Los sentidos son muy importantes para los seres humanos, pues son fundamentales para su interacción con otras personas y con el medio ambiente. Sin embargo, muchas veces no les damos la relevancia necesaria. ¿Recuerda a qué huele la hierba recién cortada? ¿El pan recién horneado? ¿Ya le vino a la memoria ese olor de su platillo preferido de la infancia? ¿Se ha puesto a pensar qué pasa cuando todo esto desaparece?

El estudio hecho por un grupo de especialistas de la Universidad de East Anglia (UEA) revela la gran variedad de impactos emocionales y prácticos que son causados por la pérdida del olfato.

La investigación señala que, sin olfato, casi todos los aspectos de la vida se ven alterados: desde las preocupaciones cotidianas sobre la higiene personal hasta la pérdida de la intimidad sexual y la ruptura de las relaciones personales.

El profesor Carl Philpott, de la Escuela de Medicina Norwich de la UEA, sostiene que “los trastornos del olfato afectan a alrededor del 5% de la población y hacen que las personas pierdan el sentido del olfato o cambien la forma en que perciben los olores. Algunas personas perciben los olores donde no los hay”.

Pero no solo eso, pues las causas de este problema pueden ser variadas, desde infecciones y lesiones hasta enfermedades neurológicas como la de Alzheimer o por efecto secundario de algunos medicamentos.

“La mayoría de los pacientes sufren una pérdida de percepción del sabor que puede afectar el apetito y empeorar aún más si las distorsiones en su sentido del olfato también coexisten”, dice el estudio.

Investigaciones anteriores han demostrado que las personas que han perdido el sentido del olfato también reportan altas tasas de depresión, ansiedad, aislamiento y dificultades en las relaciones.

“Queríamos saber más sobre cómo la pérdida del olfato afecta a las personas”, indica Philpott.

Impacto social

Los investigadores trabajaron con la clínica Smell and Taste del Hospital Universitario James Paget. La clínica abrió en el 2010 y fue la primera del Reino Unido dedicada al gusto y al olfato.

En el estudio participaron 71 personas de entre 31 y 80 años, que se habían comunicado con la clínica para compartir sus experiencias. La investigación finalmente se realizó en colaboración con Fifth Sense, una organización benéfica para personas afectadas por trastornos del olfato y el gusto.

De acuerdo con el experto, un gran número de participantes ya no disfrutaba de comer, y algunos habían perdido el apetito y el peso.

Otros estaban comiendo más alimentos con bajo valor nutricional que eran altos en grasa, sal y azúcar, y en consecuencia habían aumentado de peso.

“Los participantes habían perdido interés en preparar comida. Algunos dijeron que estaban demasiado avergonzados para preparar comida a sus familiares y amigos, afectando de manera negativa sus vidas sociales”.

“La anosmia puede tener un gran impacto en la calidad de vida de las personas de muchas maneras, como lo demuestra esta investigación. Una parte importante del trabajo de Fifth Sense es darles a nuestros beneficiarios una voz y la oportunidad de cambiar la forma en que la sociedad entiende los trastornos del olfato y el gusto, ya sea como voluntario o participando en estudios de investigación como este. Los resultados de este estudio serán de gran ayuda en nuestro trabajo continuo para mejorar las vidas de las personas afectadas por la anosmia”, reflexionó Duncan Boak, fundador y presidente de Fifth Sense.