la sexualidad humana día, tras día  ya que ésta varía según la etapa de desarrollo.

5. Si la mujer decide fingir el orgasmo, debe procurar que no se convierta en costumbre. 

6. Sin embargo, si ya se ha convertido en rutina, debe considerar visitar un sexólogo para determinar el porqué no logra alcanzar el orgasmo y cómo manejar la situación.

Fuente:  Dra. Alicia Fernández, sexóloga

¿Por qué fingir?

-Temor a que el hombre piense que ella no es buena amante
-Miedo a que el compañero piense que ella no funciona como  desea
-Temor a que el hombre la deje para irse con otra
-Por querer terminar el acto sexual
-No le apetece ni siente atracción por ese hombre.
-No siente  amor.
-Está en una relación forzada.
-Padece de alguna disfunción (anorgasmia)

Cómo le afecta

Para la mujer, no alcanzar el orgasmo con su pareja puede provocar:

Baja autoestima 
La creencia de que no sabe brindar placer al hombre. 
Temor a que el hombre no la quiera porque ella no llega al orgasmo
Desencadenar sentido de  insuficiencia como mujer.
Pensar que no sirve

Varias causas

Orgánicas o físicas
Alteraciones neurológicas  (lesión medular, tumores, esclerosis lateral y múltiple, etc.)
Alteraciones metabólicas o endocrinas  (diabetes, hipotiroidismo, hiperaldosteronismo, hipopituitarismo, etc.)
Drogas y fármacos
Enfermedades crónicas  (cardiopatías, disfunciones hepáticas y renales y anomalías congénitas)
Alimentación deficiente  (anorexia y otras)
Aspectos hereditarios  (deformaciones en la genitalia, por ejemplo)
Psicológicas
Educación sexual inadecuada  (educación punitiva)
Actitudes desarrolladas en la crianza por parte de los padres
Miedos o temores
Baja autoestima
Dicotomía entre los valores aprendidos y los que se le solicitan socialmente a la mujer a nivel sexual
Ortodoxia religiosa y actitud negativa hacia la desnudez
Experiencias sexuales traumáticas
Depresión
Problemas en la relación de pareja
Aburrimiento a causa de  la monotonía en la práctica sexual
Analfabetismo sexual o ignorancia
Actitudes negativas hacia la autoestimulación
Ansiedad

Fuente:  Dra. Alicia Fernández, sexóloga